Resulta que dicen algunos, seguramente políticos, que Ferrol es una de las ciudades de Galicia donde más y mejor se restaura... lo que no dicen es quién. Bueno, en realidad no hace mucha falta que digan nada, porque todos sabemos que son empresas constructoras o de albañilería, con diferente grado de capacitación. También sabemos que hay arquitectos, aparejadores y que las administraciones apoyan mucho. Para mí falta la base. En la familia profesional de edificación y obra civil tenemos los siguientes ciclos formativos autorizados:
Grado básico
Reforma y mantenimiento de edificios
Grado medio
Obras de interior, decoración y rehabilitación
Grado superior
Organización y control de obras de construcción
Proyectos de edificación
Proyectos de obra civil
¿No os falla algo? Porque a mí sí me falla y echo en falta algo más concreto y tangible en una comunidad autónoma que aspira a liderar las buenas prácticas en la gestión del patrimonio histórico inmobiliario. Además de estos grados existe un grado básico en mantenimiento de edificios y algunos de carpintería, enfocados básicamente a la fabricación de muebles; de especialización en cantería, carpintería, enyesado, restauración escultórica, alicatados, cerámicas, etc. hay muy poco.
En Galicia tenemos la Escuela de Canteros de Pontevedra y la Escuela Superior de Conservación y Restauración de Bienes Culturales de Galicia, con las especialidades de arqueología, escultura y pintura. Para toda Galicia y en un sector que supone un porcentaje muy considerable del PIB parece más bien poco, y me da la impresión de que pasa como con la cocina: Si eres constructor y quieres gente que trabaje para ti pues los buscas y malo será que no los encuentres, y luego ya los irás formando.
Yo no dudo del buen hacer de los profesionales del sector, es que directamente no me cabe duda de que es una ruleta: Lo mismo te toca uno bueno que hace las cosas de forma pulcra y con profesionalidad que te toca un chapucero que acaba generándote un problema en vez de arreglarte el que tenías.
A mí me gustaría que en Ferrol, que tanto se restaura en viviendas y monumentos, formáramos buenos profesionales en los diferentes campos que tienen la construcción y la restauración de edificios, y me hago esta pregunta: ¿Cuándo Rodolfo Ucha Piñeiro construía un edificio en las primeras décadas del Siglo XX donde encontraba los trabajadores necesarios para esos fundidos y molduras? ¿Dónde se formaban estos profesionales? ¿Quién construía esos ventanales de formas imposibles? ¿Quién le proporcionaba los cristales de colores? ¿Quién pintaba? Y hablamos de una época en que había escuelas de artes y oficios, pero no una formación profesional reglada.
En fin, lo dejo en el aire, pero me gustaría creer que una comunidad autónoma que quiere liderar las prácticas sostenibles en la conservación y recuperación del patrimonio es capaz de crear una oferta académica en la que se profesionalicen al máximo posible unos oficios que no están amenazados por la robotización y que deberían utilizar las nuevas tecnologías para facilitar que se devuelva el brillo a todo aquello que lo perdió. Vamos, que tal vez un día nos pase como con aquella frade de que los gallegos no sabemos cocinar porque no nos hace falta y descubramos que todavía queda un gran camino que recorrer para sacar rendimiento a nuestros castros, pazos, hórreos o castillos. Que haberlos haylos, y muchos.
Grado básico
Reforma y mantenimiento de edificios
Grado medio
Obras de interior, decoración y rehabilitación
Grado superior
Organización y control de obras de construcción
Proyectos de edificación
Proyectos de obra civil
¿No os falla algo? Porque a mí sí me falla y echo en falta algo más concreto y tangible en una comunidad autónoma que aspira a liderar las buenas prácticas en la gestión del patrimonio histórico inmobiliario. Además de estos grados existe un grado básico en mantenimiento de edificios y algunos de carpintería, enfocados básicamente a la fabricación de muebles; de especialización en cantería, carpintería, enyesado, restauración escultórica, alicatados, cerámicas, etc. hay muy poco.
En Galicia tenemos la Escuela de Canteros de Pontevedra y la Escuela Superior de Conservación y Restauración de Bienes Culturales de Galicia, con las especialidades de arqueología, escultura y pintura. Para toda Galicia y en un sector que supone un porcentaje muy considerable del PIB parece más bien poco, y me da la impresión de que pasa como con la cocina: Si eres constructor y quieres gente que trabaje para ti pues los buscas y malo será que no los encuentres, y luego ya los irás formando.
Yo no dudo del buen hacer de los profesionales del sector, es que directamente no me cabe duda de que es una ruleta: Lo mismo te toca uno bueno que hace las cosas de forma pulcra y con profesionalidad que te toca un chapucero que acaba generándote un problema en vez de arreglarte el que tenías.
A mí me gustaría que en Ferrol, que tanto se restaura en viviendas y monumentos, formáramos buenos profesionales en los diferentes campos que tienen la construcción y la restauración de edificios, y me hago esta pregunta: ¿Cuándo Rodolfo Ucha Piñeiro construía un edificio en las primeras décadas del Siglo XX donde encontraba los trabajadores necesarios para esos fundidos y molduras? ¿Dónde se formaban estos profesionales? ¿Quién construía esos ventanales de formas imposibles? ¿Quién le proporcionaba los cristales de colores? ¿Quién pintaba? Y hablamos de una época en que había escuelas de artes y oficios, pero no una formación profesional reglada.
En fin, lo dejo en el aire, pero me gustaría creer que una comunidad autónoma que quiere liderar las prácticas sostenibles en la conservación y recuperación del patrimonio es capaz de crear una oferta académica en la que se profesionalicen al máximo posible unos oficios que no están amenazados por la robotización y que deberían utilizar las nuevas tecnologías para facilitar que se devuelva el brillo a todo aquello que lo perdió. Vamos, que tal vez un día nos pase como con aquella frade de que los gallegos no sabemos cocinar porque no nos hace falta y descubramos que todavía queda un gran camino que recorrer para sacar rendimiento a nuestros castros, pazos, hórreos o castillos. Que haberlos haylos, y muchos.
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