Ir al contenido principal

Ferrol... es feo de cojones.

El día que volvamos a salir, disfrutaremos de cada rincón de nuestra urbe.
Un opinador que sin duda se creyó muy gracioso por su ingenioso comentario, dedicó en un hilo propuesto para ayudar al sector turístico nacional el grosero título a esta entrada. Las cuatro fotos con que ilustré mi propuesta llevan en este momento más de diez mil visitas, decenas de reenvíos y muchísimos corazones de esos que muestran nuestra aprobación en la página del pajarito azul.
Después de que yo le contestase, antes de silenciarlo, que su opinión tenía el mismo valor que la de algunos expertos en pandemias, intentó matizar su respuesta con una seria de invocaciones a que a él le encanta pero que yo tenía que reconocer la verdad de su aseveración. Estamos en tiempos en que nos importa más la aquiescencia de cientos de desconocidos que un firme asentamiento en nuestras convinciones.
Resultado de imagen de Ferrol
Qué pena haber nacido tan feo.
Ferrol es feo de cojones, es un todo adjetivable desde el Cabo Prior hasta el ruina montium de Ponzos, desde la umbría fragosidad de la Fraga de San Pedro hasta la infinitud de Monteventoso, desde la recoleta soledad de la Estación Torpedista hasta la sobria majestuosidad de la Sala de Armas.
Ferrol es feo de cojones, y nada hay de apreciable en las Herrerías de la Armada ni en su Penal de San Campio, ni en los fondos que acogen ni en los continentes que les sirven de refugio. No hay nada hermoso en la fronda del Reina Sofía ni en los umbríos Cantones, ni nada apreciable en la rectilínea racionalidad académica de la Magdalena, ni en las salpicaduras de florido Modernismo, ni en la música que trepa a sus balcones ni en la solemnde liturgia de la Pasión o en la intimidad de los Jardines de Herrera.
Ferrol es feo de cojones, y nada hay que decir de su Ría, ni de las ensenadas de Caranza y La Malata, de San Felipe o de la mágica Esmelle o de sus molinos, de su vivaz campus ni del oeste más cambiante del mundo. Nadie se detiene a contemplar el Campo de San Roque cuando el otoño lo pinta de colores, ni el Chalet de Antón, y en sus capillas dieciochescas no se custodian algunas de las mejores piezas de la imaginería religiosa gallega.
Ferrol es feo de cojones y el Pazo do Monte compite en fealdad con la Chá de Brión y con los fortificados cabos que un día la protegieron de todas las marinas del mundo. No tiene rincones, no tiene paisajes urbanos, no tiene naturaleza o urbanismo... la belleza es ajena a nuestra ciudad porque un gracioso ha emitido una sentencia en última instancia sin apelación posible, sin atenuantes, eximentes, reducciones de penas, amnistías o medidas de gracia.
El indulto no es posible ante el insulto, y ni la foto de Curuxeiras desde el mar, ni San Felipe desde la estrecha bocana, ni la magnificencia salvaje de Doniños ni las vista desde Monteventoso han servido para conseguir una reducción del veredicto: Cumpliremos la condena sin rechistar, pese a contar con tantas simpatías y servir de refugio vacacional a tantos que juraron volver en canto pudiesen.
Desde Chamorro contemplamos como arde Roma mientras un Nerón de las redes sociales intenta provocar un incendio con la excusa de amar a lo que ataca, y yo sólo espero a ese día en que podamos salir de nuestro bache, de nuestra reclusión en un ciclo de autodestrucción y exodestrucción, en el que sin duda los miles de visitantes que llegan al año dejarán de mirar sólo a las cass abandonadas y harán como cuando viajan a cualquier otra parte del mundo, en la que dedican sus neuronas acompasadas a buscar el ángulo bueno de la foto que ya han visto, para poder demostrarse a sí mismos que nunca sus balidos van a desmerecer a los del resto de ese rebaño al que ya no se sabe si pastorean los lobos o si ha detenido su trashumancia en un prado de ignorancia y lugares comunes.

Comentarios

Entradas populares de este blog

En el Siglo XVIII.

