Ir al contenido principal

Los 44.

Parecen pocos, pero hay que pensar en el número con todos sus ropajes, pero ¿De que cuarenta y cuatro estoy hablando? Pues de los universitarios que se están formando en Ferrol gracias a programas de intercambio europeos y a algunos bilaterales. Como siempre, trataré de ir por partes:


¿Cuánto cuesta estudiar fuera de casa?


Según ciertos cálculos un estudiante desplazado gasta unos seis mil euros al año; es difícil saber exactamente si esto es así, porque es probable que dependa demasiado del nivel socio-económico de cada uno, pero no parece descabellado que un estudiante gaste unos seiscientos euros al mes en alojamiento y manutención, lo que descontando los meses vacacionales nos daría esa cifra. Pero claro, los estudiantes tienen más gastos, como apuntes, fotocopias, bibliografía o material escolar que, teniendo en cuenta lo específico de los estudios cursados en Ferrol, difícilmente adquirirán en otros sitio que en nuestra ciudad. ¿Cuánto puede suponer esto? ¿Otros mil euros por curso?


Bien, sigamos sumando: Si alguna vez el estudiante saliera a oxigenarse (cine, tapas, copas, excursiones, visitas, etc.) generaría más gastos que serían sufragados por ellos mismos, o más bien por las divisas que sus progenitores o países/universidades de origen aportan al desplazamiento.


En caso de que los estudiantes no conozcan el idioma castellano no es descabellado que, al menos durante su periodo de adaptación, utilicen los servicios de una escuela de idiomas para reforzar su perfil lingüístico, ya que en general la lengua inglesa no es utilizada en la universidad española.


Sin querer entrar en más detalles y dando por buenos esos seis mil euros tendríamos que la llegada de ese exiguo número genera en la ciudad unos 264.000 euros, lo que antes se llamaba cuarenta y cuatro millones de pesetas y que, insisto, están financiados con divisas extranjeras.


¿Qué aporta a la imagen de la ciudad?


Pues todo depende de cómo se les trate, pero mi experiencia es que todos tendemos a mirar con mejores ojos lo ajeno. Pese a que la afluencia de estudiantes es reciente podríamos establecer una comparación con el turismo de la "mili"; quiero decir que si la estancia es agradable se tejerán amistades, se establecerán recuerdos y con los años podría darse un efecto retorno de los estudiantes de hoy, que incluso podrían traer a sus familias o enviar a sus hijos para una estancia similar a la que ellos pasaron en su juventud.


Para ello hay que ofrecer algo que enganche; recuerdo mi primer viaje al extranjero, en el que las excursiones a lugares de interés estaban incluidas en la oferta académica ¿Qué tipo de visitas? Pues cualquiera: Surf, parapente, museos, monumentos, senderismo... si yo fuera una empresa de la zona me aprestaría a ofrecer descuentos a todos los estudiantes universitarios, ya que suelen estar más abiertos a todo aquello que sea novedoso; conseguir llenar los huecos de su estancia reforzaría otros atractivos indudables para los extranjeros (recordemos que España es infinitamente más proclive a la marcha nocturna que cualquier otro país del mundo, y que aunque a nosotros Ferrol nos parezca aburrido en Europa siguen alucinados de que puedas pasar la noche en blanco).


¿Qué tendrían que hacer las administraciones?


Pues lo que ya están haciendo pero más: Reforzar los lazos con estos estudiantes, hacer atractiva la oferta académica, reforzar la enseñanza de otros idiomas y promover becas para que la inversión sea menos dolorosa. Un ejemplo: Si a la Facultad de Humanidades le interesa consolidarse como polo de atracción para estudiantes de filosofía, patrimonio o documentación debería ayudar económicamente a los estudiantes que acoge y tratar de coordinar muchas visitas y prácticas laborales con instituciones de la zona ¿Qué no es fácil? Por supuesto, pero no olvidemos que las buenas inversiones llevan tiempo y son más seguras, por lo que el retorno suele ser mucho mayor. La Universidad, por su parte, debería seguir luchando para crear una residencia universitaria digna de llamarse tal cosa, y reforzar el área deportiva y la colaboración cultural y universidad-empresa. No llega con declaraciones de intenciones, tiene que ser algo del tipo "tú vienes a Ferrol a estudiar Enfermería y trabajas seis meses en el Arquitecto Marcide" o "vienes a estudiar Navales y trabajas en Navantia" o "vienes a Humanidades y trabajas en EXPONAV".


****


Mi conclusión es, por tanto, que el Campus de Ferrol y los estudiantes extranjeros son una de esas potencialidades a las que hay que dar todo su apoyo. Deseo lo mejor al Concejal Basterrechea y a la Vicerrectora Torres; estoy seguro de que cuantas más cosas hagan en común más les tendremos que agradecer.

