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Más madera, más madera... ¡Es la guerra!

Hay tantas expectativas buenas en el ambiente que sólo me queda decir que como este verano haga bueno vamos a tener que construir un hotel de cinco estrellas en alguna parte, porque esto se nos está yendo de las manos.
Las políticas cortoplacistas no sirven de mucho, la verdad, aparte de para contentar a los que pretenden aplicar soluciones sencillas a problemas complejos, pero no me cabe la menor duda de que las cosas sólo pueden ir a mejor, a peor o quedarse como estaban, lo creáis o no.
Es algo que me tiene hablando solo de la alegría, y cuando digo solo me refiero a completamente solo, puesto que prácticamente nadie sabe lo que me han contado, pero mis fuentes me aseguran que es rigurosamente cierto: La carpintería de ribera ha vuelto, y parece que para quedarse.
Primero fue lo del dique, que ya es una maravilla aunque no hagan nada más... Sí, sin duda el dique puede ser otro atractivo turístico a sumar a los ya muchos que tenemos relacionados con el mar y la construcción naval. Cuando nos escuchen a todos los que lo hemos propuesto y se pongan todos a una a exigir que las administraciones financien un centro de carpintería de ribera a nivel autonómico, habremos concluido la primera fase del fin de nuestra permanente crisis.
Después vino lo de la escasez de almeja: Una noticia tan buena que sólo puede ser mejorada si se empieza a invertir en la limpieza de la Ría. Creo que algo tan extraordinario ha sido injustamente silenciado porque nadie quiere ver la verdadera dimensión que tiene, y que mejorará cuando se finalicen las inversiones en marcha para el saneamiento de las aguas residuales en ambos lados de nuestro mare Nostrum. Claro está que es difícil reconocer que la abundancia sobrenatural de moluscos bivalvos en nuestras aguas se debía a la cantidad de materia orgánica (M) que albergaba, pero hay que tener en cuenta que con su disminución progresiva se podrán abrir más zonas al marisqueo, y eso probablemente hará que las cifras se recuperen a la vez que dejamos de poner en riesgo nuestra salud.
La tercera es el principio del fin del conflicto de la Chá de Brión: Parece que nuestros comuneros se van a unir a los de otras zonas cercanas y van a recuperar terrenos para las frondosas autóctonas. Qué maravilla: Ya puedo ver cómo los eucaliptos empiezan a ser sustituidos por robles y castaños, y como empezamos a aprovechar sus nobles maderas... y me encantaría que se hiciera en un astillero tradicional, como a todos vosotros, y volver así al tema de nuestro mar y nuestra ría. Por cierto: Tal vez sea el momento de aprovechar para utilizar ese invento tecnológico que es la oveja, que no sólo desbroza y abona los montes, sino que da leche, da lana y nos mantiene toda la semana (y al que no lo crea que mire la rentabilidad de la lana gallega en los mercados mayoristas, o que investigue cuánto rendimiento puede dar un buen queso de oveja, del que viven poblaciones enteras en sitios en los que ni pueden darles de comer).
Luego está el tema del cierre de la escuela de peritos. Es algo maravilloso tener tan cerca de FIMO un lugar que utilizar para alojamiento, para escuela de FP (vuelvo a la carpintería de ribera ¿Hay alguna escuela en Galicia? ¿No sería un título maravilloso para nuestra ciudad?), para centro de salud, para ampliar la escuela náutico-pesquera, para ampliar el CIS... en cualquier caso va a ser algo que podría posicionarnos en niveles de educación nunca antes conseguidos.
Luego, mucho menos importante, están los 130 millones que se van a invertir en el Marcide, que ahora se llama CHUF; tampoco me desagrada que se vaya a poner a producir pasta a dos edificios de Ucha… bueno, en realidad uno va a ser un banco, por lo que más bien la van a almacenar.
También me gusta lo de la residencia de ancianos de lujo y lo de la pública, que son dos grandes noticias para la ciudad que deberían tener como colofón la implantación de gerontología en el Novoa Santos y el traslado a sus instalaciones de las escuelas de enfermería y podología.
Y ya, por último, el famoso astillero del futuro que, con la concentración y automatización de la construcción, debería forzosamente culminarse con la reversión a la ciudadanía de terrenos infrautilizados por nuestro público astillero.
Ahora sólo falta que el próximo gobierno anuncie que va a restaurar la Batería de Doniños y a poner unas banderas y unos paneles explicativos del desembarco inglés de 1800, y que se invierta en la recuperación del castro de Esmelle que tanto tiempo se lleva gestando, porque la verdad es que últimamente estamos que nos salimos.
PD: Vale, os lo cuento. Se va a iniciar la reconstrucción de una embarcación tradicional de madera para fines recreativos y formativos... ¡Si es que lo estoy viendo! ¡Antes de darnos cuenta tendremos nuestra reunión anual de embarcaciones de vela tradicional! ¿Sabrán relacionarla con el Camino Inglés? ¿Completaremos el círculo para consolidarnos referente mundial en la construcción naval? ¿Nos convenceremos de una puñetera vez de que el naval es lo menos parecido a un monocultivo? ¿Crearemos unclima propicio para que todo ese potencial se traduzca en algo más que los siempre insuficientes programas militares? Pues arriba ese ánimo, hay tanto por hacer que sólo tenemos que empezar por el principio.

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