No recuerdo cuántas veces he escrito acerca del problema de la natalidad en España y de cómo no habido ningún gobierno que quiera poner freno al invierno demográfico que se avecina, pero por muchas palabras que uno escriba sigue habiendo muchos que no entienden el problema: Hacen falta más niños.
Escuelas que cierran o se mantienen casi vacías, mal dimensionamiento de las estructuras educativas, impuestos confiscatorios para los que no hay rebaja ni escapatoria posible... ¿Cuáles son las causas del problema? Pues bien: Ya lo he escrito y hablado en muchos foros, pero el problema es que llevamos cuarenta años riéndonos de las familias numerosas y considerando que es cosa de fachitas o de gente "del Opus". No hay una serie con familias numerosas (como no la hay con creyentes, a no ser que sea para ridiculizarlos), no hay película en la que se hable bien de la paternidad, no hay una sola opción política que haya hecho una apuesta firme por subir la natalidad, aún a sabiendas de que sin una tasa de reposición que sobrepase los 2,1 hijos por pareja la población caerá. Los defensores de que el mundo está superpoblado actúan como el Tanos de los Vengadores, fomentando una eugenesia suicida en la que el matar a un niño en el vientre de su madre es un derecho pero tenerlo es una carga. ¿Queremos así que crezca la natalidad? ¿Somos retrasados mentales?
Pero la causa del problema no es ese; independientemente que los defensores del nuevo orden mundial quieran desnaturalizar a la población y sustituirla por inmigrantes hambrientos y dispuestos a trabajar sin apenas derechos sociales y pese al empeño de los que les ayudan de dejar los estándares formativos a la altura de lo que está debajo del betún para así disponer de una masa acrítica de trabajadores, el problema es el estado socialdemócrata que tenemos la gran mayoría de los países europeos.
Sí, estamos tan absolutamente convencidos de que tenemos que pagar por ganar, por ahorrar, por gastar, por vender, por comprar, por morir, por transmitir algo que es nuestro y sólo nuestro o por dejar nuestras posesiones en herencia a nuestros hijos, que no discutimos cuando nos sablean la mitad de lo que ganamos, y asentimos sin rechistar cuando nos recortan sueldos o servicios porque el dinero no llega.
En España sobran políticos caraduras que dicen ser liberales y viven permanentemente de lo público, políticos que dicen ser socialistas y hacen todo lo posible por pagar menos impuestos que los que menos tienen, personas de todo tipo sin escrúpulos capaces de hacer trampas para acceder a ayudas destinadas a los que pasan apuros y una legión de ciudadanos que se dicen honestos defraudando hasta el último céntimo que pueden.
Y como muchos apenas pueden mantenerse a sí mismos, pues resulta que no nacen niños, y no van a nacer por más que el ayuntamiento de Fene les de 300 euros.
Escuelas que cierran o se mantienen casi vacías, mal dimensionamiento de las estructuras educativas, impuestos confiscatorios para los que no hay rebaja ni escapatoria posible... ¿Cuáles son las causas del problema? Pues bien: Ya lo he escrito y hablado en muchos foros, pero el problema es que llevamos cuarenta años riéndonos de las familias numerosas y considerando que es cosa de fachitas o de gente "del Opus". No hay una serie con familias numerosas (como no la hay con creyentes, a no ser que sea para ridiculizarlos), no hay película en la que se hable bien de la paternidad, no hay una sola opción política que haya hecho una apuesta firme por subir la natalidad, aún a sabiendas de que sin una tasa de reposición que sobrepase los 2,1 hijos por pareja la población caerá. Los defensores de que el mundo está superpoblado actúan como el Tanos de los Vengadores, fomentando una eugenesia suicida en la que el matar a un niño en el vientre de su madre es un derecho pero tenerlo es una carga. ¿Queremos así que crezca la natalidad? ¿Somos retrasados mentales?
Pero la causa del problema no es ese; independientemente que los defensores del nuevo orden mundial quieran desnaturalizar a la población y sustituirla por inmigrantes hambrientos y dispuestos a trabajar sin apenas derechos sociales y pese al empeño de los que les ayudan de dejar los estándares formativos a la altura de lo que está debajo del betún para así disponer de una masa acrítica de trabajadores, el problema es el estado socialdemócrata que tenemos la gran mayoría de los países europeos.
Sí, estamos tan absolutamente convencidos de que tenemos que pagar por ganar, por ahorrar, por gastar, por vender, por comprar, por morir, por transmitir algo que es nuestro y sólo nuestro o por dejar nuestras posesiones en herencia a nuestros hijos, que no discutimos cuando nos sablean la mitad de lo que ganamos, y asentimos sin rechistar cuando nos recortan sueldos o servicios porque el dinero no llega.
En España sobran políticos caraduras que dicen ser liberales y viven permanentemente de lo público, políticos que dicen ser socialistas y hacen todo lo posible por pagar menos impuestos que los que menos tienen, personas de todo tipo sin escrúpulos capaces de hacer trampas para acceder a ayudas destinadas a los que pasan apuros y una legión de ciudadanos que se dicen honestos defraudando hasta el último céntimo que pueden.
Y como muchos apenas pueden mantenerse a sí mismos, pues resulta que no nacen niños, y no van a nacer por más que el ayuntamiento de Fene les de 300 euros.
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