No quepo en mí del asombro: Resulta que a Sánchez le da exactamente igual el clamor de la sociedad, los resultados electorales, la opinión de sus líderes autonómicos más destacados, que los de Podemos le estén empezando a dejar solos en los gobiernos que comparten... absolutamente todo le resbala como si estuviera untado en aceite. ¿Y eso por qué? Pues es muy sencillo, más de lo que parece.
Pedro Sánchez quiere ser ex-presidente del gobierno, porque sabe que es lo único que le garantiza una cierta atención mediática permanente y un sueldo para toda la vida. Me lo imagino en el Consejo de Estado diciéndoles a sus contertulios que no es no y diecisiete veces no y que qué parte del no no han entendido sus señorías.
Lo que realmente me preocupa es que nadie quiera resaltar que en la Comunidad Autónoma Vasca los votos constitucionalistas se hayan ido por el retrete, que Ciudadanos no sea ya una opción seria, que Podemos se mantenga aunque ya no se reconozca ninguna línea en sus miembros (y miembras, que luego se me enfadan las feminazis), que en el PP sigan diciendo que la corrupción es cosa del pasado o que en Cataluña sigan alimentando su enajenación mental casi colectiva.
Pero que se autodestruya el partido que ha provocado más disensión y confrontación de la historia de España, el partido de la corrupción y del carnet, el partido de los pactos con los nacionalistas, el de la tibieza con los nacionalistas, el partido del terrorismo de estado y de la traición a cualquier patriotismo en favor siempre de cualquier potencia externa... pues miren, a mí realmente es que me la rasca, con perdón de la expresión.
Pedro Sánchez quiere ser ex-presidente del gobierno, porque sabe que es lo único que le garantiza una cierta atención mediática permanente y un sueldo para toda la vida. Me lo imagino en el Consejo de Estado diciéndoles a sus contertulios que no es no y diecisiete veces no y que qué parte del no no han entendido sus señorías.
Lo que realmente me preocupa es que nadie quiera resaltar que en la Comunidad Autónoma Vasca los votos constitucionalistas se hayan ido por el retrete, que Ciudadanos no sea ya una opción seria, que Podemos se mantenga aunque ya no se reconozca ninguna línea en sus miembros (y miembras, que luego se me enfadan las feminazis), que en el PP sigan diciendo que la corrupción es cosa del pasado o que en Cataluña sigan alimentando su enajenación mental casi colectiva.
Pero que se autodestruya el partido que ha provocado más disensión y confrontación de la historia de España, el partido de la corrupción y del carnet, el partido de los pactos con los nacionalistas, el de la tibieza con los nacionalistas, el partido del terrorismo de estado y de la traición a cualquier patriotismo en favor siempre de cualquier potencia externa... pues miren, a mí realmente es que me la rasca, con perdón de la expresión.
Comentarios
Publicar un comentario