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Mostrando entradas de septiembre, 2015

La costa Norte y los bisontes europeos.

Leía el otro día un interesante artículo hablando de la reintroducción del bisonte europeo en el medio natural que ya habitó en tiempos prehistóricos en España, y me llamó la atención el hecho de que se citara Galicia como uno de los hábitats más adecuado para hacerla. En seguida consulté con mi ingeniero de montes de cabecera (y proveedor de manjares gallegos habitual) y no sólo alabó la idea si no que me aseguró que él ya lo había propuesto, además de la necesidad de muflones y gamos para contribuir a reducir la masa vegetal que hace tan peligrosos los incendios gallegos. Porque es un hecho incontestable que el abandono rural en Galicia es más peligroso que en otras regiones, ya que el clima templado y las abundantes lluvias hacen que la masa vegetal se reproduzca y crezca con una facilidad casi insultante; el papel de estos grandes herbívoros en  la cadena trófica es innegable: Cada uno está especializado en un nicho y ya que la evolución animal y la vegetal corren parejas para q

El niño sirio.

Vaya por delante que cuando vi la imagen del cuerpo de esa pobre criatura lamido por las olas en una ignota playa de Turquía sentí un estremecimiento y una compasión que me movieron a musitar un padrenuestro por la salvación de su alma, o por la de la nuestra, no lo sé; pero me da la impresión de que la reacción empieza a ser amarillista, al menos tanto como otras crisis que hemos vivido recientemente. Ya se escuchan los tambores de guerra en occidente y los aliados, los adalides de la verdad y del bien, nos aprestamos a invadir Oriente Medio por enésima vez desde Alejandro Magno, para imponer nuestra solución otra vez a sabiendas de que esta vez sí tenemos razón. No importan especialmente los niños fallecidos sin un objetivo apuntando, pero ahora este angelito se convierte en un símbolo; Aylan se llamaba, y ahora todos vamos a acoger en nuestras casas a refugiados sirios porque nos han tocado la fibra sensible y porque hemos visto a los nuestros no llegar a la orilla. No hemos