A veces uno se cansa de las tareas autoimpuestas, y obviamente tratar de que las cosas mejoren desde una bitácora digital como es este blog es una de ellas. Me dicen algunos de mis allegados (los pocos que siguen leyéndome) que soy demasiado paciente, que debería dejar de contestar a los comentarios de ciertas personas que son incapaces de cambiar sus ideas, que no pueden contraponer las suyas o que, directamente, escriben lo que les parece sin ni siquiera informarse acerca de si es verdad o no.
Con la entrada que publiqué acerca de la necesidad de que la Armada Española traslade alguna de sus jefaturas a la ciudad para posibilitar que los cuadros de mando no tengan que emigrar al ascender ha pasado un poco eso: Hay gente que no sabes si ha leído sólo el título o si pretende que yo escriba lo que opinan ellos. Recientemente volví a encontrarme (para mi desgracia) a un asiduo a torpedear grupos de Facebook, por lo que tendré que iniciar mi enésima mudanza: Esos torpederos acaban matando todos los grupos por los que pasan, por lo que si me los encuentro en alguno, directamente me voy.
Hay algunos opinadores que se dedican a predicar sus ideas cual misioneros; yo no me meto con ellos, ya que con algunos incluso compito en terquedad en la defensa de nuestras respectivas posturas, pero hay veces que merece la pena confrontar ideas con ellos, y hasta alguna vez hemos llegado a encontrar puntos de entendimiento.
Con algunos avatares informáticos, como algunos de personas que defienden con vehemencia la peatonalización del centro histórico de Ferrol, se puede debatir sin llegar a ofensas personales; también hay algunos que te dicen con guante blanco que la Iglesia de Dolores debe ser restaurada por la Iglesia Católica sin recibir ninguna aportación pública y no por eso piensas que es retrasado mental; incluso hay quien piensa que Ferrol tiene que decrecer hasta la población que sostenga su natalidad actual (unos 35.000 habitantes, más o menos). Disfruto de y con ellos, y aprendo mucho, y desde aquí les mando un abrazo.
Pero no son esos los que turban mi descanso y obstruyen mi mecanismo de desconexión de los diarios quehaceres; no: Hay una serie de pesados a los que te encuentras en casi cada grupo que visitas predicando en el desierto y pregonando a los cuatro vientos sus estudiados discursos, que no por ello resultan menos vanos y falaces. Porque hay cosas que son de izquierdas o de derechas, pero hay otras que son opiniones, y hay algunos que no lo acaban de entender, y voy a poner un ejemplo del que no escribo hace años: las Pepitas de Ferrol.
Es por muchos sabido que en Ferrol hay una celebración más que centenaria que consiste en que se ronde a las que llevan el nombre del Santísimo Padre de Jesús en la víspera de su onomástica. ¿Si? Bueno, pues el Partido Popular, durante su último mandato, decidió promocionar la fiesta para conseguir su declaración de Interés Turístico, cosa que consiguió porque cumplía todos los requisitos más que de sobra. Después llegó Ferrol en Común, y en su cansino trote no la ha incomodado mucho. Sí, creo que se puede decir que el concejal de casi todo no ha hecho nada por Las Pepitas, pero que tampoco ha hecho nada en contra. Si tú escribes esto en ciertos grupos, lo más seguro es que media docena te empiecen a criticar a ti, al Partido Popular y -como no les pares los pies- pueden llegar hasta criticar el machismo de los habitantes neandertales de Atapuerca. Otros te pueden decir que es una fiesta patriarcal y retrógrada e incluso algunos te dirán que tiene que renovarse porque el formato actual es aburrido. Otros muchos (la inmensa mayoría) no dirán nada, a no ser que te los encuentres por la calle, momento en que sus reacciones pueden variar entre la efusión y el rechazo, pero siempre desde la educación.
Y por eso algunos seguimos esforzándonos en informarnos antes de emitir rebuznos en las redes sociales, porque hay algunos que te siguen con cierta atención y valoran lo que escribes, estén o no estén de acuerdo, y ellos -como ya he escrito- merecen mi total respeto.
Y también por eso voy a repetir que ni yo sé de todo ni lo pretendo, ni tampoco convencer a nadie de lo que digo, sino que pretendo aportar mi grano de arena para que la ciudad que me vio crecer y en la que vivo actualmente mejore en todo lo posible, y mi grano de arena son ideas más o menos desarrolladas, divertidas, ilusionantes, realizables, soñadoras o utópicas... sin más.
Bueno, y de vez en cuando poner a parir a cuanto político pretenda hacerme comulgar con ruedas de molino tampoco está mal, hay que reconocerlo... ¡Si hasta a algunos hasta les vas cogiendo cariño de tanto desmontarles sus falacias!
Todo lo que he leído...me ha parecido muy interesante.
ResponderEliminarMuchas gracias, unknown... se ve que hay cosas sin leer.
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