Entre la pena y la rabia, sí: Así me siento cuando día tras día la escasa prensa que trata de parecer algo objetiva anuncia los datos de población de Ferrol como si fueran las estadísticas de un partido de fútbol. Fulano ha hecho tantos pases, mengano ha cortado tres balones al área, el portero apenas ha intervenido, Ferrol ha vuelto a perder 700 habitantes...
¿Tan poco nos importa comprobar cómo la ciudad va envejeciendo hasta el punto de que nuestros ancianos mueren sin que nadie esté allí para sujetar su mano en el último momento? ¿Tan miserables nos hemos vuelto? ¿Somos tan malnacidos y egoístas que somos incapaces de conmovernos ante la escalofriante realidad que nos lleva a uña de caballo hacia la población de un pueblo?
El otro día me encontré en Twitter un comentario de una diputada regional de VOX en Madrid en el que se enlazaba a un artículo que explicaba que Beatriz Sestayo, hace ya unos años, tachó de machista, homófoba y facha la propuesta de ley del PP para impulsar de la natalidad. Lo compartí incluyendo la dirección de la gerente del suelo industrial de Galicia (por 100.000 euros al año) y siempre polémica presidenta del PSOE local; de Ferrol por supuesto.
Su primera respuesta fue que era mentira, y luego añadió que el periodista era no se qué. Yo le pregunté si lo desmentía, y disertó acerca de los fachas; volví a preguntarle si pensaba que en Galicia y Ferrol había un problema de natalidad y si había dicho que el modelo de familia tradicional (como el suyo, vamos) era de fachas, y me contestó que ella había ejercido de fiscal y nunca había sometido a nadie a un tercer grado tan duro como ese. Ni que decir tiene que no me contestó, y no creo que haga falta que os cuente que al rato la dirección genérica de la agrupación local que preside y creo que dos de sus miembros disertaron acerca del fascismo y del derecho al aborto.
Ya vivimos una distopía, ya no hace falta ir al cine para que los ecos de Eleanor Rigby o de The Sound of silence formen parte de nuestro día a día. La corte de jaleadores de la izquierda sigue alertando del retroceso del gallego desde que se gastan millones de euros en imponerlo, del incremento de los asesinatos de mujeres desde que legislaron que el varón era culpable hasta que demuestre lo contrario, de un varón que por otra parte ellos mismos defienden que sólo lo es si él lo decide (la gran paradoja de su mentira: El sexo no existe, pero el varón es un asesino).
En una España con 100.000 abortos al año de los que apenas el 3% son por violaciones y en el que se descartan a los niños que pueden tener defectos mientras se hacen campañas diciendo que esos mismos defectos son "diversidades funcionales" que no deben suponer discriminación alguna hasta el punto de que han llegado a defender que un ciego sea cirujano... mientras los ancianos siguen muriendo solos en todas las ciudades de lo que se resiste a dejar de ser una gran nación mientras apolíneos africanos son trasladados a un país con tres millones de parados y del que ellos dicen que estamos en emergencia social... tales vendedores tienen once millones de compradores que jalean contra el fuego si donde se produce gobierna la derecha y callan con impudicia cuando son comunidades gobernadas por la izquierda.
Y mientras tanto la prensa sigue comentando las redondeces de una presidenta de comunidad autónoma o las molestias físicas de niñatos maleducados que cobran hasta el punto de no saber qué hacer con su dinero por el heroico hecho de tener unas ciertas habilidades deportivas.
Y por eso no paro, ni lo haré: En Ferrol comienzan unas fiestas que pueden suponer un pequeño impulso a nuestro amor propio, pero ellos no pueden evitarlo y meten el punto violeta, la normalización lingüística y deciden que esos mismos adolescentes que se tajan como monos todos los sábados en el "cenicero" del Cantón no van a beber porque la policía los va a controlar, porque ya han decidido que ese es el problema de las fiestas.
