¿En qué andaba yo pensando? ¡Ah, sí, ya me acuerdo! Se votó en el Congreso quién iba a ocupar su presidencia y resulta que fue Ana Pastor la agraciada con ese puesto que conlleva una pensión vitalicia de 77.000 euros al año. Parece ser que tuvieron diez votos de más, que algunos dicen que fueron diez votos de Mas. Los de Mas dicen que ellos no han sido, los del PP dicen que ellos no saben quien ha sido, los del PSOE dicen que el PP no puede negociar con los nacionalistas -aunque ellos sí puedan- y los de ciudadanos se sientan en su silla de la MEsa del Congreso mientras proclaman a viva voz que ellos no están en política por las sillas; entiendo que entonces están por las mesas.
Mientras tanto a los nacionalistas catalanes que no tienen nombre y a los vascos que sí lo tienen se les conceden extrañas concesiones como un puesto en la Mesa del Senado o un grupo parlamentario al que la ley no ampara. ¿Qué son tres milloncejos del presupuesto del Congreso, si al fin y al cabo lo pagan con sus ingresos por la venta de merchandaising, entradas a los plenos y la mina de oro de su cafetería con cafeles a treinta céntimos? Porque a mí nadie me va a convencer que esos quinientos millones de pesetas que le van a dar a los independentistas de la trama Pujol salen de mis impuestos, oye.
Y mientras tanto la prensa de derechas sigue dando consejos al PSOE para que no desaparezca, porque un partido que al fin y al cabo sólo ha ordenado (y ejecutado) la muerte del líder de la oposición, se ha rendido a gobiernos comunistas extranjeros y ha expropiado para el pueblo un montón de cosas que luego ha vendido a sus amigos ricos, cuyos exdirigentes cagan pasta y que han propiciado los mayores escándalos de corrupción de la historia de occidente es necesario para conseguir el equilibrio en el país, el bipartidismo imperfecto y no sé cuántas tonterías más.
Y otros (conservadores) dicen ahora que a los nacionalistas hay que darles un poco de vidilla, que no todo va a ser palo sin zanahoria, que ellos también quieren que España vaya mejor y que en el fondo no son tan malos, sólo un poquillo descocados.
Y mientras, en Chile se atreven a hacer un referéndum para comprobar cuántos chilenos quieren aborto y resulta que el 71% dice que de aborto nada, pese a que su muy feminista y avispada presidenta (que tenía de asesora a una de los dos eminencias del gobierno Zapatero, no recuerdo a cuál) va por la ONU, la NASA y la República Galáctica diciendo que es una demanda de su pueblo.
Y aquí pasa lo mismo: El pueblo está más contento que Ricardito desde que no hay poder legislativo y el ejecutivo está en funciones. Yo propongo que en aras del interés general nos mantengamos así indefinidamente hasta que definitivamente nos invadan los de Boko Harám -que seguro que lo intentharám- para comprobar que, al menos en España, cuanto menos nos gobiernen mejor.
Mientras tanto a los nacionalistas catalanes que no tienen nombre y a los vascos que sí lo tienen se les conceden extrañas concesiones como un puesto en la Mesa del Senado o un grupo parlamentario al que la ley no ampara. ¿Qué son tres milloncejos del presupuesto del Congreso, si al fin y al cabo lo pagan con sus ingresos por la venta de merchandaising, entradas a los plenos y la mina de oro de su cafetería con cafeles a treinta céntimos? Porque a mí nadie me va a convencer que esos quinientos millones de pesetas que le van a dar a los independentistas de la trama Pujol salen de mis impuestos, oye.
Y mientras tanto la prensa de derechas sigue dando consejos al PSOE para que no desaparezca, porque un partido que al fin y al cabo sólo ha ordenado (y ejecutado) la muerte del líder de la oposición, se ha rendido a gobiernos comunistas extranjeros y ha expropiado para el pueblo un montón de cosas que luego ha vendido a sus amigos ricos, cuyos exdirigentes cagan pasta y que han propiciado los mayores escándalos de corrupción de la historia de occidente es necesario para conseguir el equilibrio en el país, el bipartidismo imperfecto y no sé cuántas tonterías más.
Y otros (conservadores) dicen ahora que a los nacionalistas hay que darles un poco de vidilla, que no todo va a ser palo sin zanahoria, que ellos también quieren que España vaya mejor y que en el fondo no son tan malos, sólo un poquillo descocados.
Y mientras, en Chile se atreven a hacer un referéndum para comprobar cuántos chilenos quieren aborto y resulta que el 71% dice que de aborto nada, pese a que su muy feminista y avispada presidenta (que tenía de asesora a una de los dos eminencias del gobierno Zapatero, no recuerdo a cuál) va por la ONU, la NASA y la República Galáctica diciendo que es una demanda de su pueblo.
Y aquí pasa lo mismo: El pueblo está más contento que Ricardito desde que no hay poder legislativo y el ejecutivo está en funciones. Yo propongo que en aras del interés general nos mantengamos así indefinidamente hasta que definitivamente nos invadan los de Boko Harám -que seguro que lo intentharám- para comprobar que, al menos en España, cuanto menos nos gobiernen mejor.
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