Del rural siempre se dice que hay que arreglar el rural, y se dice poco más: No hay planes de infraestructuras o de vías públicas, el transporte no satisface a los posibles usuarios, no hay saneamiento, no hay alumbrado, en ocasiones la gestión de los residuos sólidos urbanos es deficiente, se dispone de pocos servicios públicos e incluso hay una cierta dificultad en el acceso a la enseñanza... Pero una cosa: ¿Qué es el rural? ¿Brión, Doniños, San Felipe, San Jorge y Covas? ¿Las casas aisladas? ¿Son rurales Catabois, Pazos, Serantes, La Cabana y La Graña? ¿Mandiá?
Bueno, pues una vez definimos el casco urbano de Ferrol resulta que hay una serie de núcleos de población que no están en su trama, y que para mí son todos los que he escrito antes más alguno más de los pequeños, más las casas aisladas o de veraneo; todos están definidos por un déficit de servicios con respecto al casco urbano y por estar rodeados por espacios escasamente humanizados y, en general, de escaso rendimiento económico.
En general predominan en Ferrol las pequeñas explotaciones agropecuarias para autoconsumo y las zonas de eucalipto; no conozco ninguna gran explotación hortícola, frutícola, ganadera o cerealista, y apenas hay parcelas con el tamaño suficiente para que se pueda ni siquiera pensar en hacer una inversión seria... o sí, que yo no soy ingeniero. Tampoco hay zonas madereras si exceptuamos las de eucalipto, que como norma general se venden a empresas pasteras, lo que no genera valor añadido en la zona, que podría conseguirse si hubiera una conexión entre los sectores primario y secundario en la comarca, por ejemplo nutriendo a las empresas madereras o del sector del mueble de la zona.
Lo que sí hay es una serie de administraciones -entre las que yo destaco a la municipal- que deberían propiciar un "clima" propicio a la creación de valor añadido; ya escribí acerca de los pimientos del Couto, es agua pasada y no me esfuerzo más, pero sí creo que sería posible estudiar varias acciones con las asociaciones de vecinos para:
- Dotarles de los servicios que demanden, especialmente de los de saneamiento y transporte. Con respecto al transporte hay que tener en cuenta que en nuestro entorno la población está envejecida y que la gente mayor suele acudir más a los centros de salud y tener menos facilidades para moverse. Con respecto al saneamiento hay que emprender acciones inmediatas.
- Hay que mejorar las vías de comunicación, y hay que hacerlo de forma permanente. Una vez identificadas y estudiadas las principales carencias hay que priorizarlas y planificar obras de forma que haya continuidad. Si en Covas necesitan aparcamientos (por poner un ejemplo) pero en San Felipe necesitan un acceso mejor habrá que valorar -y mojarse- cuál de las dos necesidades es más inmediata. Es de reseñar que si el mantenimiento de las vías es deficiente, de las mejoras en los trazados no se puede ni hablar: Llevamos décadas con las mismas carreteras, hasta el punto de que algunas no pasan de caminos asfaltados.
- Hay que ofrecer un asesoramiento real a los que quieren (o tienen que) dedicar su vida al campo. La contratación de un técnico agro-forestal por parte de la administración municipal debería ser el punto de partida. Ignoro si debería hacerse con recursos propios, externalizarlo mediante alguna empresa o pedir alguna subvención de las miles que pululan en nuestro hipertrofiado estado, pero este servicio de asesoramiento debería tener unas funciones claras:
1º Identificar qué materias primas y/o productos demandan la industria y el comercio local y comarcal, dando preferencia a los agroalimentarios y forestales (madera para tablero, pellets o transformación, cereales, frutas, verduras, etc.). Una vez identificada una primera lista debería hacerse pública y quedarse abierta para la inclusión de cuantos empresarios lo deseasen.
2º Convocar a todas las asociaciones para explicar de manera clara y concreta qué es lo que el mercado demanda. Si se demandan castañas, vigas, tablero, lúpulo, trigo, cebada o manzanas puede ser porque se elabore marrón glacé, se restauren edificios, se hagan muebles, se fabrique cerveza, se muela trigo para conseguir harina para el pan o se haga sidra, por poner ejemplos de productos cuyas ventas crecen.
3º Estudiar nuevos cultivos o explotaciones adecuados a nuestro entorno; ya he explicado que la demanda de lúpulo y diversos cereales para la elaboración de cervezas, de cereales para hacer pan y otros derivados, de setas para su envasado o para la hostelería, de manzanas para hacer sidra o de castañas para confitería ha sido creciente y constante, pero hay productos igualmente válidos para su venta y/o elaboración que se están explotando en zonas cercanas: Arándanos en Cerdido, té en Paderne, vid y lúpulo en Betanzos, etc.
