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Votaremos 4.400 menos... ¿Y votaremos a los mismos?

Dentro de no mucho hay elecciones municipales y los ferrolanos, como el resto de los españoles, deberemos decidir si depositamos en una urna la papeleta que muestre nuestro apoyo a alguna opción política. Desde que en 1981 alcanzamos nuestro pico máximo de habitantes (91.764) hasta la actualidad (66.799) han pasado 38 años y muchos alcaldes de diferentes signos políticos. De todos estos años sólo creció la población entre 1986 y 1988, en que se incrementó en la friolera de 349 personas a caballo entre los mandatos de Jaime Quintanilla Ulla y Alfonso Couce Doce (médicos ambos, por cierto: el primero del PSOE y el segundo de Alianza Popular) y entre 1992 y 1994, gobernando por segunda vez Couce Pereiro en coalición con Izquierda Unida. Los candidatos actuales con más posibilidades de ser investidos lograron lo siguiente:
- José Manuel Rey Varela fue alcalde entre 2011 y 2015, años en los que Ferrol perdió 3.511 habitantes. También fue concejal de economía y hacienda entre 2003 y 2007. años en los que Ferrol perdió 3.583 habitantes. El total de pérdida de habitantes con Rey Varela en un gobierno es de 7.094 habitantes, casi ná, que dirían en Cádiz.
- Jorge Suárez Fernández lleva gobernando desde 2015, años en los que se han perdido  2.653 habitantes.
- Ángel Mato formó parte del gobierno de Irisarri entre 2007 y 2011, al frente de urbanismo (desde mi punto de vista el peor problema de la ciudad). En esos años se perdieron 2.218 ferrolanos, por utilizar un eufemismo.
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Aquí tenemos los resultados de los últimos 38 años.
No creo que sea justo culpar a ninguno de los tres de que Ferrol haya perdido la friolera de 24.965 habitantes desde entonces. De todos es sabido que la política urbanística de Narón provocó un gran transvase de habitantes entre ambos municipios, que se atravesó una reconversión naval y un parón posterior ante el que poco pudo hacer la ciudad; también es de todos conocido que atravesamos una de las crisis económicas más duras de la historia reciente, y una segunda reconversión llamada tax-lease... pero también vivimos los años del "España va bien" y del auge de la construcción naval militar y la cosa no mejoró, ante lo que la pregunta obligada es ¿Por qué Narón "nos robó" población en los ciclos alcistas y aguanta mejor en las crisis? ¿Por qué mientras construíamos de forma consecutiva fragatas españolas y noruegas y portaaviones españoles y australianos seguíamos cayendo en picado? ¿Por qué desde que tenemos puerto exterior, universidad y autopista y varios polígonos industriales en la comarca no remontamos? ¿Por qué tras invertir millones en la rehabilitación de los cascos históricos, ser la ciudad de Galicia con más Áreas de Rehabilitación Integral, haber sido beneficiarios de un plan de reindustrialización nacional, de fondos URBAN y EDUSI y de participar de nuevos flujos turísticos como el Camino Inglés o los cruceros no levantamos cabeza?
La respuesta están en todas partes, y ninguno la queremos ver: Los sucesivos partidos políticos que han gobernado en Ferrol no han sabido dar continuidad a ninguna de las políticas de sus antecesores, hasta el punto de convertir a la ciudad en un lugar incómodo para vivir, al menos en apariencia.
Sí, porque todos los que vivimos en Ferrol sabemos que lo que nos está machacando es la falta de empleo estable de calidad, y que no es la falta de ocio, de actividades culturales o deportivas, de asistencia sanitaria, de plazas en todos los ciclos de enseñanza, de vida nocturna, de tradiciones, de fiestas de valores turísticos o de vivienda.