En el Siglo XVIII -o en el XIX, que tanto da- los ciudadanos españoles vivían de una forma diferente a la que vivimos nosotros ¿A qué sí? Pues es cierto: No había suministro de luz eléctrica, depuración, ferrocarril, automóviles, internet o teléfono. Así se proyectó Ferrol (Fuente http://ferrolbello.blogspot.com.es/ ) En Ferrol, en aquellos tiempos y reinando Carlos III, se decidió construir un barrio totalmente nuevo para dar cabida al crecimiento de la población generado por todo aquello que hace de Ferrol lo que hoy es: La decisión de Felipe V en 1726 de que se instalasen en Ferrol los astilleros del norte de España y se convirtiera en capital de Departamento Marítimo y la de Fernando VI en 1749 de que en Esteiro se construyeran los definitivos generaron una trama urbana racionalista y moderna que, tras una serie de vicisitudes económicas que impidieron que todas las casas fuesen porticadas, fue construida a partir de los años sesenta del Siglo XVIII bajo la dirección del in

Excelencia y pulcritud.

Reconozco que soy el primero al que le cuesta hacer las cosas todo lo bien que debiera, pero a veces la política da la impresión de ser un restaurante en donde el dueño te recrimina si no te gusta la comida. El principal problema que yo he detectado siempre es que en España hay demasiados políticos que no sienten escrúpulos al gestionar el dinero público: es la habitual falta de honestidad que caracteriza al ser humano. Por poner un ejemplo muy conocido: No hay más que ver lo que pasó co las cajas de ahorros cuando políticos que no tenían ni pajolera idea de gestionar nada metieron sus manazas en ella. 67.000 millones de euros después, la extrema izquierda sigue pidiendo que los bancos paguen el rescate, como si no hubieran sido personas ajenas al sector las que mandaron todo a hacer puñetas. Sigue pasando día a día, y en Ferrol tenemos un caso muy claro con la actual Navantia: En un contexto de aumento de ventas militares, tras contratos en el extranjero con Noruega, Australia, Ven

El castro de Lobadiz.

Desde la primera vez que viví fuera, allá por mis primeros años de universidad, empezaba a sentir un nerviosismo por estas fechas debido a la proximidad de la Semana Santa ferrolana que ya hace muchos años que dejó de ser algo local para convertirse en un evento cada vez con menos fronteras. Porque es cierto que una vez alcanzada la declaración de interés turístico internacional nuestra Pasión convierte al viejo barrio de La Magdalena en un incesante ir y venir de foráneos y de retornados que no quieren perderse la que es sin duda la semana más animada de la ciudad; este año coincide con la celebración de las Pepitas, lo que puede atraer a visitantes (lo dudo) pero que sobre todo puede servir para promocionar ese ya centenario evento que sólo se celebra en nuestras tierras. Además Equiocio, ese salón del caballo tan inesperado cuando se inició hace casi veinte años y tan nuestro hoy en día, atraerá a gente del mundo ecuestre y animará aun más las calles a partir del día 24 de Marzo...

El tiempo que pasa, inexorable.

1. El Alvia.  Como si fuera un punto de fuga en un cuadro de Tintoretto lo primero que me atrajo aquella muy temprana mañana de verano, húmeda y lluviosa, fueron esas velas que recordaban la tragedia pasada hacía muy pocos días en Angrois. Yo estaba a punto de coger el mismo tren, el Alvia de Madrid, pero en el sentido inverso de la marcha. Reinaba cierta conmoción en la estación, pese a estar prácticamente vacía. Después de equivocarme de tren y estar a punto de acabar al otro extremo de España ocupé al fin mi asiento y me dispuse a disfrutar del viaje. A mí me encanta viajar en tren y ese trayecto era completamente nuevo para mí, ya que mi último viaje desde La Coruña fue por la vía antigua. El brusco descenso de la velocidad del convoy me indicó que ya estábamos llegando a la famosa curva y afiné mi atención. Como siempre cierto pudor me hizo dudar por un instante, pero al final la visión del punto exacto del desastre me hizo santiguarme y pedir en muda oración por las alma

Otra vez el campus, nuestro estratégico haz de luz.

Como ya he escrito tantas veces considero que tener un Campus de la Universidad de la Coruña en una ciudad del tamaño de Ferrol podría ser estratégico si se consiguiese que el tejido productivo estableciese relaciones de colaboración con el mismo; actualmente creo que por ese lado estamos cubiertos: El Vicerrectorado, Navantia, la Armada y el resto  de actores implicados en lo que se ha venido llamando el Campus Industrial -aun pendiente de inversiones y acciones para consolidarse- van a hacer todo lo posible por generar sinergias que redundarán directamente en la creación de empleo de calidad, máxime cuando parece que por fin se ha tomado la decisión de potenciar la formación profesional en aquellas familias más presentes en la zona de influencia. Ahora, además, vamos a ver nacer nuevas titulaciones relacionadas con la industria que seguramente en el medio plazo atraerán más alumnos y consolidarán la oferta educativa, que empieza a impartirse de forma bilingüe en castellano e inglés