4º Facilitar el emprendimiento en el rural: Conozco iniciativas como la del vino de Esmelle, pero también otras más modestas como la de la plantar árboles micorrizados (se venden en simbiosis con hongos para la producción de setas comestibles) que están suministrando a la hostelería.
5º Convocar encuentros sectoriales entre los productores, vendedores y hosteleros para generar sinergias que contribuyan a dinamizar la economía local. El fin último es establecer las bases para un sello de calidad.
6º Convocar una feria anual de alimentación y productos sostenibles locales, tratando de no competir con otras similares y acompasándola con el calendario local. Con una buena elección del lugar de celebración podría conseguirse un efecto arrastre como el que consigue FEVINO. Es importante dimensionar la feria que se quiere realizar: Si es sólo local no importa tanto la fecha como la organización; si por el contrario se quiere extender a otro nivel es importante que en las fechas de su celebración haya disponibilidad de plazas de alojamiento. Paralelamente a esta feria se podría convocar un concurso gastronómico en el que se valorase la utilización de productos locales, y creo que en la feria se podría entregar un premio al desarrollo local (o incluso uno por categoría, incluyendo extracción, cultivo, elaboración y producto hostelero).
Ferrol no tiene una frontera definida entre la zona urbana y la rural, pero si tiene unos alrededores maravillosos que aprovechar, para lo que se deberían completar la Ruta Ártabra y establecer una red de senderos que aprovechasen todas las bellezas que acumulamos.
Estas acciones deberían ser complementadas con una buena red de miradores, zonas de descanso/ocio, con la instalación de fuentes, con señalización (ahora dicen señalética, no sé por qué) y con eventos deportivos bien dimensionados que, una vez consolidados, deberían pasar a los calendarios de las correspondientes federaciones.
Y así contribuiríamos a diversificar la economía... y ya otro día hablamos de las diferentes maderas que va a necesitar el Astillero de la Cabana cuando empiecen a construir barcos época.
PD: Uno de los principales problemas de la economía rural es entrar en los canales de distribución. Estos días se ha celebrado Madrid Fusión, la principal feria gastronómica en España, y se ha hablado mucho de materias primas, de productos de calidad, de un regreso al origen... con cero representación de Ferrol y comarca, que pese a gozar de productos de primera calidad como la carne, los quesos, los grelos, los pimientos, el pescado o el marisco, no parecemos existir para los que gustan de la buena mesa... hasta que vienen a nuestra tierra y engordan media docena de kilos. ¿Sabremos algún día aprovecharlo?
Bueno, pues una vez definimos el casco urbano de Ferrol resulta que hay una serie de núcleos de población que no están en su trama, y que para mí son todos los que he escrito antes más alguno más de los pequeños, más las casas aisladas o de veraneo; todos están definidos por un déficit de servicios con respecto al casco urbano y por estar rodeados por espacios escasamente humanizados y, en general, de escaso rendimiento económico.
En general predominan en Ferrol las pequeñas explotaciones agropecuarias para autoconsumo y las zonas de eucalipto; no conozco ninguna gran explotación hortícola, frutícola, ganadera o cerealista, y apenas hay parcelas con el tamaño suficiente para que se pueda ni siquiera pensar en hacer una inversión seria... o sí, que yo no soy ingeniero. Tampoco hay zonas madereras si exceptuamos las de eucalipto, que como norma general se venden a empresas pasteras, lo que no genera valor añadido en la zona, que podría conseguirse si hubiera una conexión entre los sectores primario y secundario en la comarca, por ejemplo nutriendo a las empresas madereras o del sector del mueble de la zona.
Lo que sí hay es una serie de administraciones -entre las que yo destaco a la municipal- que deberían propiciar un "clima" propicio a la creación de valor añadido; ya escribí acerca de los pimientos del Couto, es agua pasada y no me esfuerzo más, pero sí creo que sería posible estudiar varias acciones con las asociaciones de vecinos para:
- Dotarles de los servicios que demanden, especialmente de los de saneamiento y transporte. Con respecto al transporte hay que tener en cuenta que en nuestro entorno la población está envejecida y que la gente mayor suele acudir más a los centros de salud y tener menos facilidades para moverse. Con respecto al saneamiento hay que emprender acciones inmediatas.
- Hay que mejorar las vías de comunicación, y hay que hacerlo de forma permanente. Una vez identificadas y estudiadas las principales carencias hay que priorizarlas y planificar obras de forma que haya continuidad. Si en Covas necesitan aparcamientos (por poner un ejemplo) pero en San Felipe necesitan un acceso mejor habrá que valorar -y mojarse- cuál de las dos necesidades es más inmediata. Es de reseñar que si el mantenimiento de las vías es deficiente, de las mejoras en los trazados no se puede ni hablar: Llevamos décadas con las mismas carreteras, hasta el punto de que algunas no pasan de caminos asfaltados.
