Leía el otro día un interesante artículo hablando de la reintroducción del bisonte europeo en el medio natural que ya habitó en tiempos prehistóricos en España, y me llamó la atención el hecho de que se citara Galicia como uno de los hábitats más adecuado para hacerla. En seguida consulté con mi ingeniero de montes de cabecera (y proveedor de manjares gallegos habitual) y no sólo alabó la idea si no que me aseguró que él ya lo había propuesto, además de la necesidad de muflones y gamos para contribuir a reducir la masa vegetal que hace tan peligrosos los incendios gallegos.
Porque es un hecho incontestable que el abandono rural en Galicia es más peligroso que en otras regiones, ya que el clima templado y las abundantes lluvias hacen que la masa vegetal se reproduzca y crezca con una facilidad casi insultante; el papel de estos grandes herbívoros en la cadena trófica es innegable: Cada uno está especializado en un nicho y ya que la evolución animal y la vegetal corren parejas para que un sistema llegue al equilibrio deben interactuar ocupando sus nichos correspondientes.
Recordando los avistamientos de ciervos en la zona norte de Galicia (en las comarcas de Eume y Ortegal) caí en el espacio casi inhabitado que corre desde Pontedeume hasta Ortigueira, con las más de nueve mil hectáreas de parque natural en las Fragas del Eume y la casi colindante Escombrera de la central térmica de As Pontes con sus mil doscientas hectáreas de bosque artificial.
Para los que no están familiarizados con lo que es la Escombrera lo explico brevemente: Entre 1976 y 2007 la empresa ENDESA explotó una mina a cielo abierto de lignito pardo que dejó un socavón inmenso y una colina de escoria que hacían que al llegar a la zona uno debatiera si se encontraba en una zona de pruebas nucleares o en un planeta extraterrestre. Hoy toda esa zona la ocupan un lago de proporciones grandiosas y un espacio recuperado donde crecen especies vegetales y habitan numerosos bichos desde el lobo hasta el ciervo, pasando por un sinfín de pequeñas criaturas.
Bien: Este espacio está pegado a la hermosa Sierra del Forgoselo, donde habitan en semi-libertad caballos gallegos y vacas marelas, además de otra fauna autóctona que campa a sus anchas por la zona -me contaba un conocido que un día se encontró un lobo comiendo de los restos de un potrillo mientras entrenaba por la zona- que se emplaza a unos cinco kilómetros del Parque.
Analizando ese espacio y toda la zona colindante nos encontramos con paisajes escasamente tocados por el hombre, una baja densidad de población y una creciente afluencia de visitantes atraídos por las Fragas, el Cabo Ortegal (paso obligado de aves migratorias con miles de avistamientos al año), la Sierra de la Capelada (con los segundos acantilados más altos de la Europa continental) y el Parque Geológico de Bares, con algunos de los minerales más antiguos del planeta.
Dicen que el bisonte europeo necesita tres mil hectáreas para mantener una población sana de trescientos ejemplares, y ahí lanzo la pregunta ¿Se podría mantener una población inicial dentro de la Escombrera y empezar a plantearse su liberación controlada si se llega a romper el equilibrio dentro de la misma? Ignoro si ENDESA está por la labor o no, o cuántos bisontes se podrían conseguir para iniciar el proyecto o las trabas administrativas y burocráticas que conllevaría, pero sí sé que sería un polo de atracción que contribuiría sobremanera a frenar el éxodo rural entre Ferrol y Ortigueira y que podrían generarse sinergias turísticas importantes entre zonas que ya asoman como polos de atracción. Además es digno de mención que las Sierras de A Faladoira y O Xistral distan poco de toda la zona en cuestión y que la carencia de grandes infraestructuras viarias dejaría de ser una debilidad para convertirse en una fortaleza.
Me encantaría pensar que un día no muy lejano se podría contemplar un edén en esa tierra donde Dios se echó a descansar, y escuchar al hermano lobo llamarse en las noches de luna llena mientras ciervos, gamos, corzos, muflones, cabras y bisontes se inquietan ante la llamada de la caza. Quién sabe: Tal vez un día esos osos cantábricos que ya empiezan a cruzar el telón de grelos rujan para robar los restos de la caza al más inteligente de los cánidos, y tal vez un día sepamos como era todo antes de que llegásemos y decidiéramos cambiarlo.
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Adjunto enlace de noticia en ABC en la que explica los beneficios que se han producido en las zonas de introducción: http://www.abc.es/espana/la-rica-espana/20150825/abci-bisonte-europeo-conservacion-201508211058.html.
