El experimento sociológico al que he sido forzado por las circunstancias está a punto de concluir, hasta el punto de que mañana se puede dar por finalizado. En este tiempo de forzado aislamiento se han producido una serie de acontecimientos a nivel local y nacional que han sido más que dignos de mención; yo sé que al mundo no la hace falta nadie para seguir su camino, y sé perfectamente que yo soy tan prescindible como el que más, e incluso soy consciente de que las cosas no van a mejorar por el hecho de que yo esté o de que no. Y sin embargo tengo la máxima de que muchas veces la palabra escrita sirve de compañía a los lectores, pero especialmente al escritor: Cuando dedicas tiempo a la reflexión llegas a conclusiones a las que una vida ajetreada, de esas de teléfono móvil y televisión haciendo siempre ruido, no te dejan llegar, y seguramente te sumerges en un modo de reflexión mucho más profundo que el que te proporcionan la lectura o la conversación.
Y este aislamiento me ha llevado a la siguiente reflexión: Se ha celebrado en este tiempo el fin de semana de la movilidad, un certamen de no sé qué tipo de arte urbano y otro de teatro en espacios pequeños... y los concejales dedicados al autobombo nos han explicado que han sido un éxito, tal vez sólo parejo al éxito que pronostican para Sánchez las encuestas del CIS.
A la boda de mi hermana mayor fue más gente que a cualquiera de esos actos tan celebrados, y lo digo completamente en serio. Este gobierno municipal sabe, entre otras cosas, que el domingo que viene habrá más gente en San Julián -en cada una de las cuatro misas que se celebrarán- que en el más concurrido de cuantos festejos han programado para adoctrinarnos y enseñarnos lo malo que es no andar si vives en el Barrio de la Magdalena, lo inculto que eres si no acudes a obras galleguistas y feministas con títulos tan eufónicos como "Monstruación" o lo alejado que estás de la realidad si no acudes a pintar por qué los abuelos son guays en un grafitti mientras te enseñan a moverte en patinete.
Y el caso es que sale una en la prensa diciendo que algo que ha organizado ella es un éxito porque se han apuntado algo así como trece personas para hacer un espectáculo grotesco que está fenomenal, es maravilloso y es fantástico... y yo pienso en que deben estar en serio, porque no hay nadie en el mundo con tal desvergüenza como para decir que una participación del 0,0% del público objetivo es un éxito, salvo Basterrechea, que es ese concejal que se dedicó los primeros tiempos de su reinado a tratar de convencernos de que Ferrol es un polo de atracción cultural a nivel nacional porque a veces unas doscientas o trescientas personas acuden a algo que ha organizado él mismo.
Y el caso es que a mí me gusta que se organicen cosas. Recuerdo esa exposición temporal de Sorolla hace diez años a la que acudieron miles de personas (¿Habían sido nueve mil?), también esos carteles de completo en el Jofre y otras muchas iniciativas multitudinarias, siendo la última en unirse esa reciente fiesta de la cerveza artesana a la que acudió tanta gente que agotaron las existencias. También suelen tener mucho éxito algunas exposiciones en EXPONAV o el Museo Naval en las que los visitantes se cuentan por miles, o la fiesta que se hace en el Campus, o la Semana Santa, FEVINO, el Pantín Classic, Equiocio, "Os Maios", Las Meninas o las Fashion Night...; pues bien: Ninguno de esos eventos los ha organizado una corporación municipal, ni ahora con Basterrechea ni antes con ningún otro. ¿Y qué pasa entonces, que el público no tiene razón o que no hay ni ha habido nadie en el ayuntamiento con capacidad de pulsar la opinión de la gente y organizar eventos que interesen al público? Pues claramente es lo segundo, a lo que se une un sectarismo muy español de no querer participar en lo que organizan los partidos con los que no simpatizamos.
Pero en estos últimos años la cosa ha ido claramente a peor, desde el momento en que los responsables de cultura a nivel municipal, provincial y autonómico han acallado las voces de los que pensamos que no todo tiene que estar teñido de galleguismo y feminismo, ya sea porque no estemos de acuerdo (que es mi caso) o bien porque lo que buscamos para nuestros ratos de ocio es pasárnoslo bien (que también es mi caso).
Y por eso tengo grabado a fuego el número de 675 personas, que es algo menos de un 1% de la población de Ferrol, y cuando se organiza algo cuyos participantes no llegan a ese número y leo que ha sido un éxito me echo las manos a la cabeza y pienso en que no entiendo como se puede sacar pecho cuando sólo ha respondido a tu convocatoria aproximadamente el cero por ciento de los convocados; aunque claro, tal vez eso sea lo que quieren, y por eso nos dicen que fue un éxito un acto al que acudieron un total del 0,0%.