- Hay que ofrecer un asesoramiento real a los que quieren (o tienen que) dedicar su vida al campo. La contratación de un técnico agro-forestal por parte de la administración municipal debería ser el punto de partida. Ignoro si debería hacerse con recursos propios, externalizarlo mediante alguna empresa o pedir alguna subvención de las miles que pululan en nuestro hipertrofiado estado, pero este servicio de asesoramiento debería tener unas funciones claras:
1º Identificar qué materias primas y/o productos demandan la industria y el comercio local y comarcal, dando preferencia a los agroalimentarios y forestales (madera para tablero, pellets o transformación, cereales, frutas, verduras, etc.). Una vez identificada una primera lista debería hacerse pública y quedarse abierta para la inclusión de cuantos empresarios lo deseasen.
2º Convocar a todas las asociaciones para explicar de manera clara y concreta qué es lo que el mercado demanda. Si se demandan castañas, vigas, tablero, lúpulo, trigo, cebada o manzanas puede ser porque se elabore marrón glacé, se restauren edificios, se hagan muebles, se fabrique cerveza, se muela trigo para conseguir harina para el pan o se haga sidra, por poner ejemplos de productos cuyas ventas crecen.
3º Estudiar nuevos cultivos o explotaciones adecuados a nuestro entorno; ya he explicado que la demanda de lúpulo y diversos cereales para la elaboración de cervezas, de cereales para hacer pan y otros derivados, de setas para su envasado o para la hostelería, de manzanas para hacer sidra o de castañas para confitería ha sido creciente y constante, pero hay productos igualmente válidos para su venta y/o elaboración que se están explotando en zonas cercanas: Arándanos en Cerdido, té en Paderne, vid y lúpulo en Betanzos, etc.
4º Facilitar el emprendimiento en el rural: Conozco iniciativas como la del vino de Esmelle, pero también otras más modestas como la de la plantar árboles micorrizados (se venden en simbiosis con hongos para la producción de setas comestibles) que están suministrando a la hostelería.
5º Convocar encuentros sectoriales entre los productores, vendedores y hosteleros para generar sinergias que contribuyan a dinamizar la economía local. El fin último es establecer las bases para un sello de calidad.
6º Convocar una feria anual de alimentación y productos sostenibles locales, tratando de no competir con otras similares y acompasándola con el calendario local. Con una buena elección del lugar de celebración podría conseguirse un efecto arrastre como el que consigue FEVINO. Es importante dimensionar la feria que se quiere realizar: Si es sólo local no importa tanto la fecha como la organización; si por el contrario se quiere extender a otro nivel es importante que en las fechas de su celebración haya disponibilidad de plazas de alojamiento. Paralelamente a esta feria se podría convocar un concurso gastronómico en el que se valorase la utilización de productos locales, y creo que en la feria se podría entregar un premio al desarrollo local (o incluso uno por categoría, incluyendo extracción, cultivo, elaboración y producto hostelero).
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Combinando todas o algunas de estas medidas con las actividades que ya se desarrollan (turismo cultural, turismo de playa y surf, senderismo, equitación y parapente) seguramente propiciaríamos una dinamización de nuestro entorno cercano que actualmente es inexistente.Ferrol no tiene una frontera definida entre la zona urbana y la rural, pero si tiene unos alrededores maravillosos que aprovechar, para lo que se deberían completar la Ruta Ártabra y establecer una red de senderos que aprovechasen todas las bellezas que acumulamos.
Estas acciones deberían ser complementadas con una buena red de miradores, zonas de descanso/ocio, con la instalación de fuentes, con señalización (ahora dicen señalética, no sé por qué) y con eventos deportivos bien dimensionados que, una vez consolidados, deberían pasar a los calendarios de las correspondientes federaciones.
Y así contribuiríamos a diversificar la economía... y ya otro día hablamos de las diferentes maderas que va a necesitar el Astillero de la Cabana cuando empiecen a construir barcos época.
PD: Uno de los principales problemas de la economía rural es entrar en los canales de distribución. Estos días se ha celebrado Madrid Fusión, la principal feria gastronómica en España, y se ha hablado mucho de materias primas, de productos de calidad, de un regreso al origen... con cero representación de Ferrol y comarca, que pese a gozar de productos de primera calidad como la carne, los quesos, los grelos, los pimientos, el pescado o el marisco, no parecemos existir para los que gustan de la buena mesa... hasta que vienen a nuestra tierra y engordan media docena de kilos. ¿Sabremos algún día aprovecharlo?
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