En este momento tan dramático de nuestra historia todos necesitamos un tiñalpa en nuestra vida. Y cuando digo un tiñalpa me vale también un gualtrapa, o incluso un cabezón. Cualquiera de los tres logrará que dejemos de pensar en tantas tonterías y hartarnos de reír con sus ocurrencias, infortunios, desgracias o fallidos intentos de éxito en los diferentes ámbitos de su vida. Yo tengo varios amigos que me hacen terriblemente feliz, cada uno en su estilo. Está A.B. con su sonrisa permanente y sus permanentes ganas de sonreír y ser completamente kirsch, o glamurosa o desenfadada (porque ella siempre tiene ganas de ser completamente algo, y os aseguro que eso no es fácil). También está E.C.R. , que te puede hacer llorar de risa contándote la más absurda y dolorosa de las desgracias. Hace un tiempo un grupo de familiares empezamos a mandarnos nombres extraños, ridículos o altisonantes que encontrábamos en la vida real, cosa del estilo de Dolores Fuertes de Barriga y cosas de esas pero ...
Llega un momento en la vida en que empiezas a creer que la palabra es importante. Estas son mis armas para luchar por y para tratar de mejorar el mundo.