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Al final no me enteré de si Pablo Iglesias vino a Ferrol o no.

Bueno, ahora que ya hemos votado y que ya han contado, nadie me puede acusar de querer influir en el voto de mis lectores. Al final yo voté, claro, pero no a quienes tenía intención de hacerlo desde el principio.
La política no deja de ser un juego de suma cero, y al final yo he ido descartando partidos por sus propuestas más o menos suicidas desde mi punto de vista poco prácticas; espero no haberme quedado otra vez sin representantes, como me pasa siempre. La cosa es que ha habido cinco partidos de izquierdas casi miméticos que se han presentado a estas elecciones, y entre ellos se han repartido los votos que al principio eran de los comunistas y que luego fueron del bloque. Estos partidos proponen con más o menos virulencia convertirnos en la Pontevedra de las Rías Altas, pero sin explicar de qué narices viviremos entonces.
Después hemos tenido a un PSOE muy serio y formal, alejado de discursos grandilocuentes y de promesas irrealizables. Mi más sincera enhorabuena por haberse alejado de sectarismos y prejuicios (como no sé el resultado no sé si puedo darles la enhorabuena por algo más).
Luego está lo del PP de Rey Varela, que no ha seguido la tendencia general y ha ganado (eso lo sé mientras escribo el artículo, una semana antes de las elecciones). Bueno, la cosa es que yo creo que lo tenía muy fácil, porque la unidad de la izquierda ha sido reventada por Izquierda Unida de un modo que haría sonrojar al supuestamente divisor de la derecha que es Abascal, pero también lo tenía fácil porque aquí VOX no está ni se le espera y Ciudadanos no ha podido despegar porque la mitad de su equipo están enfadados por el Chaquetagate.
Los periódicos digitales no han estado especialmente mal... también quiero felicitar a sus responsables, porque aunque se les ha visto el plumero de forma más que clara, han intentado que por detrás se viera también lo que hacían los partidos de los que no son hinchas. Me extraña que ni en Ferrol ni en Galicia nadie haya querido observar que el BNG no ha dicho más que insensateces y mentiras y que se ha presentado con los herederos de eta y de los asesinos republicanos catalanes... pero bueno: La ommertá es la ommertá, qué se le va a hacer.
Y luego está lo de los animalitos... a mí me mata lo de los animalitos... y los adoro, de verdad: Hasta un tiburón blanco me da ternura cuando veo a un botarate haciéndoles perrerías para que los turistas se crean aventureros. Adoro la naturaleza de un modo apasionado, y por eso me parece incomprensible que alguien en su sano juicio pueda creer que las mascotas son parte de ella (como han defendido, al menos, tres partidos); por otra parte no puedo dejar de sonrojarme cuando un arquitecto que se desplaza en Volvo defiende el crecimiento de Narón por encima de todo o cuando un nacionalista de izquierdas dice que España (bueno, ellos dicen el estado), Defensa, el SERGAS, el Puerto y la Iglesia viven de aprovecharse de los pobres ferrolanos sin dar nada a cambio. Y eso lo dice un pollo que vive en un partido subvencionado, cuyos militantes viven de chiringuitos, y que no sabe lo que es trabajar fuera de la política, como solución para una ciudad que sin esos malvados a los que ya he citado sería una aldea más o menos cerca de Jubia.
Pero ya lo dijo Errejón: de algo tienen que vivir los militantes... y digo yo que sí, que de lo mismo que viven toda esa pandilla de mediocres que acaparan subvenciones sin parar por defender la naturaleza en gallego o por "la cultura" oficial en Galicia, esa que sólo se hace na nosa lingua, porque los castellano-parlantes no tenemos carné de gallego y somos todos tan incultos como Cela, Concepción Arenal, Valle-Inclán, Emilia Pardo Bazán o torrente Ballester.
Y ahora toca gobernar y, o bien Rey Varela o bien Ángel Mato tienen que dejarse la piel para que esas cuatro o cinco cosas que estaban en los programas de ambos los dos y de Ciudadanos salgan adelante desde el inicio del mandato, y ya si en medio se pueden poner de acuerdo para que la intermodal no sea una porquería y para que en Ferrol se cree un abono de transportes que sirva para todos los medios colectivos, pues entonces miel sobre hojuelas.

Ni responsabilidad voy a pedir, vaya... sólo que tengan un poco de sentido común y no demasiado sectarismo ni mala suerte.

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