Este artículo se lo dedico a mi hermano, que es casi la única persona que atiende mis chaladuras y me las corrige o matiza, enseñándome siempre que, entre todos, podemos hacer del mundo un lugar un poco más bello y mejor.
Porque es un hecho incontestable que el abandono rural en Galicia es más peligroso que en otras regiones, ya que el clima templado y las abundantes lluvias hacen que la masa vegetal se reproduzca y crezca con una facilidad casi insultante; el papel de estos grandes herbívoros en la cadena trófica es innegable: Cada uno está especializado en un nicho y ya que la evolución animal y la vegetal corren parejas para que un sistema llegue al equilibrio deben interactuar ocupando sus nichos correspondientes.
Recordando los avistamientos de ciervos en la zona norte de Galicia (en las comarcas de Eume y Ortegal) caí en el espacio casi inhabitado que corre desde Pontedeume hasta Ortigueira, con las más de nueve mil hectáreas de parque natural en las Fragas del Eume y la casi colindante Escombrera de la central térmica de As Pontes con sus mil doscientas hectáreas de bosque artificial.
Para los que no están familiarizados con lo que es la Escombrera lo explico brevemente: Entre 1976 y 2007 la empresa ENDESA explotó una mina a cielo abierto de lignito pardo que dejó un socavón inmenso y una colina de escoria que hacían que al llegar a la zona uno debatiera si se encontraba en una zona de pruebas nucleares o en un planeta extraterrestre. Hoy toda esa zona la ocupan un lago de proporciones grandiosas y un espacio recuperado donde crecen especies vegetales y habitan numerosos bichos desde el lobo hasta el ciervo, pasando por un sinfín de pequeñas criaturas.
Bien: Este espacio está pegado a la hermosa Sierra del Forgoselo, donde habitan en semi-libertad caballos gallegos y vacas marelas, además de otra fauna autóctona que campa a sus anchas por la zona -me contaba un conocido que un día se encontró un lobo comiendo de los restos de un potrillo mientras entrenaba por la zona- que se emplaza a unos cinco kilómetros del Parque.
Analizando ese espacio y toda la zona colindante nos encontramos con paisajes escasamente tocados por el hombre, una baja densidad de población y una creciente afluencia de visitantes atraídos por las Fragas, el Cabo Ortegal (paso obligado de aves migratorias con miles de avistamientos al año), la Sierra de la Capelada (con los segundos acantilados más altos de la Europa continental) y el Parque Geológico de Bares, con algunos de los minerales más antiguos del planeta.
Dicen que el bisonte europeo necesita tres mil hectáreas para mantener una población sana de trescientos ejemplares, y ahí lanzo la pregunta ¿Se podría mantener una población inicial dentro de la Escombrera y empezar a plantearse su liberación controlada si se llega a romper el equilibrio dentro de la misma? Ignoro si ENDESA está por la labor o no, o cuántos bisontes se podrían conseguir para iniciar el proyecto o las trabas administrativas y burocráticas que conllevaría, pero sí sé que sería un polo de atracción que contribuiría sobremanera a frenar el éxodo rural entre Ferrol y Ortigueira y que podrían generarse sinergias turísticas importantes entre zonas que ya asoman como polos de atracción. Además es digno de mención que las Sierras de A Faladoira y O Xistral distan poco de toda la zona en cuestión y que la carencia de grandes infraestructuras viarias dejaría de ser una debilidad para convertirse en una fortaleza.
Me encantaría pensar que un día no muy lejano se podría contemplar un edén en esa tierra donde Dios se echó a descansar, y escuchar al hermano lobo llamarse en las noches de luna llena mientras ciervos, gamos, corzos, muflones, cabras y bisontes se inquietan ante la llamada de la caza. Quién sabe: Tal vez un día esos osos cantábricos que ya empiezan a cruzar el telón de grelos rujan para robar los restos de la caza al más inteligente de los cánidos, y tal vez un día sepamos como era todo antes de que llegásemos y decidiéramos cambiarlo.
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Adjunto enlace de noticia en ABC en la que explica los beneficios que se han producido en las zonas de introducción: http://www.abc.es/espana/la-rica-espana/20150825/abci-bisonte-europeo-conservacion-201508211058.html.
Este artículo se lo dedico a mi hermano, que es casi la única persona que atiende mis chaladuras y me las corrige o matiza, enseñándome siempre que, entre todos, podemos hacer del mundo un lugar un poco más bello y mejor.
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