No nos equivoquemos, que las etiquetas no suelen definir muy bien el pensamiento de las personas, pero lo cierto es que llevo prácticamente toda mi vida escuchando como argumento indiscutible "es que eres de derechas" o "eso es de derechas" y otras perlas intelectuales por el estilo. Pues bien, imaginemos que nos compramos un bollo cualquiera y leemos los ingredientes: Dextrina, morfina, cocaína, emulgentes, colorantes, potenciadores del sabor, extracto de chirimoya y canela en polvo. Pude contener trazas de humanos incinerados y de cáscara de tamarindo... y poco más nos dice que el nombre: Pues yo quiero un Tigretón, no todo lo que pone en los ingredientes ¿No?
Bueno, pues aquí pasa un poco lo mismo: Tú vas por la calle y vas etiquetando a la gente por el envoltorio; los tatuajes o ausencia de ellos, los pendientes en la nariz, el corte de pelo, el tipo de calzado, la estrechez o amplitud de sus pantalones, el afeitado... van unidos a prejuicios emitidos por el observador que se para en el envoltorio. Qué sabio fue San Juan Pablo II cuando, en su última visita a España, dijo aquello de que había católicos con rastas y piercings en la nariz, o algo así.
Y luego ya está aquello de la corbata, tratar de ir elegante, el traje, la chaqueta... ¡Puf, un facha... mira, mira, niña, que se está alejando por la calle!
Pero es que últimamente ya la etiqueta va si cumples alguno de estas condiciones:
- Crees en la libertad de la enseñanza y consideras que la enseñanza concertada es una opción que debe ser apoyada por las Administraciones Públicas.
- Crees que no debe existir ningún tipo de discriminación positiva para el acceso a un puesto de trabajo o a la función pública.
- Crees que la homosexualidad no debe ser defendida en la enseñanza.
- Crees que todos los españoles tenemos derecho a escolarizar a nuestros hijos en castellano (o español), que es la lengua oficial de España.
- Crees que España es una nación.
- Crees que hay que proteger las fronteras y que no podemos permitirnos una inmigración indiscriminada.
- Crees que hay excesiva permisividad e incluso complicidad con los separatistas.
- Crees que nuestro Código Penal debe incluir condenas severas con cierto tipo de delitos.
- Crees que el feminismo radical no tiene ningún sentido.
- Crees que las ciudades no tienen que ser necesariamente peatonales.
Y yo, que sí soy de derechas en el sentido estricto del término (soy de pensamiento conservador y creo que la economía tiene que ser lo más liberal posible) empiezo a ver como caminan a mi lado personas que han dejado de comprender por qué demonios no pueden opinar diferente a esa muchedumbre que comulga con una cierta ortodoxia entre marxista y social-demócrata que comparten todos los partidos políticos de España salvo un par de ellos (entre los que, por cierto, hay uno de izquierdas).
Y por eso a veces me quedo atónito cuando escucho a alguien decir que Rosa Díez es de derechas, que Ortega Lara es un facha o que lo que están diciendo Rivera y Casado "los acerca a la extrema derecha de VOX". ¿A la extrema derecha de VOX? ¡Ay, mi madre...! ¿Y qué han dicho los gemelos para ser tan de derechas? Pues que hay que defender a la Guardia Civil frente a los que les han agredido, perseguido, señalado y asesinado durante décadas.
Es que hay que ser facha, la verdad.
Bueno, pues aquí pasa un poco lo mismo: Tú vas por la calle y vas etiquetando a la gente por el envoltorio; los tatuajes o ausencia de ellos, los pendientes en la nariz, el corte de pelo, el tipo de calzado, la estrechez o amplitud de sus pantalones, el afeitado... van unidos a prejuicios emitidos por el observador que se para en el envoltorio. Qué sabio fue San Juan Pablo II cuando, en su última visita a España, dijo aquello de que había católicos con rastas y piercings en la nariz, o algo así.
Y luego ya está aquello de la corbata, tratar de ir elegante, el traje, la chaqueta... ¡Puf, un facha... mira, mira, niña, que se está alejando por la calle!
Pero es que últimamente ya la etiqueta va si cumples alguno de estas condiciones:
- Crees en la libertad de la enseñanza y consideras que la enseñanza concertada es una opción que debe ser apoyada por las Administraciones Públicas.
- Crees que no debe existir ningún tipo de discriminación positiva para el acceso a un puesto de trabajo o a la función pública.
- Crees que la homosexualidad no debe ser defendida en la enseñanza.
- Crees que todos los españoles tenemos derecho a escolarizar a nuestros hijos en castellano (o español), que es la lengua oficial de España.
- Crees que España es una nación.
- Crees que hay que proteger las fronteras y que no podemos permitirnos una inmigración indiscriminada.
- Crees que hay excesiva permisividad e incluso complicidad con los separatistas.
- Crees que nuestro Código Penal debe incluir condenas severas con cierto tipo de delitos.
- Crees que el feminismo radical no tiene ningún sentido.
- Crees que las ciudades no tienen que ser necesariamente peatonales.
Y yo, que sí soy de derechas en el sentido estricto del término (soy de pensamiento conservador y creo que la economía tiene que ser lo más liberal posible) empiezo a ver como caminan a mi lado personas que han dejado de comprender por qué demonios no pueden opinar diferente a esa muchedumbre que comulga con una cierta ortodoxia entre marxista y social-demócrata que comparten todos los partidos políticos de España salvo un par de ellos (entre los que, por cierto, hay uno de izquierdas).
Y por eso a veces me quedo atónito cuando escucho a alguien decir que Rosa Díez es de derechas, que Ortega Lara es un facha o que lo que están diciendo Rivera y Casado "los acerca a la extrema derecha de VOX". ¿A la extrema derecha de VOX? ¡Ay, mi madre...! ¿Y qué han dicho los gemelos para ser tan de derechas? Pues que hay que defender a la Guardia Civil frente a los que les han agredido, perseguido, señalado y asesinado durante décadas.
Es que hay que ser facha, la verdad.
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