Yo muchas veces creo en el futuro, aunque hay otras en las que me cuesta un poco más; ahora estoy en un momento en que los avatares políticos me hacen creer un poco más, porque me da la impresión de que los que viven de gestionar la nuestro están aprendiendo la más que valiosa lección de que están ahí porque nosotros queremos que estén.
Sí, la información se mueve a tal velocidad que es difícil de asimilar, pero lo cierto es que llega a los ciudadanos, y llega con tal prontitud que los globos sonda se pinchan al albur de que la prensa o las redes sociales sean capaces de canalizar una opinión, y eso jamás había pasado en la historia de la humanidad. Y por eso creo que hay cosas que van a cambiar, porque ahora -por fin- nos escuchan.
En Ferrol, el caso más claro que tenemos es el puerto, o Ferrol Vello, o la unión de estos dos con Argüelles, e incluso la unión de estos tres espacios con la Cortina del Arsenal. Ya sé que tengo una querencia natural a escribir acerca de este espacio continuo, pero debéis comprenderme: Hace no tanto tiempo ciertas voces se unieron airadas para protestar por que iban a construir un tanque de tormentas en los Jardines de la Ranita y finalmente se modificó el proyecto. Hoy sentimos los locales de hostelería como un valor de la zona, que ha sido declarada BIC y ha entrado en el muy restrictivo programa REXURBE; desde entonces no sólo ha mejorado el barrio entero, sino que se han sucedido acciones que siempre nos hacen avanzar, y estoy convencido de que en el futuro seguirán tomándose buenas decisiones, porque todos los que se presentan a alcalde es porque quieren ser alcalde.
Sí, Jorge Suárez quiere ser Fernández Lores, Sestayo quería ser Abel Caballero y Rey Varela quiere ser Álvarez del Manzano, y pongo estos ejemplos por ser alcaldes duraderos a los que vota o votaba gente de otra ideología pese a que ellos conservaron la propia. El único problema con esto es que cuando llegan a alcaldes no saben serlo porque nunca lo han sido, o al menos no saben del todo.
La clave, siempre desde mi punto de vista, radica en que no existe una escuela de alcaldes, por lo que el aprendizaje se hace sobre la marcha y las notas se ponen cuando se van. Esta circunstancia provoca que decisiones equivocadas, errores, la mala suerte o la política nacional (de España, por si me está leyendo Feijoo o alguien que le quiera recordar cuál es nuestra nación) e incluso la autonómica, acaban dando al traste con personas que están aprendiendo a gestionar, a ahorrarse gestos que sólo les restan votos, a dejar de enfrentarse con minorías influyentes, a confeccionar presupuestos, a contratar servicios, a convocar oposiciones...
Yo estoy casi seguro de que Suárez, Rey Varela o Irisarri no han robado y que, en líneas generales, han tratado de legar mejoras a la ciudad.
Por ir cronológicamente Irisarri fue el que inició el parque del Montón, arregló y urbanizó las carreteras de Castilla y Catabóis y la Calle Alcalde Usero, y el que inició la urbanización de la Calle Alegre. Inició además la senda litoral y pretendía seguir urbanizando calles (creo recordar que el primer proyecto que no empezó fue el de la Calle de la Iglesia). Sonó la campana y se acabó, y los ferrolanos no le aprobamos.
Rey Varela también lo intentó: El Cantón, el Parque, la Plaza de España, la Cuesta de Mella, la finalización de Canido... y luego inició la instalación de estatuas porque creyó que podrían ser un signo distintivo de nuestra ciudad. No sé si suspendió o aprobó con una nota baja, pero no convenció a la mayoría suficiente.
Suárez empezó con demasiados titubeos: la oficina de turismo del Puerto, las sillas gigantes de Esteiro, una urbanización, mucho gesto bobo... y en su último año pretende arreglar el Mercado de Caranza, Porta Nova, la Plaza de Armas, la pasarela de Santa Marina, crear una bolsa de aparcamiento... estoy convencido de que cree en su proyecto y en que cree que si le dejan repetir se va a retirar de alcalde. Igual que los anteriores, y lo digo completamente en serio.
