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Cosas veredes, amigo Sancho.

Resulta que ahora el mercadillo electoral se une al de Navidad en una inédita campaña en la que las sorpresas no dejan de sucederse. Independientemente de la simpatía que profesemos con respecto a un ideario concreto no deja de resultar inaudito que ciertos comportamientos denoten que los políticos siguen tratando a los ciudadanos como votantes y dirigiendo sus campañas sólo a un público objetivo, haciendo caso omiso al resto del respetable.

Por un lado está el PP, haciendo una campaña a no perder y confiando en que la parece que clara mayoría simple que va a conseguir amerite un segundo gobierno del actual ejecutivo; no deja de sorprender como se adhiere a leyes que rechazó desde la oposición (como la Ley Integral contra la violencia de género) o como obvia aquellas cosas que prometió en las anteriores elecciones y no cumplió (como la derogación de la Ley de Salud Sexual y Reproductiva). Lo más patético quizá sea el silenciamiento de su principal competidor en el espectro conservador, pero hay que reconocer que la estrategia de no ofender a nadie le está dando frutos. Ahora sale con una "educación para la ciudadanía fachita" que sera alternativa a la religión; brillante: Los que estudian religión serán conservadores, los que no españolazos. Con dos webs, perdonando la ordinariez.

El PSOE está como un bebé que aprende a andar: Titubea, se cae, dados pasos, se desequilibra... y a falta de mensaje ahora dice que los católicos deben votarles porque es el único partido que defiende la utopía cristiana. Entre desopilante y acongojante y con menos fondo que un chupito de la barbie.

Ciudadanos está pagando su indefinición en casi todo, y aunque sus resultados serán buenísimos -máxime para un partido que se presenta por primera vez- en algunas circunscripciones no va a mojar, y eso puede producir un efecto UCD, UPyD o IU: Tercera fuerza en votos sin que se traduzca en escaños.

Podemos está demostrando lo que muchos ya sabíamos: La casta universitaria (no el profesorado, ojo) se ha dedicado a predicar en las aulas, demostrando al alumnado su omnímodo poder y su escasez cultural. Los que hemos pasado por más de una academía hemos conocido a profesores que, a modo de Umbral, sólo sabían hablar de su libro y se sentían incómodos con las preguntas del alumnado sediento de ampliar conocimientos. Pablo Iglesias y el niño con cara de malo de peli américana vomitan citas mal aprendidas y meten la pata hasta el corbejón. No tiene mayor importancia, porque sus votantes están muy identificados con un estrato de la sociedad de escaso bagaje cultural.

De los nacionalistas varios ni hablo, porque resultan patéticos en su contraofensiva de las Ardenas: Saben que caen inevitablemente y que hay un runrún centralizador que va ganando en decibelios. Su discurso está más que agotado y sólo se sostiene en el adoctrinamiento que ha permitido la perversa delegación de competencias que centró Felipe y remató el amigo Ansar, que ni está ni se le espera.

Me queda hablar de VOX, al que ahora se le ha negado hasta el buzoneo por cometer la ominosa infracción de estampar la bandera de España en sus sobres ¡Qué horror! ¡En unas elecciones nacionales poner una bandera de España!

Mientras tanto recomiendo mucho, hasta la pesadez, que los indecisos realicen la encuesta de afinidad publicada por ABC (http://www.abc.es/espana/test-voto-elecciones-generales-201511231257.html) para comprobar como algunas veces creemos que estamos votando bien y estamos haciendo como el perro Canelo. La encuesta está basada en un cuestionario enviado a los partidos políticos y no conozco a nadie que la haya hecho que ponga ningún pero... pero claro, algunos creen que es mejor formar parte del rebaño que ser oveja negra. Espero que no sea vuestro caso.

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