Cada vez que asisto a una conferencia, que leo un artículo, que escucho una opinión o alguien comenta lo que hay que hacer llego a la misma conclusión: O falar non ten cancelas, que quiere decir en gallego que la gente dice lo que se le ocurre; me explico, o lo intento:
Por más que quieran convencernos los lingüistas de otra cosa restaurar significa lo mismo que arreglar, lo que quiere decir devolverlo a su estado original. Restaurar es una palabra que proviene del latín (¡qué pena que ya no se estudie!) y que significa literalmente volver a poner de pie, por lo que su aplicación a un bien inmueble no debería admitir mucha discusión: si el castillo de San Felipe esta roto y lo restauro lo que hago es volver a hacer un castillo.
Rehabilitar, sin embargo, significa volver a habilitar, o devolver a algo o alguien a su antiguo estado, lo que necesariamente implicaría devolverlo a su uso original; rehabilitar es volver hacia atrás en el tiempo: Actuamos sobre las ruinas de San Carlos para volver a hacer un fortín en la boca de la Ría de Ferrol.
Reparar implicaría ya equiparlo para volver a un estado anterior, lo que implicaría seguramente dotar de cañones y artilleros al Castillo de la Palma, olvidándose su anterior utilización como cárcel o buscando otros usos como ese hotelero del que se lleva hablando tanto tiempo.
En Ferrol, por suerte o por desgracia, se aplica una mezcla de todo esto con la conservación de la ruina, que significa olvidar todo lo anterior para guardar lo que tenemos, que no es sino una ruina.
Con todo esto creo necesario que no equivoquemos términos: EXPONAV no se devolvió a su uso original, ya no son unas herrerías de la Armada. Lo que se hizo con el antiguo edificio fue restaurar el inmueble y cambiar su uso original por otro que, si bien tiene una relación con el original, no es el mismo uso.
Sin irnos de Ferrol tenemos el clarísimo ejemplo del Arsenal y su muralla: Todo el conjunto se repara y rehabilita constantemente para seguir teniendo el mismo uso, salvo aquellas partes en las que el mismo ha sido modificado, siendo el ejemplo más notorio la antigua Sala de Armas, convertida hoy en una residencia.
En todos los casos en las que las restauraciones, reparaciones o rehabilitaciones han tenido éxito se repite un mismo ingrediente: Tiene un plan de usos y un presupuesto para su mantenimiento.
Y por eso me gustaría dejar clara una cosa: Por muchos millones de euros que invirtamos en rehabilitar nuestro sistema defensivo o en el conjunto del patrimonio de la Ilustración nada surtirá efecto si no prevemos antes cómo vamos a financiar su mantenimiento. ejemplos hay miles, como el Parador de San Estebán de Ribas do Sil o el de Baiona, que eran respectivamente una abadía y un castillo y hoy son instalaciones hoteleras públicas (son del estado) y de uso público (no privado). Con estas líneas quiero simplemente reflexionar acerca de la necesidad de dotar de un plan de usos y de una memoria económica a todos aquellos bienes que pretendemos embellecer, ya sea conservando la ruina, devolviéndolo a su uso original o pensando en qué funciones podría tener en el futuro que permitan su conservación y dotar de un legado a las generaciones venideras.
PD: Cuando ya había escrito esta entrada se informó en la prensa que la obra de Ucha conocida como Chalé de Canido va a ser restaurado para convertirlo en un pequeño hotel. A veces los deseos se cumplen, qué cosas.
Por más que quieran convencernos los lingüistas de otra cosa restaurar significa lo mismo que arreglar, lo que quiere decir devolverlo a su estado original. Restaurar es una palabra que proviene del latín (¡qué pena que ya no se estudie!) y que significa literalmente volver a poner de pie, por lo que su aplicación a un bien inmueble no debería admitir mucha discusión: si el castillo de San Felipe esta roto y lo restauro lo que hago es volver a hacer un castillo.
Rehabilitar, sin embargo, significa volver a habilitar, o devolver a algo o alguien a su antiguo estado, lo que necesariamente implicaría devolverlo a su uso original; rehabilitar es volver hacia atrás en el tiempo: Actuamos sobre las ruinas de San Carlos para volver a hacer un fortín en la boca de la Ría de Ferrol.
Reparar implicaría ya equiparlo para volver a un estado anterior, lo que implicaría seguramente dotar de cañones y artilleros al Castillo de la Palma, olvidándose su anterior utilización como cárcel o buscando otros usos como ese hotelero del que se lleva hablando tanto tiempo.
En Ferrol, por suerte o por desgracia, se aplica una mezcla de todo esto con la conservación de la ruina, que significa olvidar todo lo anterior para guardar lo que tenemos, que no es sino una ruina.
Con todo esto creo necesario que no equivoquemos términos: EXPONAV no se devolvió a su uso original, ya no son unas herrerías de la Armada. Lo que se hizo con el antiguo edificio fue restaurar el inmueble y cambiar su uso original por otro que, si bien tiene una relación con el original, no es el mismo uso.
Sin irnos de Ferrol tenemos el clarísimo ejemplo del Arsenal y su muralla: Todo el conjunto se repara y rehabilita constantemente para seguir teniendo el mismo uso, salvo aquellas partes en las que el mismo ha sido modificado, siendo el ejemplo más notorio la antigua Sala de Armas, convertida hoy en una residencia.
En todos los casos en las que las restauraciones, reparaciones o rehabilitaciones han tenido éxito se repite un mismo ingrediente: Tiene un plan de usos y un presupuesto para su mantenimiento.
Y por eso me gustaría dejar clara una cosa: Por muchos millones de euros que invirtamos en rehabilitar nuestro sistema defensivo o en el conjunto del patrimonio de la Ilustración nada surtirá efecto si no prevemos antes cómo vamos a financiar su mantenimiento. ejemplos hay miles, como el Parador de San Estebán de Ribas do Sil o el de Baiona, que eran respectivamente una abadía y un castillo y hoy son instalaciones hoteleras públicas (son del estado) y de uso público (no privado). Con estas líneas quiero simplemente reflexionar acerca de la necesidad de dotar de un plan de usos y de una memoria económica a todos aquellos bienes que pretendemos embellecer, ya sea conservando la ruina, devolviéndolo a su uso original o pensando en qué funciones podría tener en el futuro que permitan su conservación y dotar de un legado a las generaciones venideras.
PD: Cuando ya había escrito esta entrada se informó en la prensa que la obra de Ucha conocida como Chalé de Canido va a ser restaurado para convertirlo en un pequeño hotel. A veces los deseos se cumplen, qué cosas.
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