Los que me conocen, saben que mi cabeza es un constante bullir de ideas más o menos inconexas que giran en torno a la libertad individual y a la protección de los más débiles. Eso me convierte en un facha según los cánones actuales, pero como no recuerdo una sola vez en mi vida que no me hayan tildado de eso, pues no es un tema que me preocupe ni lo más mínimo.
¿Que por qué empiezo así? Pues precisamente porque creo que el principal abuso que sufrimos las sociedades con fundamentos socialdemócratas viene de las administraciones públicas, y por eso creo que es fundamental la explicatio.
En España (en realidad en casi toda Europa) se pagan unos impuestos desorbitados con la aquiescencia de una gran parte de la población que prefiere no saber en qué se gasta su dinero y por otra que vive de ello. Por ejemplo: Si tú eres un sociólogo sin trabajo te montas una ONG, al poco pides unas subvenciones y las usas para pagarte un sueldo, luego camelas a algún colega de la administración y te dedicas a estudiar problemas que a nadie le importan un carajo. Si haces teatro ídem de lienzo, o si quieres hacer algún tipo de deporte. Conozco a muchísimas personas que supuestamente viven de su empresa y que sólo facturan a administraciones... y por supuesto que la prensa -esa que iba a morir- vive financiada por nuestros impuestos mientras sus directivos disfrutan de opulentos chaletes que sonrojan al casoplón de Galapagar.
Pero el dinero sí es de alguien y no sólo es finito si no que además es contable, y por eso cuando gastamos un tanto por ciento del mismo en subvenciones a gilipolleces varias se deja de gastar en otras cosas necesarias y/o productivas. Con esto no quiero decir en absoluto que no haya subvenciones bien dirigidas que generan bienestar social o retorno económico, pero sí alertar de que muchas veces esas ONG se convierten en chiringuitos paralelos que acaban convirtiéndose en elementos de manipulación política o ideológica.
Dos mujeres que trabajan habitualmente por amor al arte (literalmente) o a los demás, y de forma altruista y completamente desinteresadas, me pidieron hace tiempo que desarrollara dos ideas que serían beneficiosas para la ciudad de Ferrol; en su sencillez está su genialidad. Os las cuento:
La Cortina del Arsenal Militar de Ferrol es un dique grandioso que disuadió, mientras funcionó como batería de artillería, a cualquier enemigo de acercarse a la ciudad. Actualmente no tiene un uso específicamente militar, pero su grado de conservación es extraordinario, más allá de que la mayoría de sus cañones ya no se asienten sobre cureñas. Hay determinados momentos del año en los que desde sus troneras se pueden ver unas puestas de sol extraordinarias, y además es de los pocos lugares de la ciudad desde donde se ve la boca de la Ría. Coordinar con la Armada su acceso libre en determinadas fechas del año contribuiría sin duda a que todos apreciásemos más su valor, máxime cuando a diario se sigue disparando el "cañonazo" en el momento del ocaso para después poner la Oración de noche de la Marina Española. Os aseguro que trasladar allí el arriado solemne en ciertas ocasiones -garantizando la seguridad de las instalaciones militares- contribuiría, y mucho, a permeabilizar las instalaciones de la Armada con la ciudadanía. Creo que el almirante que tome esa decisión se habrá anotado un tanto tan importante como el que decidió que el Cristo de los Navegantes atravesara parte del Arsenal.
La otra idea es más ambiciosa pero sólo porque tiene un coste económico: El complejo de Herrerías está llamado a perpetuarse como el referente museístico de la ciudad, pero su entrada desmerece el conjunto de una forma terrible. Delante del museo hay un jardincillo al menos tan inútil como el que rodea a la Sala de Armas, cuya verja debería retranquearse por lo menos diez metros.
¿Que por qué empiezo así? Pues precisamente porque creo que el principal abuso que sufrimos las sociedades con fundamentos socialdemócratas viene de las administraciones públicas, y por eso creo que es fundamental la explicatio.
En España (en realidad en casi toda Europa) se pagan unos impuestos desorbitados con la aquiescencia de una gran parte de la población que prefiere no saber en qué se gasta su dinero y por otra que vive de ello. Por ejemplo: Si tú eres un sociólogo sin trabajo te montas una ONG, al poco pides unas subvenciones y las usas para pagarte un sueldo, luego camelas a algún colega de la administración y te dedicas a estudiar problemas que a nadie le importan un carajo. Si haces teatro ídem de lienzo, o si quieres hacer algún tipo de deporte. Conozco a muchísimas personas que supuestamente viven de su empresa y que sólo facturan a administraciones... y por supuesto que la prensa -esa que iba a morir- vive financiada por nuestros impuestos mientras sus directivos disfrutan de opulentos chaletes que sonrojan al casoplón de Galapagar.
