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Mostrando entradas de marzo, 2019

El mercado.

Difícil definir lo que es un mercado ¿No? Bueno, os puede parecer que no, pero a mí me parece que es un tema que da para mucho más de lo que podríamos pensar. Un mercado es, por definición, un lugar en el que se intercambian bienes entre personas, ya sea por dinero, en concepto de trueque o de servicios... ahí entra todo y de ahí la dificultad de definir un mercado: Mercadona es un mercado, las plazas de abastos también, los feirones o la Feria Medieval también. Y las casas de citas. Los estudiosos del tema sostienen que los mercados son lugares que no sólo no nacen para cubrir las necesidades de las ciudades, sino que son el origen de las mismas; efectivamente, a poquito que la historia no nos cause demasiada alergia, podemos comprobar que las grandes civilizaciones de la historia se han basado en el intercambio de riquezas, y que su poderío militar y su configuración nace de la necesidad de protegerlas. No creo que haya nada que discutir en este tema, o sí... pero yo paso. Pero va

Votaremos 4.400 menos... ¿Y votaremos a los mismos?

Dentro de no mucho hay elecciones municipales y los ferrolanos, como el resto de los españoles, deberemos decidir si depositamos en una urna la papeleta que muestre nuestro apoyo a alguna opción política. Desde que en 1981 alcanzamos nuestro pico máximo de habitantes (91.764) hasta la actualidad (66.799) han pasado 38 años y muchos alcaldes de diferentes signos políticos. De todos estos años sólo creció la población entre 1986 y 1988, en que se incrementó en la friolera de 349 personas a caballo entre los mandatos de Jaime Quintanilla Ulla y Alfonso Couce Doce (médicos ambos, por cierto: el primero del PSOE y el segundo de Alianza Popular) y entre 1992 y 1994, gobernando por segunda vez Couce Pereiro en coalición con Izquierda Unida. Los candidatos actuales con más posibilidades de ser investidos lograron lo siguiente: - José Manuel Rey Varela fue alcalde entre 2011 y 2015, años en los que Ferrol perdió 3.511 habitantes. También fue concejal de economía y hacienda entre 2003 y 2007.

Los que vamos a Doniños estamos más buenos.

Y digo Doniños como algo genérico, porque también valen San Jorge, Covas, Santa Comba o Ponzos (de hecho, dicen que en Ponzos están buenos por más sitios que los otros). Existen varias teorías todológicas con respecto a la mensurable estética de los que nos zambullimos en las aguas atlánticas: Las horas de insolación, el nordeste dominante, lo gélido de sus aguas, el aporte de yodo de las partículas de algas que van batiendo las olas, los paseos de lucimiento, el surf, los deportes de playa tipo palas o futbol arena... Desconozco cuál de las teorías es la más acertada, pero es un hecho constatable que tu paseas por Ferrol desde que empiezan los calores de junio hasta que empiezan los frescos de septiembre y hay un enjambre de indígenas que parecen californianos que están visitando la ciudad. Hay quien dice que la temperatura del agua provoca una reactivación de la circulación que, a su vez, aumenta el gasto de calorías por la creación de grasas marrones; hay quien dice que el sonido

14 de marzo: Día de las longanizas. Sail the way y San Felipe.

Yo leo las noticias muy de madrugada, con los primeros sorbos de un café bien cargado que a veces no logra despertarme del todo. El tren de las cinco y media acaba de partir y sus ocupantes todavía están empezando a liberarse los brazos de Morfeo, los que no se han rendido definitivamente y esperan a que Helios asome por Levante. Yo soy alondra, y canto muy de mañana, cuando aún no han tendido las calles y la nada de Ende rodea a los vetustos edificios de Ferrol, que se quejan de los insistentes mordiscos de sus más numerosos habitantes: Las termitas. De pronto me asaltan tres imágenes que me hacen dudar de que esté padeciendo un ataque de sonambulismo, porque en un mismo día tres noticias dan un giro a la ciudad de ciento ochenta grados y parece que el viento empieza a soplar de cola: El Ministerio de Fomento incluye a Ferrol en su uno y medio por ciento cultural, la regata Sail the Way hará escala en Ferrol el veinte de julio. La tercera imagen no la puedo comentar, porque me lleg

Pink Floid y la moto de Julías.

¿Se podría cantar ahora la canción de Carolina? Pues no tengo muy claro si hoy me apetece volver a escribir de eso, pero Julías le metió a un pinkfloid que se apoyó en su Puch Condor. Yo tenía una novia que vivía en las Mercedarias y la dejé porque acompañarla a casa me resultó una tarea superior a mis fuerzas: Los yonkis me pedían en cada esquina, hasta el punto de que ya les decía que le había dado todo a su colega el que estaba un poco más arriba ¡Qué añoranzas! Un día un nacho dijo que había que tirar el muro, y sigo preguntándome si no sería el pinkfloid al que le metió Julías por apoyarse en su moto, a modo de represalia. Las ideas no bullían, precisamente... o al menos no brillaban: La cultura es basura, la Bruja Avería, hay que tira-lo burro do cabalo… crisis ¿Qué crisis? Pues todas las crisis del mundo, nada menos. A nosotros nos tocó la de la construcción naval, a los ingleses y a los asturianos las de las minas, a otros algunas peores: Etipía se moría, los yanquis

Rapsodia de un nacho que mira las gotas golpeando los cristales.

Hay días en los que el cansancio y la atonía del invierno nos mueven más a tirarnos en un sofá con un buen libro que a plantarnos delante de la pantalla de un ordenador a emitir opiniones más o menos acertadas acerca de la situación actual. Sí... cuando arrecian los vientos del oeste con sus nombres en riguroso orden alfabético y no tenemos el cuerpo para muchos más excesos, lo que de verdad apetece es un infusión calentita, o una sopa, o incluso una copa de vino tinto. El problema es que al rato te encuentras con la habitual salmodia acerca de tal o cual partido, de tal o cual resultado, de tal o cual sesión de uno de los muchísimos juicios a los que nos ha conducido el nefasto binomio política y prensa, que son los dos yangs de un extraño círculo, o los dos yings, que nunca he sabido cuál es el bueno y cuál es el malo. No, no me apetece hablar de si los políticos nos representan, porque creo que lo que han de hacer es defender ideas, a ser posible las suyas. Por supuesto no me apet

Que no, hombre, que no: que a mí no me pagan nada por hacer esto.

A veces uno se cansa de las tareas autoimpuestas, y obviamente tratar de que las cosas mejoren desde una bitácora digital como es este blog es una de ellas. Me dicen algunos de mis allegados (los pocos que siguen leyéndome) que soy demasiado paciente, que debería dejar de contestar a los comentarios de ciertas personas que son incapaces de cambiar sus ideas, que no pueden contraponer las suyas o que, directamente, escriben lo que les parece sin ni siquiera informarse acerca de si es verdad o no. Con la entrada que publiqué acerca de la necesidad de que la Armada Española traslade alguna de sus jefaturas a la ciudad para posibilitar que los cuadros de mando no tengan que emigrar al ascender ha pasado un poco eso: Hay gente que no sabes si ha leído sólo el título o si pretende que yo escriba lo que opinan ellos. Recientemente volví a encontrarme (para mi desgracia) a un asiduo a torpedear grupos de Facebook, por lo que tendré que iniciar mi enésima mudanza: Esos torpederos acaban mata