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A mí me encanta ver turistas.

Sí, lo reconozco, me encanta ver turistas en Ferrol disfrutando de los innegables atractivos que ofrecen la ciudad y sus alrededores. No concibo que a nadie se le de por agredir a aquellos que vienen a gastarse en nuestra casa el fruto de sus esfuerzos, y por eso no puedo sino celebrar que -al menos por una vez- la estrategia de la administración autonómica de Galicia haya acertado; porque lo del turismo slow, pese a que me toque las narices el anglicismo, es la única manera de evitar que vengan centenares de jóvenes británicos a suicidarse en nuestros apartamentos, ya sea tirándose desde el balcón o de una forma más lenta que consiste en meterse en el cuerpo todo lo que quepa.
Y en eso estamos, en recibir turistas. Al final vamos a tener que aceptar que el Camino Inglés a Santiago, los cruceros y la estrategia de invitar a periodistas especializados en viajes va dando un cierto rendimiento y que al menos la hostelería puede permitirse un respiro económico gracias a los visitantes. Me decía ayer mi hermano que en Ferrol no quedaban camas libres, un cuñado me contó hace unos días que un amigo suyo había contratado a tres personas ante la avalancha de comensales en su mesón, asistí hace una semana a una contratación directa en una cafetería del Cantón... y hasta la prensa ha alertado de que faltan trabajadores experimentados para cubrir las ofertas de empleo.
¿Pero lo estamos aprovechando? -y quiero decir como ciudad, no particularmente los que viven de ello- pues no lo tengo tan claro. Estos días he comprobado que las críticas a la señalización del trazado del Camino en la trama urbana de la ciudad están más que justificadas, que el Museo de la Mella no deja de ser un deseo, que San Felipe sigue siendo sólo un hermoso continente, que la Feria Medieval es la misma que en cualquier punto de España, que de las actuaciones que ha organizado el gobierno municipal para las fiestas no hay una que me atraiga (no voy a hablar de que las infantiles pretenden adoctrinar y de lo que me parece que se traigan a Kepa Junquera, porque no me apetece enfadarme) y de que en general me da la impresión de que los de Ferrol en Común no tienen nada en común conmigo.
Otra cosa que he podido comprobar es que en Ferrol no hay un problema de falta de espacios peatonales, sino de aparcamiento, y estoy convencido de que peatonalizar es utilizar la táctica del avestruz. Ayer me crucé a decenas de personas que se dirigían al entorno del muelle caminando desde la Malata, y no de esos que hacen la ruta del colesterol; no, me refiero a visitantes, que a media tarde lenaban hasta el abarrote las terrazas del Puerto. Y hablando de las terrazas ¿Os habéis dado cuenta de que los tambores de guerra de la izquierda desde la oposición han enmudecido tras su acceso al gobierno? Y no sabéis lo que me alegro, porque a mí es que las terrazas me encantan.
Y con todo sigo creyendo que en líneas generales vamos hacia delante, aunque el tiempo o acompañe mucho: Campeonato de España de Surf, Rally de Ferrol, Feria Medieval, Equiocio, Pantín Classic, Fiestas... pocas ciudades de nuestro tamaño concentran tantos eventos en tan poco tiempo ¿Seremos capaces algún día de sacarles un verdadero rendimiento? Espero que sí, sinceramente, aunque no lo tengo del todo claro cuando en la feria medieval han prohibido llevar ocas porque a los animales no se les debe maltratar (criaturas). Espero que no se den cuenta demasiado pronto de que los cerdos que nos hemos zampado también son animales, porque en cuanto lo hagan se convierte en vegetariana y en vez de duelos nos ponen juglares recitando poemas políticamente correctos, eso sí... en gallego, no vaya a ser que algún foráneo pretenda usar el castellano en Ferrol, faltaría más.

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