Otra vez compruebo, con disgusto, que la prensa española es más fiel a su línea editorial que a su compromiso de veracidad en la información. El código deontológico de los periodistas acaba donde empieza la cartera de su amo, y así nos ha ido todo este tiempo.
Y es que nadie informó del adoctrinamiento en Cataluña pese a que era vox populi y había denuncias -y sentencias- desde hace muchos años. Y ha tenido que llegar la payasada de los `poco honorables para que grandes cabeceras se hagan eco de lo que denunciaban los hermanos pobres del asunto. ¿Quién pagaba? Calla, calla, malpensado.
Con los papeles del paraíso pasa un poco lo mismo: En algunos diarios más o menos independientes están a todas horas hablando del tema; ni que decir tiene que grandes moralistas como el presidente de Colombia (ese que nos quiere robar los galeones para vendérselos a empresas cazatesoros), la cabalística Madonna (de la que olvidamos un día lo guarrilla que era) o el embajador de la ONU Bono estaban en los papeles. También Trías, ese independentista que hizo lo mismo que el resto de la burguesía catalana: Aprovechar el ruido de los pobres para lucrarse de forma impúdica mientras guardaba el dinero -otra herencia de un abuelo, lástima no ser catalán- en una cuenta de un paraíso fiscal. Hay muchos más, entre ellos el productor Weinstein ese que abusaba de todas las actrices de Hollywood (¿Evilwood?) ante el perplejo y cómplice silencio de toda la industria. Y José María Cano, Shakira y la Reina de Inglaterra. Visca Catalunya y visca Gibraltar. Se ha dicho que Wyoming, Schroeder o el presidente de Canadá también están implicados. Y Fernando Alonso. Y las empresas Apple y Nike. Muy liberales ellos.
Y ahora que han dejado salir de la cárcel a Ignacio González, otro honorable, se descubre que tenía cuatro millones y medio de dólares en metálico allá por Colombia, cuyo presidente mandaba los cuartos al Caribe a blanquear. En ABC por supuesto ni lo mencionan, no vaya la gente a tirar de hemeroteca y se les vean las plumas de gaviota.
¿Y sabéis que va a pasar? Pues nada de nada, porque ya ninguno nos acordamos de los Papeles de Panamá y de quién estaba implicado o no. Tal vez dentro de unos años algún país ponga una multa, se condene a alguien de segunda fila o incluso algún pringado vaya a la cárcel, pero lo cierto es que hace mucho tiempo que el dinero actúa con total impunidad y desvergüenza, y los lobbies de presión siguen decidiendo quién sobrevive y quién no, como si se tratara todo de un Gran Hermano en el que los nominados somos los ignorantes ciudadanos que no sabemos las reglas del concurso.
Bueno, y tal vez eso sea lo que pasa: Cuando los Papeles de Pánama el entonces ministro Arias Cañete participó en un consejo de ministros en el que se firmó la famosa e inconstitucional amnistía fiscal en la que fue exculpada su esposa. ¿Tuvo consecuencias? Por supuesto: Cesó como ministro... y actualmente es el comisario europeo de acción por el clima y la energía ¿Quién cobra 170.000 euros al año en Red Eléctrica Española? Pues el que entonces era Director General de la Guardia Civil, aunque seguro que no tiene nada que ver.
Y seguimos sin sacar el alquitrán y las plumas, que de buenos que somos se van a creer que somos tontos.
Y es que nadie informó del adoctrinamiento en Cataluña pese a que era vox populi y había denuncias -y sentencias- desde hace muchos años. Y ha tenido que llegar la payasada de los `poco honorables para que grandes cabeceras se hagan eco de lo que denunciaban los hermanos pobres del asunto. ¿Quién pagaba? Calla, calla, malpensado.
Con los papeles del paraíso pasa un poco lo mismo: En algunos diarios más o menos independientes están a todas horas hablando del tema; ni que decir tiene que grandes moralistas como el presidente de Colombia (ese que nos quiere robar los galeones para vendérselos a empresas cazatesoros), la cabalística Madonna (de la que olvidamos un día lo guarrilla que era) o el embajador de la ONU Bono estaban en los papeles. También Trías, ese independentista que hizo lo mismo que el resto de la burguesía catalana: Aprovechar el ruido de los pobres para lucrarse de forma impúdica mientras guardaba el dinero -otra herencia de un abuelo, lástima no ser catalán- en una cuenta de un paraíso fiscal. Hay muchos más, entre ellos el productor Weinstein ese que abusaba de todas las actrices de Hollywood (¿Evilwood?) ante el perplejo y cómplice silencio de toda la industria. Y José María Cano, Shakira y la Reina de Inglaterra. Visca Catalunya y visca Gibraltar. Se ha dicho que Wyoming, Schroeder o el presidente de Canadá también están implicados. Y Fernando Alonso. Y las empresas Apple y Nike. Muy liberales ellos.
Y ahora que han dejado salir de la cárcel a Ignacio González, otro honorable, se descubre que tenía cuatro millones y medio de dólares en metálico allá por Colombia, cuyo presidente mandaba los cuartos al Caribe a blanquear. En ABC por supuesto ni lo mencionan, no vaya la gente a tirar de hemeroteca y se les vean las plumas de gaviota.
¿Y sabéis que va a pasar? Pues nada de nada, porque ya ninguno nos acordamos de los Papeles de Panamá y de quién estaba implicado o no. Tal vez dentro de unos años algún país ponga una multa, se condene a alguien de segunda fila o incluso algún pringado vaya a la cárcel, pero lo cierto es que hace mucho tiempo que el dinero actúa con total impunidad y desvergüenza, y los lobbies de presión siguen decidiendo quién sobrevive y quién no, como si se tratara todo de un Gran Hermano en el que los nominados somos los ignorantes ciudadanos que no sabemos las reglas del concurso.
Bueno, y tal vez eso sea lo que pasa: Cuando los Papeles de Pánama el entonces ministro Arias Cañete participó en un consejo de ministros en el que se firmó la famosa e inconstitucional amnistía fiscal en la que fue exculpada su esposa. ¿Tuvo consecuencias? Por supuesto: Cesó como ministro... y actualmente es el comisario europeo de acción por el clima y la energía ¿Quién cobra 170.000 euros al año en Red Eléctrica Española? Pues el que entonces era Director General de la Guardia Civil, aunque seguro que no tiene nada que ver.
Y seguimos sin sacar el alquitrán y las plumas, que de buenos que somos se van a creer que somos tontos.
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