Pero el dinero sí es de alguien y no sólo es finito si no que además es contable, y por eso cuando gastamos un tanto por ciento del mismo en subvenciones a gilipolleces varias se deja de gastar en otras cosas necesarias y/o productivas. Con esto no quiero decir en absoluto que no haya subvenciones bien dirigidas que generan bienestar social o retorno económico, pero sí alertar de que muchas veces esas ONG se convierten en chiringuitos paralelos que acaban convirtiéndose en elementos de manipulación política o ideológica.
Dos mujeres que trabajan habitualmente por amor al arte (literalmente) o a los demás, y de forma altruista y completamente desinteresadas, me pidieron hace tiempo que desarrollara dos ideas que serían beneficiosas para la ciudad de Ferrol; en su sencillez está su genialidad. Os las cuento:
La Cortina del Arsenal Militar de Ferrol es un dique grandioso que disuadió, mientras funcionó como batería de artillería, a cualquier enemigo de acercarse a la ciudad. Actualmente no tiene un uso específicamente militar, pero su grado de conservación es extraordinario, más allá de que la mayoría de sus cañones ya no se asienten sobre cureñas. Hay determinados momentos del año en los que desde sus troneras se pueden ver unas puestas de sol extraordinarias, y además es de los pocos lugares de la ciudad desde donde se ve la boca de la Ría. Coordinar con la Armada su acceso libre en determinadas fechas del año contribuiría sin duda a que todos apreciásemos más su valor, máxime cuando a diario se sigue disparando el "cañonazo" en el momento del ocaso para después poner la Oración de noche de la Marina Española. Os aseguro que trasladar allí el arriado solemne en ciertas ocasiones -garantizando la seguridad de las instalaciones militares- contribuiría, y mucho, a permeabilizar las instalaciones de la Armada con la ciudadanía. Creo que el almirante que tome esa decisión se habrá anotado un tanto tan importante como el que decidió que el Cristo de los Navegantes atravesara parte del Arsenal.
Boca de la Ría desde La Cortina. |
¿No merece Herrerías una entrada más digna? |
En este caso, la idea consiste en excavar el foso que yace enterrado ante EXPONAV y eliminar el cierre que tapa el antiguo penal de San Campio, donde se ubica el Museo Naval de Ferrol. En ese foso se colocarían algunos de esos elementos patrimoniales (sin duda algunas de las extraordinarias anclas) que se agolpan en el corredor de entrada al museo entre el penal y la Teneduría. Un ajardinamiento adecuado y una iluminación artística nos haría apreciar todo el conjunto en su magnitud. Esa reforma conllevaría una leve reforma del Cantón para hacer más permeable el conjunto desde la Plaza de la Ilustración, y sin duda facilitaría que todos nos sintiéramos más orgullosos del legado que atesora la ciudad.
Ahí tenéis dos ideas de dos mujeres con intuición, que han sabido ver más allá de lo que les muestran sus ojos y que costarían cero céntimos en el primer caso y el equivalente a un par de eventos teatrales en el segundo.
Pero como os decía al principio de la entrada, gastar el dinero en tener una ciudad más bonita no facilita que coloques a tu compañera de partido, por lo que seguramente, tendremos que esperar a que en una de las múltiples reformas de las plazas de Ferrol encuentren oro, y así con lo que sobre de las subvenciones, igual podemos arreglar algo sin que la Unión Europea nos dé dinero. Quién sabe, en Ferrol todo es posible.
AFUNDACIÓN, a escasos cien metros de Herrerías. |
Pero como os decía al principio de la entrada, gastar el dinero en tener una ciudad más bonita no facilita que coloques a tu compañera de partido, por lo que seguramente, tendremos que esperar a que en una de las múltiples reformas de las plazas de Ferrol encuentren oro, y así con lo que sobre de las subvenciones, igual podemos arreglar algo sin que la Unión Europea nos dé dinero. Quién sabe, en Ferrol todo es posible.
Comentarios
Publicar un comentario