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Al margen del gobierno.

Pues hete aquí que Eufrasio se dedica a plantar boniatos en su finca de Las Hurdes. Tampoco es que sean allí especialmente aficionados a este tubérculo, pero la cosa va más o menos tirando y a nuestro buen compatriota le salen las cuentas a fin de mes, e incluso a veces puede llevarse a la parienta a la ciudad a fortalecer sus posibilidades de coyunda, que en el campo todo son incomodidades.
Paga un poco de IVA por todo, así como un 15%: El gasóleo del tractor, de los aperos de labranza, de la compra de semilla, pesticidas o fertilizantes... él es honesto y no ha robado ni las grapas de los escritos que le mandan de los organismos públicos, así es Eufrasio.
Tenía un peón al que iba pagando como podía según los márgenes que ganaba, pero la subida de las cotizaciones sociales y del Salario Mínimo han hecho que le tenga que decir que ya no puede llamarlo: No le llegaba el dinero para pagarle, simplemente.
Al final, entre una cosa y otra, producir su cosecha (unos 10.000 kilos de boniatos) le cuesta unos 3.000 euros, y el vende los boniatos a unos 30 céntimos el kilo, o sea que ha tenido que pedir una ayuda porque sencillamente no gana nada de nada. No es fácil luchar contra los productos importados, y por eso realmente no compensa dedicarse al boniato, pero diversificar no es fácil, porque, por lo que Eufrasio sabe, con todos los productos pasa casi lo mismo... y tampoco es que en Las Hurdes se dé bien cualquier cosa.
Pongamos que Eufrasio consiguiera un producto con márgenes suficientes como para que compensara su plantación... pues aquí es donde entra en acción Manolo el del camión, al que acaban de subir el  precio del gasóleo y que le compra a Eufrasio los boniatos para vendérselos a un distribuidor: A los 3.000 euros que ha pagado por los boniatos le debe sumar un 21% de IVA (no me vengáis con la pavada de que ese no es el IVA de los boniatos en origen, que esta historia es inventada), con lo que los boniatos pasan a costarle 3.600 napos como 3.600 soles. E imagino que ya lo vais pillando.
Manolo le vende los 3.600 machacantes en boniatos al padre de Bea, que tiene una plataforma de transporte de productos hortofrutícolas. Quitando el margen de Manolo (que no trabaja para Boniatos sin Fronteras), tiene que aflojar el correspondiente quinto real para las arcas del estado: Los boniatos han pasado a costar 3.600 + 720 de impuestos, por lo que acaban de revalorizarse a 4.320 cientos de céntimos.
El padre de Bea le vende la fruta a Compradon, que es más justa que San Justo, pero que tiene empleados en la distribuidora, en las cajas, en la "verdulería" y en el resto de sus centros de venta al público. Además, resulta que para llevar allí los productos no han encontrado otra manera que utilizar vehículos, lo que les une mucho a Eufrasio, a Manolo, al padre de Bea y al hijo de la gran puta que decidió subir los impuestos al gasóleo e incrementar el SMI. Los 864 leurus de impuestos han puesto al boniato en el mostrador en 5.184 del ala, por lo que el kilo debería venderse a un mínimo de 51,84 céntimos sólo para pagar la recaudación del estado por las transacciones y eso sin contar los salarios y otros gastos que provocan el innegable hecho de que los boniatos no nazcan en los estantes de los supermercados ni en las cestas de las tiendas de barrio.
Y con las tiendas de barrio pasa un poco lo mismo: No se puede comprar en Odeón porque los productos de Pull&Bear (que se producen nada menos que en Castro, Narón) incrementan el margen de beneficios de una multinacional, mientras que si compras un polo Ralph Lauren en el portal de tu casa tienes la ventaja de que lo teletransportan desde Nueva York en un haz de hadrones.
Y es que el mercado es así de hipócrita: Resulta que unos necios sin argumentos nos tratan de convencer de una mentira tras otra abusando de nuestra buena fe y de nuestros sentimientos, y no se te ocurra decir que nos atracan en cada transacción, o que ya pagamos por cobrar y por consumir, o que los impuestos especiales son otro robo, además de las tasas y las liquidaciones y de...
No, ser un malvado liberal como yo mismo es incompatible con la solidaridad y con el pago de impuestos justos, pero lo bueno es que implica preguntarse por qué coño es mejor el quinto estatal que el diezmo real, sobre todo habida cuenta de que los políticos y los nobles no difieren en mucho más que en la casta de la que provienen, y algunos ni eso.
Llevamos así desde hace cuarenta años, y el contador subiendo.

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