Yo me críe en la Plaza de España, en ese espacio llorado y añorado por tantos que creen que cualquiera tiempo pasado fue mejor y se niegan a entrar en el laberinto a buscar el queso que les han cambiado de sitio.
Como vivo fuera desde hace casi diez años y no siempre puedo regresar con la asiduidad deseada voy viendo los cambios como en un "time-lapse" y noto más las tendencias de los que viven el día a día de la ciudad. Algunos tienen la tendencia a quedarse mirando a las rosas para ver si se abren, perdiendo tiempo y energías en, por otra parte, tan relajada actividad; el problema es que al final el aburrimiento los lleva a quejarse del vecino del quinto porque pone la música muy alta.
En diferentes entradas en Lluvia Fina y en Niebla he ido insinuando mi idea de que la ciudad acabará vertebrándose en el entorno de la Plaza de España, pero últimamente tengo la sospecha de que realmente eso es inexacto: El entorno va a ser el conjunto de la Plaza de España y el barrio de Recimil, conocido popularmente como las casas baratas.
Porque en realidad sí fueron baratas de construcción y vivir en ellas está al acceso de cualquiera, cosa de la que me alegraría si no supiese -como todo el mundo- que en ellas habita gente de desahogada economía. La solución es más que sencilla, y no es una idea original: De viaje en Austria me enseñaron unos edificios en el centro de Viena que discordaban con la espléndida arquitectura del conjunto de la ciudad. Parece ser que tras los bombarderos aliados durante la Segunda Guerra Mundial quedaron magníficos solares para edificar en el mismo centra de la ciudad del vals. Se construyeron unos edificios de hormigón bastante feos que se destinaron a las clases desfavorecidas. Con el tiempo estas clases desfavorecidas dejaron de serlo, por lo que se aplica para los alquileres un porcentaje de los ingresos declarados.
Yo es lo que propongo para nuestro barrio post-bélico: Renovaciones periódicas del arrendamiento, por el que se pagará según los ingresos, fijando un mínimo de renta para lao exención total o parcial del pago del canon. Con esto se conseguiría incrementar los ingresos por tan extensa propiedad municipal y disponer de fondos para el superplán, que os cuento también.
- Aprovechando el solar del Bambú y el banco que nos plantó allí el anterior gobierno se sienta un arquitecto con una libreta y pinta una casa barata tal cual es ahora.
- Se va a su estudio y proyecta una igual pero con ascensor, ventanas buenas, materiales modernos... actualizando ese ladrillo de hormigón a las necesidades y técnicas actuales de construcción y eficiencia energética.
- Se construye, y se re-ubica en el mismo a aquellos de los actuales inquilinos censados que tengan más necesidad.
- Se procede a demoler la siguiente casa y, aprovechando el solar...
Sí, ya lo sé: Es un dineral y un proceso muy largo, pero al fin y al cabo tenemos todas las vidas que queramos para construirlas, aprovechando para fomentar a las empresas del sector y para formar a nuestros jóvenes a la vez que mejoramos nuestro entorno y el medio.
Esta operación tendría un gran sentido si se aprovechara para reconstruir o restaurar las dotaciones de la zona (mercado, colegio, instituto, parroquia...) y si se tiene en cuenta la pretensión del gobierno municipal de convertir la Plaza de España en una rotonda subterránea, la del Ministerio de Fomento de crear una gran avenida de las Pías rebajando la trinchera a la altura de Esteiro y Ultramar y si analizamos con detenimiento la propuesta lanzada en su momento por Independientes por Ferrol por boca de su entonces edil Francisco Pita-Romero, a saber: Prolongar la Avenida de las Pías y la de La Paz hasta Santa Marina retranqueando la estación de tren y la de autobuses para construir una gran estación intermodal que vertebre la ciudad.
Otra de las circunstancias que posibilitarían esta gran operación es la conclusión definitiva del convenio de defensa y la edificación (espero que de servicios) en el Sánchez Aguilera. Ahora que la fundación Jove propone traerse a la ciudad la colección de coches clásicos más grande de Europa me doy cuenta de que la ciudad sería mucho mejor si la actual estación de tren fuera una gran instalación cultural (y se adecentara el Baluarte del Príncipe, por supuesto).
Y en ese momento lo único que tendríamos que hacer es mejorar la vía que une la Puerta Nueva con la Avenida de Esteiro, para facilitar el acceso a ese centro peatonal en el que nadie podrá aparcar por los siglos de los siglos. Y también se podría trasladar la feria mensual a ese gran espacio peatonal que suponen la unión de las plazas de España y de Sevilla.
Sí, ya sé que es imposible, pero si la actual corporación propone para solucionar los problemas de tráfico usar el tren chuchú yo propongo abrir la mente y, ya de paso, abrir una ciudad que necesita por encima de todo que creamos en ella.
