No deja de resultar llamativo que nadie haya mencionado que con los recortes a los sindicatos y a las universidades y con la obligación de que justifiquen sus gastos hayan aparecido todas esas mareas en las que profesionales de la mamandurria se postulan para dirigirnos.
Es extraño porque o bien se daba por descontado que el movimiento tenía un techo muy bajo o por el contrario nadie ha reparado en ello, pero en serio ¿Nadie ha caído que los fondos sin fiscalizar de las universidades y sindicatos daban de vivir a un montón de jetas que muchas veces alcanzaban niveles adquisitivos a los que nunca llegarían con su formación y aptitudes?
Es importante dejar de escuchar ya los cantos de sirena, los discursos enlatados, el buenrollismo imperante, y empezar a buscar de una vez las causas de este desbarajuste: La principal la alta disponibilidad de fondos de las administraciones derivada de una altísima (y doble) carga impositiva, en la que se paga por renta, consumo y servicios.
La solución es sencilla y pasa porque sólo paguemos por los servicios, en los que obviamente hay que incluir las obras públicas; reduciendo la administración no sólo nos desprenderíamos de gran parte de esos más de 400.000 políticos que tratan de resolver problemas generados por ellos mismos, si no de toda la masa funcionarial que les hace de escribiente, que a esos nadie los cuenta.
Y bueno, tampoco estaría de más que ciertos temas fundamentales para la nación (defensa, educación y acción exterior) tuvieran un refuerzo constitucional y necesitaran mayorías reforzadas para su modificación, pero eso ya es otra historia ¿No?
Es extraño porque o bien se daba por descontado que el movimiento tenía un techo muy bajo o por el contrario nadie ha reparado en ello, pero en serio ¿Nadie ha caído que los fondos sin fiscalizar de las universidades y sindicatos daban de vivir a un montón de jetas que muchas veces alcanzaban niveles adquisitivos a los que nunca llegarían con su formación y aptitudes?
Es importante dejar de escuchar ya los cantos de sirena, los discursos enlatados, el buenrollismo imperante, y empezar a buscar de una vez las causas de este desbarajuste: La principal la alta disponibilidad de fondos de las administraciones derivada de una altísima (y doble) carga impositiva, en la que se paga por renta, consumo y servicios.
La solución es sencilla y pasa porque sólo paguemos por los servicios, en los que obviamente hay que incluir las obras públicas; reduciendo la administración no sólo nos desprenderíamos de gran parte de esos más de 400.000 políticos que tratan de resolver problemas generados por ellos mismos, si no de toda la masa funcionarial que les hace de escribiente, que a esos nadie los cuenta.
Y bueno, tampoco estaría de más que ciertos temas fundamentales para la nación (defensa, educación y acción exterior) tuvieran un refuerzo constitucional y necesitaran mayorías reforzadas para su modificación, pero eso ya es otra historia ¿No?
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