No importa mucho a dónde miremos, sino cómo miremos. Hay quien es capaz de ver lo que tenemos justo delante como un todo, como una de esas manchas del test de Rorschach que tanto se usaba antes como método de diagnóstico como poco se utiliza ahora. Una copa de vino. Os propongo un pequeño juego para que hagamos entre todos: He sacado de la nevera una botella de vino, una copa de una alacena y he aplicado unos pequeños efectos con mi móvil vintage y finalmente le he puesto una etiqueta. ¿Vosotros qué veis? La respuesta más simple es la global: Un anuncio de vino en el que se ven una copa y una botella difuminadas. Sencillo ¿No? Pues bien, vamos a tratar de ver todo lo que hay en la foto y no se ve a simple vista, o sí: Vino, cristal, una etiqueta de papel, un plástico a modo de gollete y seguramente un corcho que cierra la botella. Vayamos más lejos: Podemos intuir la mano de un artesano, el trabajo de un enólogo, personas cosechando la uva, trabajadores en una bodega, plantaci...
Llega un momento en la vida en que empiezas a creer que la palabra es importante. Estas son mis armas para luchar por y para tratar de mejorar el mundo.