Yo soy de VOX, de toda la vida; quiero decir que el ideario que defiende el partido de Santiago Abascal refleja punto por punto todo lo que yo he defendido siempre, incluso cuando en el inicio de mi mayoría de edad votaba a los "populares" ante la inexistencia de otra opción.
Siempre he creído -lo sigo haciendo- que el partido que sustenta al actual bobierno de la Nación está inhabilitado para perdurar, y lo sostengo por su falta de base ideológica y por su renuncia no ya a defender algún principio por el que se le pueda "acusar" de conservador, sino por la renuncia expresa a defenderse de cualquier ataque contra el ideario de sus votantes.
Hoy en España asistimos, atónitos una parte, a la asistencia de los miembros de ese partido a actos que implican un apoyo explícito y una aceptación incondicional de principios contra los que han recurrido ante las instancias legales. Resulta lamentable comprobar como desde las bancadas populares se ratifica la ley del aborto, desde sus filas se asume la del matrimonio homosexual o desde sus voces se silencia el chantaje nacionalista de una forma timorata y ventajista.
Pero ahora resulta que en ese partido que muchos soñamos se ataca al Papa de Roma desde las redes sociales, llamándolo rojo y proponiendo no poner la X en la casilla de la declaración de la renta ¿Quién? Pues nada menos que la presidenta de VOX en Coruña, que se ampara en una supuesta libertad de expresión para proferir insultos y jalear a no sé qué movimientos que pretenden desproveer de base al cuerpo ideológico del partido.
¿Pero no habíamos quedado (Ortega Lara dixit) que la base era cristiana? ¿Pero no habíamos llegado a la conclusión de que el relativismo era el principal problema de este país? ¿Pero no eramos el partido de los valores? Y en ese caso ¿Cuáles son esos valores?
Hoy he sentido pena ante la noticia de que esa mujer encabeza la lista en Coruña, y he sentido pena porque muchos de mis conocidos de esa provincia se han vuelto a quedar huérfanos, porque no van a votar a alguien cuya pertenencia a VOX parece más basada en el arribismo que en la convicción, en la afinidad que en la asunción del ideario, en las tripas que en la cabeza.
Yo no soy quien para decirle a nadie lo que tiene que pensar o no, pero si soy dueño de mi voto, e incluso VOX tiene que convencerme de que es la opción a la que debo votar, porque si no tendré que volver a taparme la nariz y priorizar de entre los muchos problemas que tiene España cuál es el de más urgente solución, y puestos a votar a partidos cuyos valores no comparto, a lo mejor me decanto por Ciudadanos (por su defensa de la renovación), por votar a UPyD (por su defensa de la unidad de España y de sus símbolos, empezando por el castellano como lengua común) o por el PP (por su defensa del sistema bancario en el cual yo tengo mis escasos ahorros).
Porque no hay nada peor que votar a los que crees los tuyos y que, en realidad, sean los de otros.
Siempre he creído -lo sigo haciendo- que el partido que sustenta al actual bobierno de la Nación está inhabilitado para perdurar, y lo sostengo por su falta de base ideológica y por su renuncia no ya a defender algún principio por el que se le pueda "acusar" de conservador, sino por la renuncia expresa a defenderse de cualquier ataque contra el ideario de sus votantes.
Hoy en España asistimos, atónitos una parte, a la asistencia de los miembros de ese partido a actos que implican un apoyo explícito y una aceptación incondicional de principios contra los que han recurrido ante las instancias legales. Resulta lamentable comprobar como desde las bancadas populares se ratifica la ley del aborto, desde sus filas se asume la del matrimonio homosexual o desde sus voces se silencia el chantaje nacionalista de una forma timorata y ventajista.
Pero ahora resulta que en ese partido que muchos soñamos se ataca al Papa de Roma desde las redes sociales, llamándolo rojo y proponiendo no poner la X en la casilla de la declaración de la renta ¿Quién? Pues nada menos que la presidenta de VOX en Coruña, que se ampara en una supuesta libertad de expresión para proferir insultos y jalear a no sé qué movimientos que pretenden desproveer de base al cuerpo ideológico del partido.
¿Pero no habíamos quedado (Ortega Lara dixit) que la base era cristiana? ¿Pero no habíamos llegado a la conclusión de que el relativismo era el principal problema de este país? ¿Pero no eramos el partido de los valores? Y en ese caso ¿Cuáles son esos valores?
Hoy he sentido pena ante la noticia de que esa mujer encabeza la lista en Coruña, y he sentido pena porque muchos de mis conocidos de esa provincia se han vuelto a quedar huérfanos, porque no van a votar a alguien cuya pertenencia a VOX parece más basada en el arribismo que en la convicción, en la afinidad que en la asunción del ideario, en las tripas que en la cabeza.
Yo no soy quien para decirle a nadie lo que tiene que pensar o no, pero si soy dueño de mi voto, e incluso VOX tiene que convencerme de que es la opción a la que debo votar, porque si no tendré que volver a taparme la nariz y priorizar de entre los muchos problemas que tiene España cuál es el de más urgente solución, y puestos a votar a partidos cuyos valores no comparto, a lo mejor me decanto por Ciudadanos (por su defensa de la renovación), por votar a UPyD (por su defensa de la unidad de España y de sus símbolos, empezando por el castellano como lengua común) o por el PP (por su defensa del sistema bancario en el cual yo tengo mis escasos ahorros).
Porque no hay nada peor que votar a los que crees los tuyos y que, en realidad, sean los de otros.
He de explicar que, en el momento de publicar esta entrada, he tratado de ponerme en contacto con la dirección nacional del partido y que no han dado en absoluto muestra de que estén en contra de las publicaciones anti-católicas de su delegada en La Coruña.
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