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Errores políticos de bulto

Esta precampaña que ya es campaña está dejándonos errores políticos que personalmente me hacen dudar de si los asesores de los partidos merecen su sueldo o si realmente alguien funciona en base a algo distinto a las encuestas.
El partido del gobierno en funciones, ese PSOE que nunca ha tenido tan poca representación, no parece estar especialmente al cabo de la calle. Lo primero que ha hecho Sánchez es cabrear a todas las derechas (también a los que no lo dicen) avivando el resentimiento entre los bandos de la Guerra Civil en una sociedad que no lo había pedido. Creo que no hace falta que explique que los que realmente ven necesaria la profanación de la tumba de Franco y el traslado de sus restos sin el permiso de la familia ni el de la orden propietaria del templo ya iban a votar a partidos de izquierdas, luego nada gana por ese lado; por el contrario, ha conseguido movilizar a una masa de votantes que se van a escorar a la derecha como nunca lo habían hecho. El hecho de clausurar un templo que no es del estado, impedir el culto y trasladar los restos al cementerio de El Pardo seguramente provoque que a los nostálgicos del generalísimo les sea más fácil honrarlo, casi sin duda dará fuerza a una extrema derecha que estaba abocada a la desaparición y le restará escaños en el recuento final. De premio se ha llevado el permanente recuerdo de los crímenes cometidos por el partido desde su fundación, cuando la sociedad ya los estaba olvidando.
Contemporizar en Cataluña e insistir ante la ciudadanía en que allí no pasa nada valdría si no existiera internet... y si no fuera porque los independentistas quieren que se vea su revolución. No hacer nada ya le ha restado votos, como ya se los ha restado influir en la sentencia sustituyendo al abogado del estado. Y es un error por lo mismo: No le va a dar votos que ya no tuviera, por lo que no le ha servido de nada.
Los independentistas también han cometido un error garrafal: El monstruo se les ha ido de las manos, han quedado desacreditados en el resto de España y en todo el mundo, y ya nadie les compra su relato de que son gente de paz. A Torra ya nadie le hace caso, pueden conseguir una reversión de competencias y es más que probable que, en su permanente afán de ignorar a más de la mitad de su población, muchos den con sus huesos en la cárcel. El caso Pujol podría desencadenarse en cualquier momento, y se les está mirando con una lupa tan grande que al final van a caer por lo mismo que cayó Al Capone. Torra se ha convertido en un espantajo de Puigdemont, que a su vez lo es de un Mas que no puede estar más escondido (no sólo por él, sino por todo el mundo).
Los boicots a VOX también son parte de ese juego: la izquierda radical intentó que nadie viera a Santiago Abascal en El Hormiguero porque no quieren que se conozca su mensaje. No es de extrañar, porque la extrema izquierda siempre ha sido muy de silenciar a los que contraponen sus ideas, cuando lo inteligente es mostrarlas hasta que la gente las conozca... siempre que no creas que sus ideas son mejores que las tuyas, claro.
Ciudadanos se ha suicidado, y tomando cualquier parte como ejemplo, están sufriendo su indefinición, su falta de coherencia y, sobre todo, su cinismo total ante el electorado. Pudo ser un partido liberal... pero se enfrascó en lo ideológico; pudo ser un partido socialdemócrata, pero quiso aplastar al PP; sin embargo, al final lo que nadie les perdona es que no hayan dejado claro si están en contra de la corrupción, si del exceso de administraciones, si de la confiscación fiscal... o si lo que le importa es entrar en la Champions de los partidos que aspiran a gobernar. Ciudadanos ya ni siquiera es tenido en cuenta para servir de bisagra (ojo, que todo cambia, hablo del momento actual) y corre el serio peligro de seguir el camino de su alabado UCD y de su ocasional aliado UPyD.
Los errores de Podemos son los que tiene siempre la extrema-izquierda: Ir contra la mayoría tratando de mostrar que su pensamiento es el único válido. Más allá de que los votantes de esta familia siempre perdonen los lujos asiáticos de sus líderes políticos, se han desactivado como opción y han demostrado que, como siempre pasa en la izquierda, un partido que vive de la desunión no puede estar unido. Poco han tardado en implosionar, la verdad.
VOX ha cometido varios errores: El primero ha sido flirtear con ciertos líderes populistas europeos como Salvini o Le Pen, (cosa que sólo les puede restar votos) pero tal vez el más grande es no insistir en su programa económico. Si bien es cierto que todavía se están posicionando y que no pueden presentar ningún balance de gestión, hoy por hoy sólo nos han convencido a los que creemos que hace falta un cambio de paradigma ideológico, pero sin duda eso no les va a servir para gobernar, al menos en el corto plazo.
¿Y nadie está acertando? Pues sí, por extraño que pueda parecer, el PP, el PNV y ERC se están mostrando más coherentes que los demás y por eso están recogiendo votos de otros partidos. Y por más que no deje de ser curioso que los independentistas más radicales de Cataluña vayan a crecer en representatividad, lo cierto es que hoy por hoy su discurso es mucho más moderado y coherente que el de los burgueses del 3%; al PNV le pasa lo mismo: replegado en sus cuarteles de invierno, es el último interesado en que le saquen a relucir su pasado franquista o en que lo investiguen (cosa que puede pasar en el primer momento en que no sean necesarios para gobernar). Con el PP de Casado, pues qué voy a decir: Demasiado pronto se han olvidado los casos de corrupción, pero lo cierto es que Rajoy lleva más tiempo fuera del gobierno que Franco, y ya nadie asume que los populares sean los mismos que se repartían comisiones, puertas giratorias y dinero negro hasta hace apenas un par de años.
Y por eso el escenario es tan volátil: En la medida en que el PP siga con su perfil bajo, en la que PSOE y Ciudadanos pierdan los nervios y en que se visibilice a las demás opciones políticas (el debate a cinco puede ser histórico de verdad), tendremos una representatividad más clara de lo que quiere la ciudadanía española, o mejor: Tendremos una visión más clara acerca de quién quiere la ciudadanía española que nos gobierne y de quién no, que al final es casi de lo que más se trata en la política: De descartar políticas fallidas y políticos estúpidos, porque elegir elegir... casi nunca elegimos a nadie. 

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