¿Habéis observado por Ferrol a una mujer vestida en plan belle époque que hace de guía en la llamada "Ruta del Modernismo"? Pues no es raro encontrársela en la Plaza de Amboage, donde supongo que explicará algo de la Iglesia de Nuestra Señora de la Merced.
El principal autor Modernista de Ferrol fue el arquitecto Rodolfo Ucha Piñeiro (Vigo, 1882 - Ferrol, 1981), al que se empieza a reconocer cada vez más y al que se pretende homenajear por su contribución a la ciudad. A mí me parece fenomenal y creo que todo lo que sea difundir y conservar su obra será a largo plazo beneficioso para la ciudad (lástima que mi adorada Facultad de Humanidades esté ahora ocupada en Extremo Oriente, que si no seguro que algo hacía).
Pues bien: Creo que lo que deberíamos plantearnos seriamente es dedicar uno de los edificios modernistas de la ciudad a museo de la Belle Époque, del Art Decó o como quieran llamarlo. No estoy haciendo una crítica a las positivas acciones que empiezan a a ser cada día más frecuentes gracias a ciudadanos activos que tratan de paliar en parte la inacción del Ayuntamiento, estoy aportando un punto de vista que creo que resultará enriquecedor si lo analizamos pausadamente y con cariño.
Modernismo es arquitectura, pero también es artesanía, pintura, artes gráficas, mobiliario, escultura... e innovación, espíritu transgresor y descaro. Yo visitaría una sala en donde se expusieran esos vestidos que vuelven a estar de moda, esos coches clásicos encantadores, esos carteles en tonos pastel, esos muebles estrafalarios y todo lo que rompió moldes en la época.
No se trata de recuperar bienes de un día para otro (que también habría que adquirirlos, claro está), sino de recuperar ese espíritu que impulsó muchas de las más sorprendentes obras del ser humano. Lanzo el guante por si alguien además de mí mismo considera que es un campo por desarrollar. Que levante la mano el que esté de acuerdo.
El principal autor Modernista de Ferrol fue el arquitecto Rodolfo Ucha Piñeiro (Vigo, 1882 - Ferrol, 1981), al que se empieza a reconocer cada vez más y al que se pretende homenajear por su contribución a la ciudad. A mí me parece fenomenal y creo que todo lo que sea difundir y conservar su obra será a largo plazo beneficioso para la ciudad (lástima que mi adorada Facultad de Humanidades esté ahora ocupada en Extremo Oriente, que si no seguro que algo hacía).
Pues bien: Creo que lo que deberíamos plantearnos seriamente es dedicar uno de los edificios modernistas de la ciudad a museo de la Belle Époque, del Art Decó o como quieran llamarlo. No estoy haciendo una crítica a las positivas acciones que empiezan a a ser cada día más frecuentes gracias a ciudadanos activos que tratan de paliar en parte la inacción del Ayuntamiento, estoy aportando un punto de vista que creo que resultará enriquecedor si lo analizamos pausadamente y con cariño.
Modernismo es arquitectura, pero también es artesanía, pintura, artes gráficas, mobiliario, escultura... e innovación, espíritu transgresor y descaro. Yo visitaría una sala en donde se expusieran esos vestidos que vuelven a estar de moda, esos coches clásicos encantadores, esos carteles en tonos pastel, esos muebles estrafalarios y todo lo que rompió moldes en la época.
No se trata de recuperar bienes de un día para otro (que también habría que adquirirlos, claro está), sino de recuperar ese espíritu que impulsó muchas de las más sorprendentes obras del ser humano. Lanzo el guante por si alguien además de mí mismo considera que es un campo por desarrollar. Que levante la mano el que esté de acuerdo.
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