Como vivo fuera desde hace casi diez años y no siempre puedo regresar con la asiduidad deseada voy viendo los cambios como en un "time-lapse" y noto más las tendencias de los que viven el día a día de la ciudad. Algunos tienen la tendencia a quedarse mirando a las rosas para ver si se abren, perdiendo tiempo y energías en, por otra parte, tan relajada actividad; el problema es que al final el aburrimiento los lleva a quejarse del vecino del quinto porque pone la música muy alta.
En diferentes entradas en Lluvia Fina y en Niebla he ido insinuando mi idea de que la ciudad acabará vertebrándose en el entorno de la Plaza de España, pero últimamente tengo la sospecha de que realmente eso es inexacto: El entorno va a ser el conjunto de la Plaza de España y el barrio de Recimil, conocido popularmente como las casas baratas.
Porque en realidad sí fueron baratas de construcción y vivir en ellas está al acceso de cualquiera, cosa de la que me alegraría si no supiese -como todo el mundo- que en ellas habita gente de desahogada economía. La solución es más que sencilla, y no es una idea original: De viaje en Austria me enseñaron unos edificios en el centro de Viena que discordaban con la espléndida arquitectura del conjunto de la ciudad. Parece ser que tras los bombarderos aliados durante la Segunda Guerra Mundial quedaron magníficos solares para edificar en el mismo centra de la ciudad del vals. Se construyeron unos edificios de hormigón bastante feos que se destinaron a las clases desfavorecidas. Con el tiempo estas clases desfavorecidas dejaron de serlo, por lo que se aplica para los alquileres un porcentaje de los ingresos declarados.
Yo es lo que propongo para nuestro barrio post-bélico: Renovaciones periódicas del arrendamiento, por el que se pagará según los ingresos, fijando un mínimo de renta para lao exención total o parcial del pago del canon. Con esto se conseguiría incrementar los ingresos por tan extensa propiedad municipal y disponer de fondos para el superplán, que os cuento también.
- Aprovechando el solar del Bambú y el banco que nos plantó allí el anterior gobierno se sienta un arquitecto con una libreta y pinta una casa barata tal cual es ahora.
- Se va a su estudio y proyecta una igual pero con ascensor, ventanas buenas, materiales modernos... actualizando ese ladrillo de hormigón a las necesidades y técnicas actuales de construcción y eficiencia energética.
- Se construye, y se re-ubica en el mismo a aquellos de los actuales inquilinos censados que tengan más necesidad.
- Se procede a demoler la siguiente casa y, aprovechando el solar...
Sí, ya lo sé: Es un dineral y un proceso muy largo, pero al fin y al cabo tenemos todas las vidas que queramos para construirlas, aprovechando para fomentar a las empresas del sector y para formar a nuestros jóvenes a la vez que mejoramos nuestro entorno y el medio.
Esta operación tendría un gran sentido si se aprovechara para reconstruir o restaurar las dotaciones de la zona (mercado, colegio, instituto, parroquia...) y si se tiene en cuenta la pretensión del gobierno municipal de convertir la Plaza de España en una rotonda subterránea, la del Ministerio de Fomento de crear una gran avenida de las Pías rebajando la trinchera a la altura de Esteiro y Ultramar y si analizamos con detenimiento la propuesta lanzada en su momento por Independientes por Ferrol por boca de su entonces edil Francisco Pita-Romero, a saber: Prolongar la Avenida de las Pías y la de La Paz hasta Santa Marina retranqueando la estación de tren y la de autobuses para construir una gran estación intermodal que vertebre la ciudad.
Otra de las circunstancias que posibilitarían esta gran operación es la conclusión definitiva del convenio de defensa y la edificación (espero que de servicios) en el Sánchez Aguilera. Ahora que la fundación Jove propone traerse a la ciudad la colección de coches clásicos más grande de Europa me doy cuenta de que la ciudad sería mucho mejor si la actual estación de tren fuera una gran instalación cultural (y se adecentara el Baluarte del Príncipe, por supuesto).
Y en ese momento lo único que tendríamos que hacer es mejorar la vía que une la Puerta Nueva con la Avenida de Esteiro, para facilitar el acceso a ese centro peatonal en el que nadie podrá aparcar por los siglos de los siglos. Y también se podría trasladar la feria mensual a ese gran espacio peatonal que suponen la unión de las plazas de España y de Sevilla.
Sí, ya sé que es imposible, pero si la actual corporación propone para solucionar los problemas de tráfico usar el tren chuchú yo propongo abrir la mente y, ya de paso, abrir una ciudad que necesita por encima de todo que creamos en ella.
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