No me digas que tú crees que ha estado bien, porque me da igual, y si quieres dejar de leer no tienes más que hacerlo: Ya os he dicho muchas veces que seguiría escribiendo aunque no tuviese un solo lector... y mira que respeto yo a mis lectores.
Pero resulta que la cosa no va de eso, de que esté o no esté bien; no: Pablo Casado ha dado carpetazo a todos los votantes que consideran que el sistema está podrido y que así no es sostenible.
Pablo Casado no busca ya recuperar el voto de los que supuestamente abandonaron sus simpatías por el Partido Popular, porque lo ha dado por perdido y ha escuchado a sabe Dios quién que le ha dicho que la única manera de gobernar es recuperando el centro, que disputa con Arrimadas en una clara desigualdad de condiciones, habida cuenta de que el PP siempre será la derecha para todos los partidos del arco parlamentario.
Atrás queda ese discurso melifluo de la prensa conservadora, atrás queda cualquier intento de presentar una alternativa única, atrás queda la defensa cerrada de ciertas líneas rojas que no se iban atravesar.
Y por eso la moción ha servido para tanto: Sólo hay un partido que cree que el estado autonómico debe replantearse, sólo hay un partido que defiende sin ambajes la indisolubilidad de la nación, sólo hay un partido que considera que los valores cristianos deben de ser la base de nuestra convivencia y sólo hay un partido que no asistiría nunca a una reunión del Bildelberg.
Es posible que un día VOX gobierne e incumpla sus promesas total o parcialmente, pero Casado ya ha manifestado que su partido lo va a hacer, y que no quiere salirse del esquema que le marca la izquierda, y para ello utiliza la excusa de que Abascal "nos ha hecho perder el tiempo", no como esos políticos de Podemos y PSOE que viven de presentar iniciativas tan prácticas como la despenalización de la eutanasia o el aborto libre desde los dieciséis años.
A los que un día votaron conmigo: Espero que hasta pronto.
a los que, como yo, creéis que esté cúmulo de desmanes no ha hecho más que empezar: Mucho ánimo, yo estoy a vuestro lado como siempre lo estuve, apostando no por unas siglas, sino por unos valores, entre los que no están el enchufismo, la corrupción y la rendición ante una jauría de energúmenos que viven de socavar los cimientos de la convivencia.
Teníamos todos dos o tres hermanos y escuchábamos más música de la que sueñan escuchar ahora los jóvenes. Estábamos en Micro o en La Nave, y un Esteiro semi-ruinoso era nuestro punto de reunión. Había porros, litros de cerveza y peleas constantes. A unos nos gustaban Los Limones y otros atesoraban discos de Barón Rojo, pero ahí estábamos todos, con una incipiente barba, pantalones remangados o con beisboleras bicolor. En esas tardes-noches en la que intentábamos dar nuestros primeros besos asistimos a los estrenos de auténticos himnos que siguen escuchándose hoy: Don´t worry be Happy, You're always on my mind o Faith alternaban con En algún lugar o con Camino Soria. Se estrenaban El Imperio del Sol, Mujeres al borde de un ataque de nervios o Dirty Dancing. Corría el año 1988 y mientras ETA mataba o secuestraba a Emiliano Revilla, Hugo Sánchez marcaba casi todos los goles del Real Madrid o Dustin Hoffman ensombrecía al omnipresente Tom Cruise en Rain Man, los babyboomers tomába...
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