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La nueva censura.

¿Quieres saber si existe la censura? Pues nada más fácil: sólo tienes que tratar de comentar en un periódico digital que no son éticos y te darán la razón no publicando el comentario. A mí me ha pasado muchas veces, pero últimamente se está recrudeciendo en determinados medios.


¿Pero qué mueve a la dirección de un periódico a permitir publicar auténticas barrabasadas y no aceptar críticas a la ética periodística? Pues la conciencia, ni más ni menos; tú puedes decir que tal o cual político es un hijo de cualquier cosa, mentir directamente, inventar datos o atentar contra las creencias o la libertad religiosa de cualquier confesión... pero no se te ocurra decir que el articulista omite datos intencionadamente, que la culpa de la situación la tienen casi con exclusividad los medios de comunicación, que han recibido sustanciosas subvenciones en forma de anuncios, que se han guisado y comido los espectros televisivo y radiofónico... porque tu comentario quedará en el reino de Fantasía.


A mí personalmente me ha pasado en La Voz de Galicia, El Diario de Ferrol, ABC y El Confidencial, y es que al llamado cuarto poder le pasa como a los otros tres: No aceptan la crítica, y eso es lo que ha motivado que a UPyD y a VOX los hayan presentado como partidos marginales y que Podemos haya tenido más publicidad que el Partido Demócrata americano.


La Historia, no obstante, seguirá su devenir y recogerá (ahora sí) lo que está pasando en este país, y aquellos a los que les interese podrán comprobar como se malinformaba acerca de los crímenes de los mal llamados refugiados, como se soslayó la cristianofobia en España o como Belén Esteban y el resto de rutilantes estrellas del universo amarillo compartieron con el fútbol la mayor parte del tiempo de la televisión, mucho de las radios y espacios privilegiados en sus diarios digitales.


Ahora están con la campaña para normalizar la ideología de género, con constantes noticias de casos excepcionales que pretenden revestir de normalidad... lo que mandan los grupos de presión.


Menos mal que nos quedan los blogs para poder decir lo que pensamos.

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