Y ahora que Irisarri seguramente no vuelva, parece que la liza está entre dos contendientes que ya han sido alcaldes y que acumulan cierta experiencia en la gestión municipal, y que saben qué problemas se van a encontrar.
Y con esto quiero decir que se va a dar casi seguro la circunstancia de que el próximo alcalde de Ferrol ya lo haya sido antes, y que cuente con concejales que ya lo han sido antes. También creo que la batalla de la Plaza de Armas la podemos dar por finalizada: si gana Suárez continuará con su proyecto de hacerla peatonal, y si gana Rey Varela no hará nada por revertirlo, porque no es dado a malgastar el dinero (vamos, que no se atreve).
Y por eso nos encontramos con un terreno de juego en el que cualquiera de los dos alcaldables puede consolidarse en la zona alta de la tabla: si se inicia pronto la nueva urbanización de Las Pías puede estar finalizada en el transcurso de la legislatura, salvo catástrofe el paro se va a reducir de una forma vertiginosa, los crecimientos de Galicia y España todavía permiten tener la esperanza de que no entraremos próximamente en una contracción económica, y entre tanto seguramente se finalizarán el ferrocarril a Caneliñas, el saneamiento y hasta el Astillero de La Cabana debería pasar a engrosar el listado de tesoros de la ciudad.
Y creo que cualquiera de los dos candidatos van a tenerlo en cuenta, y que la edad (ambos nacieron en diciembre de 1975, un mes después de que muriera Franco) y la experiencia que han acumulado les van a hacer ser cuidadosos con las medidas que tomen; y no porque la ciudad esté en un momento clave, eso es lo de menos: Los que se juegan su futuro político son ellos y sólo ellos, y ambos saben que a sus puestos anteriores no van a volver después de mayo.
Vamos, que las espadas están en alto, y afiladas. Veremos lo que proponen.
Sí, la información se mueve a tal velocidad que es difícil de asimilar, pero lo cierto es que llega a los ciudadanos, y llega con tal prontitud que los globos sonda se pinchan al albur de que la prensa o las redes sociales sean capaces de canalizar una opinión, y eso jamás había pasado en la historia de la humanidad. Y por eso creo que hay cosas que van a cambiar, porque ahora -por fin- nos escuchan.
En Ferrol, el caso más claro que tenemos es el puerto, o Ferrol Vello, o la unión de estos dos con Argüelles, e incluso la unión de estos tres espacios con la Cortina del Arsenal. Ya sé que tengo una querencia natural a escribir acerca de este espacio continuo, pero debéis comprenderme: Hace no tanto tiempo ciertas voces se unieron airadas para protestar por que iban a construir un tanque de tormentas en los Jardines de la Ranita y finalmente se modificó el proyecto. Hoy sentimos los locales de hostelería como un valor de la zona, que ha sido declarada BIC y ha entrado en el muy restrictivo programa REXURBE; desde entonces no sólo ha mejorado el barrio entero, sino que se han sucedido acciones que siempre nos hacen avanzar, y estoy convencido de que en el futuro seguirán tomándose buenas decisiones, porque todos los que se presentan a alcalde es porque quieren ser alcalde.
Sí, Jorge Suárez quiere ser Fernández Lores, Sestayo quería ser Abel Caballero y Rey Varela quiere ser Álvarez del Manzano, y pongo estos ejemplos por ser alcaldes duraderos a los que vota o votaba gente de otra ideología pese a que ellos conservaron la propia. El único problema con esto es que cuando llegan a alcaldes no saben serlo porque nunca lo han sido, o al menos no saben del todo.
