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La ruta del pan y los molinos.

Se celebraba el otro día otra edición de la fiesta del pan de Neda, que lleva ya más de tres décadas, y la mujer encargada de pregonar las virtudes de ese producto artesano, explicó que Neda fue la capital gallega del trigo entre los siglos XVI y XVIII. En su pregón, contó que los ingleses se abastecían de pan y galletas para los navíos de su graciosa majestad y que después de la construcción de los arsenales y astilleros de Ferrol empezaron a hacerlo también los españoles. Bonita historia ¿Verdad?
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Molino de Jubia, en proceso de restauración (Fuente Turismo de Galicia)
Apenas unos días antes se realizó una ruta por los molinos del Belelle, ese río por momentos indómito y por momentos manso como una mañana de primavera. Recorrer sus fragas es de las mejores cosas que se pueden hacer en la comarca, máxime cuando desde la Mourela llegas a la Fervenza y te quedas absorto contemplando la salvaje caída del agua que nos anuncia lo pequeños que somos.
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Molino en las fragas del Belelle (Fuente: Fervenzas Galegas)
Hace también muy poco tiempo, se celebró en Esmelle la fiesta de la malla, de la que ya llevan unas cuantas ediciones y que actualmente es la única feria etnográfica del municipio que trata de recordarnos cómo vivían nuestros abuelos.
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"Festa da malla en Esmelle (Fuente Diario de Ferrol)
En primavera, el gobierno municipal de Narón anunció que iban a culminar la restauración del molino de Jubia para convertirlo en un centro de interpretación de los molinos, y que no sólo pretendían adquirir el de las Aceñas (si dijeron qué usos pretendían darle lo he olvidado) sino también comunicar ambos con el de Pedroso (cuyo tejado se acaba de restaurar) con una ruta a pie.
Yo creo que lo de Ferrol y el pan debe dejar de ser ese secreto a voces y que tenemos que repensarnos; por supuesto que cuando digo Ferrol me refiero a toda esta comarca bañada por tantos pequeños ríos, arroyos y riachuelos a los que el hombre supo domesticar con el objeto de aprovechar la fuerza de sus aguas para la molienda de los cereales.
Hace no mucho surgió el tema del molino de Serantes, y conocí a un descendiente de una de sus últimas molineras, y recuerdo aquellas noches que pasé de niño en un precioso molino que habían restaurado los padres de unos amigos, con el permanente sonido del río que tal vez fue el que hizo que El Viento en los Sauces sea el libro que más veces he leído.
Y veo crecer a esa Ruta de la Construcción Naval, que tan bien aprovecha el legado de la Ilustración, y no puedo dejar de pensar en que todo ese milagro de Jorge Juan y Sánchez Bort no habría sido posible sin la madera, sin la piedra y sin el producto de esos molineros que ya entonces hacían panes que se usaban para que una de las mayores flotas del mundo estuviera abastecida en sus singladuras.
Ahora que ya hay centros de formación profesional, que ya queremos restaurar, que empezamos a mirar a nuestro pasado con curiosidad y que estamos empezando a respetar el legado de los que nos precedieron, tal vez haya llegado el momento de que todas esas rutas de los molinos se conviertan en un único reclamo, tal vez haya llegado el momento de ver los campos de trigo verde en nuestras otrora fértiles laderas, tal vez podamos redescubrirnos con otra nueva ruta que nos haga más nosotros y menos ellos... y tal vez podamos restaurar de verdad algunos de esos molinos y algunos hórreos y podamos empezar a plantar trigo y otros cereales y pongamos alguno a funcionar.
Y tampoco sería descabellado pensar en que de nuestras fragas saliera la leña que se usara en alguna tahona para cocer ese pan que sería un fruto de nuestra tierra y del trabajo de nuestros hombres.
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Los hórreos merecen ser tratados como el tesoro que son. (Fuente: Walk and Hórreo)
Seguro que con voluntad y un poco de inversión podamos hacerlo: Ponernos de acuerdo todos para explicar también al mundo que parte del milagro de la Ilustración, se debió al continuo girar de las piedras de los molinos que nos abastecieron entonces de harina y que hoy hacen que pocos se vayan de nuestra comarca sin exclamar en algún momento lo bueno que está el pan.
Supongo que es un sueño humilde, pero me consta que bien difundido pronto se convertirá en un sueño compartido por muchos.

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