Ferrol es una ciudad en la que los precios de la vivienda son contenidos, y además lo han sido desde hace mucho tiempo, con unas vías de comunicación sin saturaciones, en la que sólo los deficientes servicios ferroviarios nos alejan de los estándares de otras ciudades, y en la que sólo un patético plan de transporte metropolitano nos obliga a usar el coche más de lo deseado. La ya casi acuciante falta de aparcamiento en el centro, por otra parte, puede ser un error garrafal de las corporaciones ¿Pero qué pasa en las zonas en las que no existe ese problema?
Pues mi respuesta es clara y sencilla: Los alcaldes que hemos tenido en Ferrol y sus compañeros de andadura son malos gestores, que no han sabido aprovechar el URBAN y que seguramente no tienen muy claro que hacer con el EDUSI, que están demasiado acostumbrados a dejar su huella en la ciudad, que sin haber llegado a incluir las zonas verdes existentes en los contratos de mantenimiento proyectan otras nuevas, que no han sabido fomentar un buen transporte urbano, que han despojado a los barrios con más solera de su capacidad de atraer población, y que en general se han comportado de forma sectaria y timorata sin aporrear las puertas de las otras administraciones por miedo a ser reconvenidos y llamados al orden por las altas instancias políticas. Unos cantantes, en ferrolano puro.
Tenemos un puerto que siendo el segundo de Galicia y que aunque tiene un presidente del PP ha sido excluido de la red atlántica europea de transportes, y que encima es el único que no ha liberado terrenos portuarios tras la construcción de un puerto exterior. Tenemos una conexión viaria con norte, sur y Terra Chá insuficiente y mal mantenida, tenemos una red de FEVE con la que nadie sabe qué hacer, unos astilleros infrautilizados que ahora pretenden concentrar en uno solo sin que nadie pregunte qué va a pasar con el resto de los terrenos de Navantia, un castillo municipal que sólo come dinero y no genera ingresos, unas baterías, fuertes y castros comidos por la maleza, unas instalaciones militares en barbecho por la cerrazón de las administraciones, una ría sin finalizar su depuración, adoquines mal colocados, calles peatonales vacías... y también cosas maravillosas que los políticos no ven, pero que tenemos, y agarraos fuerte:
El Ferrol de la Ilustración, Rodolfo Ucha y el Modernismo, Ferrol Vello y el Muelle, los castillos, la boca de la Ría, cuatro salas expositivas más que interesantes, un conjunto histórico-artístico que cualquier ciudad envidiaría, el Camino Inglés, el Camino a San Andrés, Chamorro y su Via Crucis, Menáncaro, San Pedro de Leixa, el Valle de Esmelle y sus molinos, Doniños con sus puestas de sol y su laguna, San Jorge y su pinar, Covas y el Cabo Prior, Santa Comba y su ermita, Ponzos y el Atlántico, la Estación Torpedista, Cariño, San Cristóbal, La Graña, la Cabana, la Chá de Brión y sus vistas al infinito, las baterías de Cabo Prioriño, el parapente, los rallies, el surf, la zona deportiva de La Malata, el Dique de Mareas, Caranza en toda su integridad (algún día nos caeremos del guindo, no lo dudo), la música, la pintura, las Pepitas, el vino, las Meninas, la Semana Santa, la Parrocheira, Equiocio, el remo, el rugby, el futbol, el baloncesto, el atletismo, el triatlón, el tiro con arco, la gimnasia rítmica, las galerías, Amboage, los pavos reales del Parque, el Cantón, la guerra de las tortillas entre Ankha, el Canario y Zahara, el rajo, la zorza y los chipirones, y hasta los chocos de Caranza o los bacaladitos del Anca, además del Auditorio, el Torrente o el Jofre.
Y por eso yo no estoy tan seguro de que los votantes que en las últimas elecciones acudimos a las urnas, le demos la confianza a los que ya han demostrado que el traje les viene grande, sobre todo porque no queremos que la próxima vez seamos varios miles de ferrolanos menos los que acudamos a votar, sólo que un poco más tristes y un poco más enfadados. Para mí no hay duda: Ninguno merece repetir, y ninguno de ellos va a tener mi voto.

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