Pues hete aquí que en Ferrol se van a construir cinco fragatas, cinco, que están llamadas a dominar los siete mares en los próximas 30 o 40 años. Las F-110, las han llamado por ahora, y supongo que si se forma gobierno pronto les pondrán de nombre la Indalecio Prieto, la Largo Caballero, la Azaña, la Dolores Ibarruri y la Carrillo.
Coñas (marineras) aparte, la cosa es que este proyecto nació hace ya muchos años y que se llevan invertidos muchos millones de euros, pero no menos cierto es que la mayoría de ellos no se invierten en Ferrol; los programas tecnológicos asociados a estas fragatas están repartidos entre Navantia, INDRA y Tecnobit, y la única que podría generar valor añadido en Ferrol (Navantia) lo está haciendo entre Madrid y San Fernando. ¿Qué quiere decir esto? Pues que la inmensa mayoría de los sub-programas asociados a la construcción de las fragatas y de los millones de euros que se han invertido han ido a parar a cualquier parte menos a la ciudad. Exactamente como ha pasado con todos los programas navales recientes.
La administración autonómica gallega ha canalizado una serie de inversiones con fondos europeos para investigaciones relacionadas con el programa a través de las Unidades Mixtas de Investigación, las UMI. Pues bien, la primera está en Porriño, y se ha llevado ya 2,4 millones de euros de fondos.
El último latigazo nos lo ha dado Navantia, y esta vez ha sido en toda la jeta: No sé con el apoyo de qué administraciones (aparte de la SEPI y el gobierno, por supuesto) ha anunciado que ha encargado el "gemelo digital" de las fragatas a la alemana SIEMENS (se ve que esa tan cacareada tecnología disruptiva que iban a aplicar no era más que la compra de tecnología a una multinacional, qué chasco y que asco).
Esa empresa estatal pública con sede en el Paseo de la Castellana, que tiene un déficit permanente y que sigue contribuyendo a que en Ferrol cada vez haya menos trabajadores (siempre tras una ardua negociación con los sindicatos) ha anunciado por lo bajini que va a ubicar el Centro de Excelencia en la Construcción Naval (CESEGA) en Santiago de Compostela, a donde la Barca de Piedra trasladó los restos del Apóstol Santiago, que es el único motivo que se me ocurre.
Cuando uno entra en la página de NAVANTIA y comprueba que ninguna de las empresas que contribuye a la construcción de estas naves está ni siquiera cerca de Ferrol, se da cuenta de por qué no somos la ciudad más famosa del mundo después de construir las mejores fragatas que hoy en día navegan por los siete mares y de exportar a países como Tailandia, Australia, Noruega o Turquía.
En Ferrol no vamos a hacer nada, eso lo sabemos todos, porque a los sindicatos se les ordenará desde sus partidos que callen ahora que están negociando un nuevo gobierno progresista.
Las Unidades Mixtas de Investigación (UMI), el Astillero 4.0, los 7.000 puestos de trabajo que nunca llegan... nada de eso va a solucionarnos nada.
Hoy no empezó a llover, empezó hace muchos días, y los elfos de los Puertos Grises seguiremos siendo los eternos olvidados mientras nuestras naves parten para siempre llevándose en su acero nuestras lágrimas, nuestra rabia y nuestra frustración.
Da igual que haya terreno disponible, da igual que media ciudad espere un convenio que nunca llega, da igual que se disponga de parcelas sin vender en Río do Pozo, que haya terreno disponible en Catabois o que haya una estación radio en El Molino esperando un convenio que nunca llega por intereses partidarios de tirios y troyanos; nosotros vamos a seguir pidiendo que tiren 500 metros de muralla mientras la inmensa mayoría de nuestra costa sigue ocupada por unos astilleros en los que sólo montamos barcos como si se tratará de mecanos, y por eso cada día entiendo más que nos estén metiendo los LEGO hasta en los churros de Bonilla: No quieren que progresemos, no quieren que seamos una referencia, no quieren que nuestros estudiantes de Ingeniería Naval o de FP contribuyan a que la industria naval española se posicione como lo que nunca debió dejar de ser: Ferrol es una fábrica que siempre está cerrando, los ferrolanos sólo hacemos barcos, y por eso los partidos nos quieren enfadados entre nosotros: Para seguir manipulándonos como llevan haciendo tanto tiempo.
Y así entendemos otras cosas, como que el 100% de los fondos autonómicos destinados al Camino Inglés se hayan invertido en mejorar el acceso a Santiago, y que encima nos digan que han invertido en nuestra ruta no sé cuántos millones de euros. También podemos entender por qué somos la ciudad con el tren más lento de España o por qué Ferrol y el Ortegal son las zonas peor comunicadas de Galicia.
Y así tal vez entendamos por qué después de taponar la Ría con un muelle carbonero y hacer otro en el Puerto Exterior van a cerrar la central de Puentes y van a dejar el puerto más rentable de Galicia en números rojos.
Que nadie espere nada de la prensa, con sus cabeceras en Santiago, Vigo y en Coruña, que nadie espere mucho más que quejas en las redes sociales: Hemos perdido nuestro enésimo tren y dentro de poco sólo tendremos a escuelas formando a nuestros niños y jóvenes para preparar su marcha a otros lugares donde puedan vivir.