La clave, siempre desde mi punto de vista, radica en que no existe una escuela de alcaldes, por lo que el aprendizaje se hace sobre la marcha y las notas se ponen cuando se van. Esta circunstancia provoca que decisiones equivocadas, errores, la mala suerte o la política nacional (de España, por si me está leyendo Feijoo o alguien que le quiera recordar cuál es nuestra nación) e incluso la autonómica, acaban dando al traste con personas que están aprendiendo a gestionar, a ahorrarse gestos que sólo les restan votos, a dejar de enfrentarse con minorías influyentes, a confeccionar presupuestos, a contratar servicios, a convocar oposiciones...
Yo estoy casi seguro de que Suárez, Rey Varela o Irisarri no han robado y que, en líneas generales, han tratado de legar mejoras a la ciudad.
Por ir cronológicamente Irisarri fue el que inició el parque del Montón, arregló y urbanizó las carreteras de Castilla y Catabóis y la Calle Alcalde Usero, y el que inició la urbanización de la Calle Alegre. Inició además la senda litoral y pretendía seguir urbanizando calles (creo recordar que el primer proyecto que no empezó fue el de la Calle de la Iglesia). Sonó la campana y se acabó, y los ferrolanos no le aprobamos.
Rey Varela también lo intentó: El Cantón, el Parque, la Plaza de España, la Cuesta de Mella, la finalización de Canido... y luego inició la instalación de estatuas porque creyó que podrían ser un signo distintivo de nuestra ciudad. No sé si suspendió o aprobó con una nota baja, pero no convenció a la mayoría suficiente.
Suárez empezó con demasiados titubeos: la oficina de turismo del Puerto, las sillas gigantes de Esteiro, una urbanización, mucho gesto bobo... y en su último año pretende arreglar el Mercado de Caranza, Porta Nova, la Plaza de Armas, la pasarela de Santa Marina, crear una bolsa de aparcamiento... estoy convencido de que cree en su proyecto y en que cree que si le dejan repetir se va a retirar de alcalde. Igual que los anteriores, y lo digo completamente en serio.
Y ahora que Irisarri seguramente no vuelva, parece que la liza está entre dos contendientes que ya han sido alcaldes y que acumulan cierta experiencia en la gestión municipal, y que saben qué problemas se van a encontrar.
Y con esto quiero decir que se va a dar casi seguro la circunstancia de que el próximo alcalde de Ferrol ya lo haya sido antes, y que cuente con concejales que ya lo han sido antes. También creo que la batalla de la Plaza de Armas la podemos dar por finalizada: si gana Suárez continuará con su proyecto de hacerla peatonal, y si gana Rey Varela no hará nada por revertirlo, porque no es dado a malgastar el dinero (vamos, que no se atreve).
Y por eso nos encontramos con un terreno de juego en el que cualquiera de los dos alcaldables puede consolidarse en la zona alta de la tabla: si se inicia pronto la nueva urbanización de Las Pías puede estar finalizada en el transcurso de la legislatura, salvo catástrofe el paro se va a reducir de una forma vertiginosa, los crecimientos de Galicia y España todavía permiten tener la esperanza de que no entraremos próximamente en una contracción económica, y entre tanto seguramente se finalizarán el ferrocarril a Caneliñas, el saneamiento y hasta el Astillero de La Cabana debería pasar a engrosar el listado de tesoros de la ciudad.
Y creo que cualquiera de los dos candidatos van a tenerlo en cuenta, y que la edad (ambos nacieron en diciembre de 1975, un mes después de que muriera Franco) y la experiencia que han acumulado les van a hacer ser cuidadosos con las medidas que tomen; y no porque la ciudad esté en un momento clave, eso es lo de menos: Los que se juegan su futuro político son ellos y sólo ellos, y ambos saben que a sus puestos anteriores no van a volver después de mayo.
Vamos, que las espadas están en alto, y afiladas. Veremos lo que proponen.
Comentarios
Publicar un comentario