Los cruceros de AIDA besan nuestra aguas. |
Se les llama cruceristas, porque pasajeros de crucero es muy largo. A mí me da igual como se les llame, pero ser son. Y van a atracar en Ferrol los próximos veces para hacer de la ciudad un escaparate que se mostrará en sus países de origen cuando se acabe su viaje.
Yo no dudo de que si el tiempo y la luz acompañan viajarán por toda Europa imágenes de los dos centinelas de la Boca de la Ría, y que muchos contarán que entre San Felipe y La Palma había una cadena (¿A quién le importa si era a San Marín? ¡No todo el mundo sabe de historia!).
Es posible que Curuxeiras, que no para de ganar en encanto, sea alabado por muchos por la animación de sus terrazas, y yo no descartaría que la Cortina, la Sala de Armas y la Puerta del Parque sean objeto del deseo de esos ávidos buscadores de experiencias que luego acaban colgando en redes sociales lo mejor que hayan encontrado. Porque nadie muestra las cosas malas que ve en sus viajes.
Los que decidan acercarse a Herrerías y lo encuentren podrán sentirse pasmados al comprobar que Ferrol fue una vez uno de los puertos militares más grandiosos del mundo, si no el que más; en el Museo Naval disfrutarán con la historia de nuestra marina y en EXPONAV con la de nuestros astilleros, y puede que en ese remozado Cantón disfruten de la tranquilidad que dan sus añejos árboles mientras contemplan esas esculturas que en muchos casos están descuidadas y que en casi todos están desnudas de ninguna indicación que oriente a esos extranjeros ávidos de tener algo que contar.
Los visitantes tienen gran poder adquisitivo. |
Es poco probable que un turista con todos los gastos pagados decida probar las viandas que ofrece nuestra cada vez mejor hostelería, a no ser que les lancemos un anzuelo en forma de tapa o algo que les llame la atención; también es casi imposible que se lleven un recuerdo de Ferrol, una camiseta de Ferrol Mola o una Vieira con la Cruz de Santiago pintada en rojo. Todavía no hemos llegado a ese punto.
Un gran crucero domina la ciudad. |
E incluso es posible que dentro de unos años haya un local en el puerto con un caldero de cobre del que sobresalgan los tentáculos de los pulpos, o con una plancha en la que se hagan volandeiras o con empanadas y pan de Neda, quesos del eume, pimientos del Couto o ternera del Forgoselo. Y que al lado alguien venda camisetas, recuerdos, vieiras pintadas o reproducciones de paisajes urbanos de Ferrol. Es más: Estoy seguro de que va a pasar, porque los ferrolanos somos especiales, pero no ajenos al devenir de los tiempos.
PD: Los que critican a los cruceros son los mismos que antes criticaron la Semana Santa, Equiocio, el Pantín Classic o las Pepitas y que ahora se centran en Las Meninas de Canido; no hay pega, porque en cuanto se consoliden los tráficos pasaran a otra cosa ¿Será el Rally de Ferrol, la Fashion Night, la Parrocheira? ¿Qué será? ¿Qué será? Ardo en deseos de comprobarlo, porque eso querrá decir que la cosa ha ido bien.
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