Y nuestros políticos, tan callados, seguirán siendo secretarios generales de partidos, consejeros en Santiago, portavoces parlamentarios, senadores, diputados, directores generales... y a lo mejor hasta dentro de poco tenemos una ministra.
Asumámoslo de una vez: Todos ellos se han vendido, y el precio somos nosotros.
Coñas (marineras) aparte, la cosa es que este proyecto nació hace ya muchos años y que se llevan invertidos muchos millones de euros, pero no menos cierto es que la mayoría de ellos no se invierten en Ferrol; los programas tecnológicos asociados a estas fragatas están repartidos entre Navantia, INDRA y Tecnobit, y la única que podría generar valor añadido en Ferrol (Navantia) lo está haciendo entre Madrid y San Fernando. ¿Qué quiere decir esto? Pues que la inmensa mayoría de los sub-programas asociados a la construcción de las fragatas y de los millones de euros que se han invertido han ido a parar a cualquier parte menos a la ciudad. Exactamente como ha pasado con todos los programas navales recientes.
Las grúas cabizbajas esperan trabajo. |
El último latigazo nos lo ha dado Navantia, y esta vez ha sido en toda la jeta: No sé con el apoyo de qué administraciones (aparte de la SEPI y el gobierno, por supuesto) ha anunciado que ha encargado el "gemelo digital" de las fragatas a la alemana SIEMENS (se ve que esa tan cacareada tecnología disruptiva que iban a aplicar no era más que la compra de tecnología a una multinacional, qué chasco y que asco).
Esa empresa estatal pública con sede en el Paseo de la Castellana, que tiene un déficit permanente y que sigue contribuyendo a que en Ferrol cada vez haya menos trabajadores (siempre tras una ardua negociación con los sindicatos) ha anunciado por lo bajini que va a ubicar el Centro de Excelencia en la Construcción Naval (CESEGA) en Santiago de Compostela, a donde la Barca de Piedra trasladó los restos del Apóstol Santiago, que es el único motivo que se me ocurre.
Cuando uno entra en la página de NAVANTIA y comprueba que ninguna de las empresas que contribuye a la construcción de estas naves está ni siquiera cerca de Ferrol, se da cuenta de por qué no somos la ciudad más famosa del mundo después de construir las mejores fragatas que hoy en día navegan por los siete mares y de exportar a países como Tailandia, Australia, Noruega o Turquía.
En Ferrol no vamos a hacer nada, eso lo sabemos todos, porque a los sindicatos se les ordenará desde sus partidos que callen ahora que están negociando un nuevo gobierno progresista.
Las Unidades Mixtas de Investigación (UMI), el Astillero 4.0, los 7.000 puestos de trabajo que nunca llegan... nada de eso va a solucionarnos nada.
Hoy no empezó a llover, empezó hace muchos días, y los elfos de los Puertos Grises seguiremos siendo los eternos olvidados mientras nuestras naves parten para siempre llevándose en su acero nuestras lágrimas, nuestra rabia y nuestra frustración.
Da igual que haya terreno disponible, da igual que media ciudad espere un convenio que nunca llega, da igual que se disponga de parcelas sin vender en Río do Pozo, que haya terreno disponible en Catabois o que haya una estación radio en El Molino esperando un convenio que nunca llega por intereses partidarios de tirios y troyanos; nosotros vamos a seguir pidiendo que tiren 500 metros de muralla mientras la inmensa mayoría de nuestra costa sigue ocupada por unos astilleros en los que sólo montamos barcos como si se tratará de mecanos, y por eso cada día entiendo más que nos estén metiendo los LEGO hasta en los churros de Bonilla: No quieren que progresemos, no quieren que seamos una referencia, no quieren que nuestros estudiantes de Ingeniería Naval o de FP contribuyan a que la industria naval española se posicione como lo que nunca debió dejar de ser: Ferrol es una fábrica que siempre está cerrando, los ferrolanos sólo hacemos barcos, y por eso los partidos nos quieren enfadados entre nosotros: Para seguir manipulándonos como llevan haciendo tanto tiempo.
Y así entendemos otras cosas, como que el 100% de los fondos autonómicos destinados al Camino Inglés se hayan invertido en mejorar el acceso a Santiago, y que encima nos digan que han invertido en nuestra ruta no sé cuántos millones de euros. También podemos entender por qué somos la ciudad con el tren más lento de España o por qué Ferrol y el Ortegal son las zonas peor comunicadas de Galicia.
Y así tal vez entendamos por qué después de taponar la Ría con un muelle carbonero y hacer otro en el Puerto Exterior van a cerrar la central de Puentes y van a dejar el puerto más rentable de Galicia en números rojos.
Que nadie espere nada de la prensa, con sus cabeceras en Santiago, Vigo y en Coruña, que nadie espere mucho más que quejas en las redes sociales: Hemos perdido nuestro enésimo tren y dentro de poco sólo tendremos a escuelas formando a nuestros niños y jóvenes para preparar su marcha a otros lugares donde puedan vivir.
Y nuestros políticos, tan callados, seguirán siendo secretarios generales de partidos, consejeros en Santiago, portavoces parlamentarios, senadores, diputados, directores generales... y a lo mejor hasta dentro de poco tenemos una ministra.
Asumámoslo de una vez: Todos ellos se han vendido, y el precio somos nosotros.
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