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De ucranios y malasios y pulpos y museos.

LOS UCRANIOS Y LOS MALASIOS. 
A mí esto de que cambien palabras por mor del capricho de sabe Dios qué intereses me molesta sobremanera. Resulta que de un tiempo a esta parte ya no hay ucranianos ni malayos, sino que hay ucranios y malasios. La de juegos de palabras que ya no se podrán hacer y la de ellos que se habrá que inventar. Por ejemplo, yo recomiendo que a partir de ahora cuando nos encontremos con una persona muy fea digamos que es un “casio malasio” y que se empiece a usar desde ya el modismo “vas de cráneo como los ucranios”. O eso o cogemos a todos los decanos de periodismo y a los jefes de redacción de la prensa no alineada (es que vaya jeta, macho) y los desterramos. A Malasia o a Ucrania, que tanto da.

EL PULPO DE CARLOS HERRERA. 
Carlos Herrera es un maestro de los ondas y un artesano de las columnas. A mí me cae fenomenal y coincido con casi todas sus apreciaciones. Yo ignoro si la que fue su mujer durante tantos años siempre fue tonta y él la defendía o si no lo es tanto ahora y la campaña contra ella es una venganza de este gracioso andaluz. Y además me da igual, por otra parte. Lo que pasa es que hace algún tiempo escribió un artículo en el que decía que por mucho que los gallegos nos enfadásemos el mejor pulpo es el que se come en San Fernando de Cádiz, concretamente en La Gallega, en la Plazoleta de las Vacas. Y yo me pregunto por qué nos íbamos a enfadar, porque vamos a ver, esto es como los que dicen que las mejores procesiones son las de su pueblo y no han ido a otras… ignorando que no hay mejores ni peores fiestas de ningún tipo, puesto que lo realmente importante es lo que generan en los que asistimos, y eso es realmente difícil de medir.
A colación de los pulpos asistí un día a una conversación entre un gaditano y un coruñés en la que el primero defendía que la gran mayoría del pulpo que se comía en Galicia se pescaba en la costa andaluza. El coruñés lo miró con algo a medias entre el desprecio y la conmiseración, como dudando si aplicar con el las bienaventuranzas o la furia de Thor, y le espetó una de las sentencias más ciertas desde que mi primo Tito dijo "aquí son todos gilipollas":
"Los pulpos de Cádiz comen coquinas, los de Galicia comen nécoras ¿Cómo van a saber igual?"
Y llegados a este punto invito a que si alguien conoce al célebre periodista le diga que tiene dos opciones: Vivir feliz en su ignorancia o acercarse a cualquier pulpería entre el Miño y el Eo, aunque a los gallegos nos pasa con esto como a Rhett Butler: Francamente, nos importa un bledo.

ESTACA DE BARES. LA GALLEGA. 
En la “isleña” Plazoleta de las Vacas se encuentra el local que da nombre al párrafo, que es uno de los locales menos gallegos que he visto en mi vida. Fui en familia y tomé un tarugo de tortilla seco y diminuto, algo llamado raxo que en la carta se explicaba como lomo de cerdo asado y en salsa y unas almejas de Carril excepcionalmente buenas y bien hechas. Pagué 29 euros, de los cuales 18 correspondían a las almejas y 11 al pan, un ribeiro, una caña, una botella de agua y el mencionado tarugo y la carne. A mí me parece una pena que la gente se vuelva acomodaticia. Yo, sin comprobar si el pulpo es mejor que el gallego, porque no me hace falta comprobar nada, sólo volvería a tomarme unas almejas con un vino de mi tierra, pero nada más. Y me apena decir esto, porque el muchacho que nos atendió, que podría protagonizar una obra flamenca, era de lo más agradable (pese a que nos dijo que las almejas eran a la marinera y eran a la plancha) que uno de los camareros de la barra nos contó que el mes que viene traen Estrella Galicia (en Cádiz nunca sabes si están de coña, por lo que no me lo creí) y que creo que el eje entre la Venta de Vargas y la Alameda podría convertirse en una maravilla ahora que es peatonal con que acaben de arreglar el castillo de San Romualdo, inventen algo para la Cruz Roja, trasladen el Cuartel General de Infantería de Marina a su nueva ubicación y abran allí el ansiado Museo Naval… porque muchos de los atractivos de San Fernando están en ese eje.

EL MUSEO DE LA ARMADA. 
Mucha gente ignora que ya hace bastantes años que el Arsenal de la Carraca, en San Fernando, perdió mucha importancia a favor de la nueva y monstruosa Base Naval de Rota, que comparten la Armada Española y la U.S. Navy. El Arsenal de la Carraca es precioso, o lo fue, porque ahora es una ruina flamante con pocas funciones. Yo creo que alguien como el Marqués de la Ensenada se llevaría Navantia a Puerto Real y empezaría a restaurar y rehabilitar sin pausa la antigua instalación militar. En un Arsenal así se podría hacer el gran Museo que se merece la Armada Española, con fondos de todos los periféricos y en detrimento del actual. En esta instalación se podrían atracar y mantener buques de baja en vez de mandarlos al desguace, y también vehículos de Infantería de Marina y aeronaves en desuso. En este país nos creemos que no, pero con los medios propios de las Fuerzas Armadas, una inversión conducente a recuperar ingresos por medio de donaciones, entradas y el trabajo desinteresado de tantos voluntarios que prestan su tiempo a la patria (los reservistas) gozaríamos de la instalación que resistió a la invasión de Napoleón, en la que tal vez se podrían construir réplicas de nuestras grandes glorias, como el San Telmo o el San Juan Nepomuceno… y creedme que hay sitio de sobra y que la instalación merece la pena (además de estar a cinco minutos del Panteón de Marinos Ilustres, que es sin duda una de las joyas del patrimonio inmobiliario militar español).

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