Comentarios

Entradas populares de este blog

Demasiados talveces, demasiados quizases.

Es una mañana bonita, con los rayos de sol colándose entre nubes de colores, de esas que siempre aparecen después de la tormenta. La ciudad está dormida, como la Vetusta de Clarín, y sin embargo ya algunos leen la prensa con un café, otros pasean y algunos peregrinos comienzan su viaje con la expectativa de que al final se encontrarán a sí mismos al divisar las torres de la Catedral de Santiago. Ferrol es un punto de partida, que duda cabe: De Ferrol han partido barcos desde que empezaron a hacerse, peregrinos desde que se encontró la tumba de Santiago el Mayor, ferrolanos desde que los marinos hicieron de la ciudad una de sus sedes. Hoy, se dice que hay 15.000 ferrolanos que viven dispersos por el mundo, e incluso hay quien asegura que se podría hacer un programa dedicado sólo a esos emigrantes que no se sabe por qué, hicieron de la canción de Santi Santos su himno y su filosofía de la vida. Yo ya marché y ya volví, y nunca juré que no lo haría. Vivir fuera es tal vez la mejor vacu

Querido Javier... o querido Ignacio.

Estoy dándole vueltas acerca de a quién escribirle esta carta, porque ya me estoy cansando de que nadie me responda. Empecé con Mel Gibson, luego fue Antonio Banderas, Amenábar... creo. Nada, que nadie me responde, y encima Scarlett Johanson no se ha comprado un piso en Ferrol, pero voy a probar otra vez, a ver qué pasa esta vez. Si la carta fuera para Javier Gutierrez le diría que empiece a abandonar su discreción y se compre un casoplón y publique alguna foto en los mejores restaurantes de la ciudad, o en donde le dé la gana pero que sean sitios que molen, y que vaya pensando en producir alguna película (y protagonizarla) en la que nuestra ciudad esté presente. En cambio, si la carta fuera para Ignacio Rivera,en cambio, le diría que vaya a conocer a Marcial Pita y a su proyecto Astillero en Esmelle. ¿Que por qué? Pues porque los señores de Estrella Galicia están invirtiendo en vios una mantecá y bajo la marca Ponte da Boga, ya están sacando unos monovarietales que, conociendo a Don

De prólogos y epílogos.

Desde mi más tierna infancia y desde hace generaciones, las fiestas de la Natividad de Jesús marcan un fin de ciclo en la vida de millones de personas. El año nuevo cristiano trasciende las creencias y tiene algo de metamorfosis en el que tanto de forma individual como colectiva, muchos se proponen enmendar los errores del pasado y mejorar en lo venidero. Muchos somos una excepción y nos agarramos al "Virgencita, Virgencita, que me quede como estoy" en lo personal, pero Ferrol no vive su mejor momento, y eso es algo que para muchos es una parte consustancial a nuestra vida. Sí: La crisis es algo en lo que muchos ferrolanos han nacido, crecido y vivido, e incluso hay quien no recuerda un Ferrol ajena a ello... Pero crisis es un término que tuvo un significado que es al que debemos agarrarnos: el cambio. Hemos cambiado desde siempre, o al menos desde que somos lo que somos; nacimos para hacer barcos y dar cobijo a las naves de la Armada Real, y eso es también consustancial

Una rodaja del Mistral

Esto de los blogs se complica cada día, y por eso sólo voy a escribir una breve nota de algo que no va a pasar: El Museo Naval de Ferrol y EXPONAV han solicitado a la Armada que, una vez se concluyan la desmilitarización y baja en la Armada del submarino Mistral, les sea proporcionada una rodaja del mismo para que sea musealizada y visitable. Se está a la espera de la respuesta. Y del envío.

El tiempo que pasa, inexorable.

1. El Alvia.  Como si fuera un punto de fuga en un cuadro de Tintoretto lo primero que me atrajo aquella muy temprana mañana de verano, húmeda y lluviosa, fueron esas velas que recordaban la tragedia pasada hacía muy pocos días en Angrois. Yo estaba a punto de coger el mismo tren, el Alvia de Madrid, pero en el sentido inverso de la marcha. Reinaba cierta conmoción en la estación, pese a estar prácticamente vacía. Después de equivocarme de tren y estar a punto de acabar al otro extremo de España ocupé al fin mi asiento y me dispuse a disfrutar del viaje. A mí me encanta viajar en tren y ese trayecto era completamente nuevo para mí, ya que mi último viaje desde La Coruña fue por la vía antigua. El brusco descenso de la velocidad del convoy me indicó que ya estábamos llegando a la famosa curva y afiné mi atención. Como siempre cierto pudor me hizo dudar por un instante, pero al final la visión del punto exacto del desastre me hizo santiguarme y pedir en muda oración por las alma