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Uno de enero, dos de febrero, tres de marzo...

El otro día la edición local de La Voz de Galicia informaba de que, con la apertura prevista en Canido de un hotel "boutique", las plazas de alojamiento en la ciudad se acercaban a mil. En la misma noticia hablaba de inversiones, ampliaciones, mejoras, de lo que pensaban algunos acerca de la competencia, de ocupaciones medias... en general todo muy positivo, en resumidas cuentas.
Poco después publicaba la previsión de cruceristas para el 2019: Diecisiete atraques garantizados, más de veinte mil visitantes y buenas expectativas para el sector, que aspira a casi duplicar sus números en el medio plazo.
Con sus luces y sombras, se presentan en la misma semana en FITUR el nuevo formato del ya veterano Pantín Classic, la cuatro veces centenaria Semana Santa de Ferrol, el "geodestino" Ferrolterra-Rías Altas y la Candidatura del Ferrol Ilustrado a Patrimonio Mundial.
Casi ná, que dirían en Cádiz... pero las noticias no acaban ahí: En la peor semana para el turismo, la actividad económica y el comercio del año, en esa infausta semana en que los americanos han dicho que está situado el día más triste del año (el black monday, lo llaman), en esa semana en que todavía no se ha cobrado febrero y que siempre se conoció como el final de la cuesta de enero, lejos de carnaval, Semana Santa y verano... va el Ministerio de Defensa, organiza una jura de bandera de marineros, y los hoteles de la ciudad se llenan y hasta tienen que poner camas adicionales en las habitaciones. Eso, queridos amigos de la fauna ibérica, es desestacionalizar, y lo demás son paños calientes.
Mi tesis va de eso, precisamente: Imaginemos que cogemos un calendario (aunque en Ferrol cogeríamos un "almanaque") y lo vamos rellenando con las festividades más o menos fijas que siempre atraen turistas y/o visitantes: las Pepitas, Semana Santa, Equiocio, las Meninas, el Pantín Classic o el Rally de Ferrol, por poner ejemplos claros y que tienen una más o menos asegurada continuidad en el tiempo. Una vez localizados y con la antelación suficiente, encontramos grandes huecos en el calendario, que hay que tratar de llenar, con el objetivo inequívoco de conseguir repartir las pernoctas de manera que nadie tenga que alojarse en un establecimiento más o menos lejano de la ciudad. Pues ahí tenemos las dos escuelas de la Armada con sus juras de bandera.
Porque la Armada tiene en Ferrol dos escuelas (La Escaño y la Graña) donde se forman los futuros marineros que formarán parte de esas dotaciones que operan nuestros barcos, (en Ferrol "nuestros barcos" tiene más sentido que en otros sitios ¿Verdad?) en los que pronto recorrerán todos los mares del mundo. Según tengo entendido, esa formación dura cinco meses, y al finalizar el segundo es cuando se celebra el solemne acto militar de la jura de bandera. ¿Os imagináis que se sabe con tiempo? ¿Os imagináis que las fechas fueran fijas? ¿Os imagináis el impacto en un visitante de encontrarse con una Fashion Night y la ciudad abarrotada de gente el día anterior a acompañar a su allegado a esa ceremonia tan significativa? ¿Os imagináis que la empresa municipal de turismo ofreciera unas charlas a los futuros marineros acerca de loas actividades, visitas, lugares, monumentos, etc. que podrían disfrutar durante su estancia? ¿Os imagináis que los comerciantes se coordinan para organizar algo especial esos dos días al año y dar una imagen mejor y aprovechar para aumentar sus números negros?
Bueno, pues eso se llama aprovechar nuestras potencialidades, y se consigue con unas relaciones fluidas entre el gobierno municipal y el tejido productivo de la ciudad y con unas buenas relaciones entre el gobierno local y las autoridades militares; en menos palabras: Se consigue si el gobierno municipal intermedia para conseguir aunar las necesidades de todos y aprovechar al máximo el potencial de la ciudad.
Y tal vez esta fecha, la de la peor semana del año para casi todo, sea una de las que tenías que apuntar con letras de oro en el calendario, no lo sé... pero sí sé que estudiando con seriedad cuáles son los periodos de menos actividad y proponiendo a Defensa que en ellos sea cuando se celebren las juras, tal vez podríamos mejorar nuestro calendario y tener, por una vez, contento a todo el mundo.
Aunque eso en Ferrol, a veces sea tan difícil.
PD: esas buenas relaciones entre ciudad y defensa podrían servir para firmar un convenio beneficioso para ambas partes, para avanzar en la candidatura de Ferrol a Patrimonio Mundial y ¿Quién sabe? Para conseguir que se traslade a la ciudad alguna de las jefaturas que la Armada tiene en Madrid, en las que -al decir de muchos- a veces parece que estás en Canido, dado el acento dominante de los que allí prestan servicio.

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