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Ni si ni no, sino todo lo contrario.

Por fin nuestro congreso ha resuelto de una vez por todas el principal problema que refleja la encuesta del CIS: Han propuesto al gobierno la exhumación del cadáver de Franco del Valle de los Caídos. Mientras tanto, y de una forma asquerosa, se atacan todos contra todos y soliviantan a una sociedad que quiere vivir en paz, lo que prueban los datos económicos y su traslado a la economía doméstica.


A mí lo de la operación puesta en marcha para esclarecer la corrupción en el PP de Madrid -cuyo nombre no voy a escribir para no manchar el de uno de los mayores héroes de la historia mundial- me parece un sano ejercicio de limpieza democrática. Quiero que sigan imputando a políticos de todos los colores, pesos y formas, y creo que esto es como lo que escribí hace años de los recortes, que la gente en realidad se queja pero quiere más y más.


Y hablando de los recortes ¿No es curioso que después de una letanía machacona de años no figure en la encuesta del CIS como una preocupación de lo españoles? Bueno, en realidad sí figura, pero con tan pocos votos que a la única preocupación que gana es a la inexistente que hay acerca de la ubicación del cadáver del que ya no es "el anterior Jefe de Estado".


Pero para seguir siguiendo -en Homenaje a Les Luthiers, que han ganado el Princesa de Asturias- asistimos atónitos a una cortina de humo en los medios haciéndonos creer que hay una alarma social por los atropellos a ciclistas; esta serpiente de primavera no va a conseguir nada porque, como tantas otras, se basa en la falsa idea de que los ciclistas tienen unos derechos que no tienen los demás y de que los automovilistas son, en realidad, homicidas que lo que realmente quieren es matarlos.


Y en esas estábamos cuando varios accidentes nos sacuden otra vez para recordarnos que el azar existe: Que hayan muerto dos jóvenes porque se ha roto la pared de un ascensor o que haya fallecido un niño porque un castillo hinchable ha explotado provoca que se multipliquen las inspecciones y se revise la normativa; en el caso del ascensor bien está, pero ¿De verdad alguien cree que hay una normativa para el mantenimiento de los castillos hinchables? Pues a mí me da que no, ya que llevo quejándome de ellos desde que empezaron a poblar todos nuestros espacios públicos.


Y nos desencantamos claro, cuando en Valencia explican que el aborto garantiza la salud reproductiva o que las comadronas no son competentes en la asignación del sexo de los recién nacidos o cuando -entre vómitos y nauseas- leemos que la madrina del clan de los Pujol mandaba mensajes en clave religiosa para saquear las arcas de los catalanes, mientras insistía en su precariedad al grito de España nos roba. Y no deja de ser cierto, porque ella es española, aunque le joda, y se hartó de robar... bueno, en realidad no se han hartado.


Y mientras los del PSOE galopan hacia el abismo, encantados de seguir el camino de los partidos socialistas europeos y, cómo los dodos de Ice Age, hacen todo lo posible por extinguirse. Qué cosas pasan.


Porque mientras tanto la sociedad parece más preocupada por si Paula y Busta vuelven o por si los jugadores de futbol del club más rico del mundo ganan a los equipos que no tienen dinero. Repito que cuando esto se derrumbe no van a llegar ni el alquitrán ni las plumas para expulsar del pueblo a los idiotas, a los ladrones, a los fulleros y a los corruptos. Seguimos gastando en circo el dinero del pan, qué desgraciadita mi España.

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