No soy de los que gusta de hacer leña del árbol caído, pese a mi oposición ideológica frontal al PSOE, por eso creo que la reflexión ha de valer para que muchos (o todos) se den cuenta de que el amplificador que suponen las redes sociales y demás medios de comunicación sin control pueden convertirse en un caballo desbocado.
Hasta ayer nadie sabía si Sánchez tenía o no la mayoría, si hay socialistas que consideran que se puede llegar a algún tipo de acuerdo de legislatura con el Partido Popular, si la abstención estaba o no sobre el tapete. Lo único que se sabía es que Rajoy ofreció a Sánchez entrar en un gobierno de concentración y que este decidió paralizar el país buscando su nombramiento como presidente del gobierno.
Hoy nos desayunamos con la noticia de que el PSOE está hecho un campo de batalla y con la de que al PNV le hacen falta apoyos para formar gobierno, y que estos podrían venir de la izquierda rupturista o de los partidos que defienden el actual marco constitucional y estatutario.
No tengo ni idea de lo que va a pasar y sigo creyendo que de todos los partidos que han permitido que la corrupción florezca entre sus filas sólo está intacto el PP, que conserva más de ocho millones de votos y que parece haber empezado a remontar... pero que sigue sin conectar con la ciudadanía que los sostiene en sus sillas.
En definitiva, no creo que hoy deba ser un día feliz ni triste para aquellos que pensamos que esta plutocracia debe dar paso a una democracia más directa y eficaz; simplemente se constata lo que muchos han advertido desde hace muchos años, y es que muchos de los políticos están desconectados de la sociedad y que España se estaba convirtiendo en una partitocracia burocrática y cara que no daba respuesta a los problemas de la gente.
Y yo espero que todos y cada uno de ellos tomen nota.
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