Quiero ser breve y no sé si lo lograré: Hoy quiero felicitar a todos los Santiagos, Jaimes, Yagos y Jacobos por su santo, pero también quiero felicitar a todos los gallegos en el día de nuestro Patrón.
Parece que esta vez va a venir el mismísimo rey de España a pasar el día con nosotros y a comprobar como estamos saliendo a marchas más que forzadas del atraso al que nos habían abocado las políticas nacionales dedicadas a favorecer a Cataluña, Vascongadas y a Andalucía a lo largo de más de un siglo.
Los súbditos del Reyno de Galicia, de ese paraíso fresco y húmedo que tanto añoramos los ausentes, hemos conseguido con nuestro esfuerzo y con la ayuda del resto de España muchos logros capaces de asombrar a propios y a extraños, como el fenómeno jacobeo (el corrector de google ya sabe lo que es), el imparable avance de Inditex (éste aun no) y la no tan incipiente expansión de Estrella Galicia o de nuestros vinos, alimentos, manufacturas, etc.
Hay muchos gallegos triunfando hoy en día, y habrá más en breve, no me cabe la menor duda. Seguramente pronto la UNESCO declarará a nuestra Ribeira Sacra como bien de interés mundial y esperemos que a esta candidatura se una pronto la del conjunto defensivo ferrolano y que se mimen y difundan el patrimonio palaciego, el celta y el megalítico.
Estoy seguro de que nuestra gastronomía y nuestra hostelería sabrán aprovechar su eclosión tardía para tecnificarse y especializarse y así no depender de nuestra poco amable climatología.
Espero que nuestras industrias naval y automovilísticas se conviertan en referente y que lo hagan impulsadas por el sistema universitario y por el actual tejido empresarial.
Deseo fervientemente que se avance en la gestión, conservación y difusión de nuestros más que asombrosos espacios naturales. De hecho espero de corazón que Caurel y Ancares se conviertan pronto en un Parque Nacional con el beneplácito, por supuesto, de castellano-leoneses y asturianos.
Mientras tanto sólo me queda deciros a todos que a partir del día 1 de Agosto allí estaré, y que os recibiré gustoso a todos y, si teneis tiempo, os explicaré paseniño, por qué a veces nos quedamos absortos entre lusco e fusco con una copa de vino en la mano mientras se oye una gaita a lo lejos.
Parece que esta vez va a venir el mismísimo rey de España a pasar el día con nosotros y a comprobar como estamos saliendo a marchas más que forzadas del atraso al que nos habían abocado las políticas nacionales dedicadas a favorecer a Cataluña, Vascongadas y a Andalucía a lo largo de más de un siglo.
Los súbditos del Reyno de Galicia, de ese paraíso fresco y húmedo que tanto añoramos los ausentes, hemos conseguido con nuestro esfuerzo y con la ayuda del resto de España muchos logros capaces de asombrar a propios y a extraños, como el fenómeno jacobeo (el corrector de google ya sabe lo que es), el imparable avance de Inditex (éste aun no) y la no tan incipiente expansión de Estrella Galicia o de nuestros vinos, alimentos, manufacturas, etc.
Hay muchos gallegos triunfando hoy en día, y habrá más en breve, no me cabe la menor duda. Seguramente pronto la UNESCO declarará a nuestra Ribeira Sacra como bien de interés mundial y esperemos que a esta candidatura se una pronto la del conjunto defensivo ferrolano y que se mimen y difundan el patrimonio palaciego, el celta y el megalítico.
Estoy seguro de que nuestra gastronomía y nuestra hostelería sabrán aprovechar su eclosión tardía para tecnificarse y especializarse y así no depender de nuestra poco amable climatología.
Espero que nuestras industrias naval y automovilísticas se conviertan en referente y que lo hagan impulsadas por el sistema universitario y por el actual tejido empresarial.
Deseo fervientemente que se avance en la gestión, conservación y difusión de nuestros más que asombrosos espacios naturales. De hecho espero de corazón que Caurel y Ancares se conviertan pronto en un Parque Nacional con el beneplácito, por supuesto, de castellano-leoneses y asturianos.
Mientras tanto sólo me queda deciros a todos que a partir del día 1 de Agosto allí estaré, y que os recibiré gustoso a todos y, si teneis tiempo, os explicaré paseniño, por qué a veces nos quedamos absortos entre lusco e fusco con una copa de vino en la mano mientras se oye una gaita a lo lejos.
Comentarios
Publicar un comentario