Sí, porque si el 1% de los ferrolanos son 675 personas, el 0,1% de los ferrolanos son 67 personas, y cuando el número de asistentes es menor que esa mágica cifra, podemos decir que han acudido el 0,0% de los ferrolanos Eso siempre que las matemáticas no me fallen.
Y este aislamiento me ha llevado a la siguiente reflexión: Se ha celebrado en este tiempo el fin de semana de la movilidad, un certamen de no sé qué tipo de arte urbano y otro de teatro en espacios pequeños... y los concejales dedicados al autobombo nos han explicado que han sido un éxito, tal vez sólo parejo al éxito que pronostican para Sánchez las encuestas del CIS.
A la boda de mi hermana mayor fue más gente que a cualquiera de esos actos tan celebrados, y lo digo completamente en serio. Este gobierno municipal sabe, entre otras cosas, que el domingo que viene habrá más gente en San Julián -en cada una de las cuatro misas que se celebrarán- que en el más concurrido de cuantos festejos han programado para adoctrinarnos y enseñarnos lo malo que es no andar si vives en el Barrio de la Magdalena, lo inculto que eres si no acudes a obras galleguistas y feministas con títulos tan eufónicos como "Monstruación" o lo alejado que estás de la realidad si no acudes a pintar por qué los abuelos son guays en un grafitti mientras te enseñan a moverte en patinete.
Y el caso es que sale una en la prensa diciendo que algo que ha organizado ella es un éxito porque se han apuntado algo así como trece personas para hacer un espectáculo grotesco que está fenomenal, es maravilloso y es fantástico... y yo pienso en que deben estar en serio, porque no hay nadie en el mundo con tal desvergüenza como para decir que una participación del 0,0% del público objetivo es un éxito, salvo Basterrechea, que es ese concejal que se dedicó los primeros tiempos de su reinado a tratar de convencernos de que Ferrol es un polo de atracción cultural a nivel nacional porque a veces unas doscientas o trescientas personas acuden a algo que ha organizado él mismo.
Y el caso es que a mí me gusta que se organicen cosas. Recuerdo esa exposición temporal de Sorolla hace diez años a la que acudieron miles de personas (¿Habían sido nueve mil?), también esos carteles de completo en el Jofre y otras muchas iniciativas multitudinarias, siendo la última en unirse esa reciente fiesta de la cerveza artesana a la que acudió tanta gente que agotaron las existencias. También suelen tener mucho éxito algunas exposiciones en EXPONAV o el Museo Naval en las que los visitantes se cuentan por miles, o la fiesta que se hace en el Campus, o la Semana Santa, FEVINO, el Pantín Classic, Equiocio, "Os Maios", Las Meninas o las Fashion Night...; pues bien: Ninguno de esos eventos los ha organizado una corporación municipal, ni ahora con Basterrechea ni antes con ningún otro. ¿Y qué pasa entonces, que el público no tiene razón o que no hay ni ha habido nadie en el ayuntamiento con capacidad de pulsar la opinión de la gente y organizar eventos que interesen al público? Pues claramente es lo segundo, a lo que se une un sectarismo muy español de no querer participar en lo que organizan los partidos con los que no simpatizamos.
Pero en estos últimos años la cosa ha ido claramente a peor, desde el momento en que los responsables de cultura a nivel municipal, provincial y autonómico han acallado las voces de los que pensamos que no todo tiene que estar teñido de galleguismo y feminismo, ya sea porque no estemos de acuerdo (que es mi caso) o bien porque lo que buscamos para nuestros ratos de ocio es pasárnoslo bien (que también es mi caso).
Y por eso tengo grabado a fuego el número de 675 personas, que es algo menos de un 1% de la población de Ferrol, y cuando se organiza algo cuyos participantes no llegan a ese número y leo que ha sido un éxito me echo las manos a la cabeza y pienso en que no entiendo como se puede sacar pecho cuando sólo ha respondido a tu convocatoria aproximadamente el cero por ciento de los convocados; aunque claro, tal vez eso sea lo que quieren, y por eso nos dicen que fue un éxito un acto al que acudieron un total del 0,0%.
Sí, porque si el 1% de los ferrolanos son 675 personas, el 0,1% de los ferrolanos son 67 personas, y cuando el número de asistentes es menor que esa mágica cifra, podemos decir que han acudido el 0,0% de los ferrolanos Eso siempre que las matemáticas no me fallen.
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