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Que no es que todo esté mal, no es eso.

Hay veces que voy repasando las entradas que he escrito y me da la impresión de que me he convertido en una de esas personas que se empeñan en verlo todo negro, y no es el caso. Por ejemplo: Creo que las redes sociales están pobladas de gente mezquina que se dedica a desinformar de modo más o menos consciente -aunque siempre intencionado- pero también considero que se han convertido en un elemento transmisor de la verdad como nunca ha existido en la historia de la humanidad. El problema es que no hay más filtros que los que cada uno queramos poner y eso nos hace objetivo fácil; sin embargo, no es menos verdad que las páginas de información general sin fines políticos y con ánimo de mejorar las cosas son muchas y abundantes, y tal vez esa sea la primera luz de una mañana en la que se pueda razonar con más argumentos y polemizar de un modo más pausado tratando de llegar al entendimiento.
En Ferrol están pasando cosas muy buenas pese a la inoperancia de los poderes públicos, aunque de lo que más sobrados vamos es de anuncios. Hoy, cuando muchos medios tratan de hacer presión para que las cosas avancen, somos capaces de enterarnos de qué inversiones tienen previstas las administraciones públicas para nuestra ciudad ¿Lo éramos hace unos años? Pues la verdad es que no, y menos el público en general. No obstante, esa capacidad de hacer las cuentas transparentes nos convierte en sujetos impacientes ante la llegada de los ansiados manás anunciados.
Tras un largo paso por el Sinaí parece que el mapa de titulaciones de Ferrol se mueve. No me cabe la menor duda de que la administración autonómica y el gobierno de la Universidad de La Coruña hacen todo lo posible por conseguir esa mejora de nuestro Campus: El nuevo grado de moda, los posgrados de diseño industrial, la inclusión del Novoa Santos en las infraestructuras, la llegada de alumnos extranjeros al amparo de diferentes convenios, las prácticas en empresas, los altos índices de colocación en algunas titulaciones... nos hacen aprobar a los actores de este campo tan importante para una ciudad del tamaño de la nuestra. Esperemos que los años permitan que los frutos que ya empezamos a recoger maduren y se hagan más numerosos.
Con respecto a la depuración de la Ría se puede decir lo mismo: El proceso que empezó casi a la vez que la creación del Campus empezó a dar resultados en abril de 2017, y se mantiene vivo con la inclusión de la Malata en la red de saneamiento. Podríamos -debemos- exigir que se incluya todo aquello que no está incluido, desde núcleos de población hasta empresas, y a lo mejor deberíamos plantearnos una nueva instalación que nos permita crecer en el futuro en población y en industrias... pero no por ello podemos dejar de reconocer que estamos infinitas veces mejor que con el cero absoluto de hace unos meses.
El Puerto es otra de las alegrías parciales que observamos: Los tráficos están más que consolidados y su tendencia es alcista, con más graneles, pasajeros y mercancía general; para alcanzar la excelencia se está construyendo un acceso ferroviario a Caneliñas, para que la intermodalidad de la instalaciones coadyuve a la multiplicación de esos movimientos y a la creación de empresas. Pero siempre hay que buscar los peros para evitar que nuestros mandatarios caigan en la autocomplacencia: Las conexiones ferroviarias de ambas dársenas no llegan a ningún polígono industrial en el área de influencia de Ferrol ¿Qué por qué? Pues sencillamente porque no se han asentado en las proximidades de las vías de tren, por lo que la guinda del pastel -que sería la instalación de andenes de carga y descarga en los propios polígonos- no la vamos a poner, lo que significará que en caso de que se asienten industrias pesadas en la zona van a tener que utilizar la carretera para llegar al puerto, cuyos beneficios se harán sentir tierra adentro. ¿Tiene solución? Claro: como muchos hemos expuesto la solución pasa por ampliar la red de ferrocarriles entre las zonas industriales y las portuarias (en nuestro caso entre Ferrol y as Pontes), pero a fecha de hoy Ferrol es el gran olvidado en la red estatal.
Con el Camino Inglés pasa un poco lo mismo: Cada vez lo recorren más peregrinos, los que lo recorren tienen un nivel de satisfacción relativamente alto y las carencias obvias no están impidiendo que los números mejoren, pero apena pensar que seguramente una acción decidida de los municipios por los que discurre, el retranqueo del trazado para alejarlos de las zonas sin interés o peligrosas y la habilitación de un albergue de peregrinos tendrían un efecto multiplicador en el número de visitantes.
No me gustaría dejar de mencionar que casi cualquier evento social que se celebra en la ciudad atrae cada año más visitantes y que -en general- se notan una mejora y un cuidado cada año mayor: De la varias veces centenaria Semana Santa hasta la novata Fashion Night, y pasando por los eventos deportivos más consolidados o por las entrañables Pepitas, el calendario local desmiente a todos aquellos que sostienen que en Ferrol no hay nada que hacer.
Por último quiero mencionar que los museos y varios de nuestros principales bienes patrimoniales están cogiendo un nuevo impulso gracias en parte a la acción desinteresada de muchas asociaciones de ciudadanos que han gastado parte de su tiempo en estudiar y promocionar que aquí si hay mucho que ver: A todos ellos deberíamos poner un monumento por no bajar los brazos ni cuando parece que todo va mal, y algún día serán reconocidos, no lo dudo.
Hay más indicios de bonanza en el futuro que es posible que se materialicen: El Plan Director del Marcide, la nueva residencia de ancianos en O Boial, los programas de construcción naval en marcha, la eliminación del talud de Las Pías... y yo espero que en los próximos años cada día tenga menos sentido que desde esta esquina lluviosa de Galicia un escritor aficionado os tenga que contar la pena que le da que Ferrol pierda cientos de habitantes cada año mientras sus barrios históricos se degradan sin que los millones de euros que invierte la administración parezcan servir de nada.

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