Y lo voy a volver a decir: Si seguimos así, VOX va a dejar de estar a la derecha del todo, o como ha dicho algún ilustrado mentecato del PP que quiere que en las comunidades autónomas donde no ganan, Ciudadanos y VOX le presten sus votos: Los que están a la derecha de la izquierda.
Y ahora dicen que en noviembre hay elecciones, y digo yo: ¿Y qué importa que las haya, si se sigue votando a un personaje que se dedica a posar como JFK desde hace un año sin haber logrado nunca ser investido salvo cuando todos los extremistas del país se unieron para echar a un atónito Rajoy con la total aquiescencia de un Rivera ensoberbecido por los aduladores que creyeron que era el nuevo Adolfo Suárez?
¿Tan poco nos importa comprobar cómo la ciudad va envejeciendo hasta el punto de que nuestros ancianos mueren sin que nadie esté allí para sujetar su mano en el último momento? ¿Tan miserables nos hemos vuelto? ¿Somos tan malnacidos y egoístas que somos incapaces de conmovernos ante la escalofriante realidad que nos lleva a uña de caballo hacia la población de un pueblo?
El otro día me encontré en Twitter un comentario de una diputada regional de VOX en Madrid en el que se enlazaba a un artículo que explicaba que Beatriz Sestayo, hace ya unos años, tachó de machista, homófoba y facha la propuesta de ley del PP para impulsar de la natalidad. Lo compartí incluyendo la dirección de la gerente del suelo industrial de Galicia (por 100.000 euros al año) y siempre polémica presidenta del PSOE local; de Ferrol por supuesto.
Su primera respuesta fue que era mentira, y luego añadió que el periodista era no se qué. Yo le pregunté si lo desmentía, y disertó acerca de los fachas; volví a preguntarle si pensaba que en Galicia y Ferrol había un problema de natalidad y si había dicho que el modelo de familia tradicional (como el suyo, vamos) era de fachas, y me contestó que ella había ejercido de fiscal y nunca había sometido a nadie a un tercer grado tan duro como ese. Ni que decir tiene que no me contestó, y no creo que haga falta que os cuente que al rato la dirección genérica de la agrupación local que preside y creo que dos de sus miembros disertaron acerca del fascismo y del derecho al aborto.
Ya vivimos una distopía, ya no hace falta ir al cine para que los ecos de Eleanor Rigby o de The Sound of silence formen parte de nuestro día a día. La corte de jaleadores de la izquierda sigue alertando del retroceso del gallego desde que se gastan millones de euros en imponerlo, del incremento de los asesinatos de mujeres desde que legislaron que el varón era culpable hasta que demuestre lo contrario, de un varón que por otra parte ellos mismos defienden que sólo lo es si él lo decide (la gran paradoja de su mentira: El sexo no existe, pero el varón es un asesino).
En una España con 100.000 abortos al año de los que apenas el 3% son por violaciones y en el que se descartan a los niños que pueden tener defectos mientras se hacen campañas diciendo que esos mismos defectos son "diversidades funcionales" que no deben suponer discriminación alguna hasta el punto de que han llegado a defender que un ciego sea cirujano... mientras los ancianos siguen muriendo solos en todas las ciudades de lo que se resiste a dejar de ser una gran nación mientras apolíneos africanos son trasladados a un país con tres millones de parados y del que ellos dicen que estamos en emergencia social... tales vendedores tienen once millones de compradores que jalean contra el fuego si donde se produce gobierna la derecha y callan con impudicia cuando son comunidades gobernadas por la izquierda.
Y mientras tanto la prensa sigue comentando las redondeces de una presidenta de comunidad autónoma o las molestias físicas de niñatos maleducados que cobran hasta el punto de no saber qué hacer con su dinero por el heroico hecho de tener unas ciertas habilidades deportivas.
Y por eso no paro, ni lo haré: En Ferrol comienzan unas fiestas que pueden suponer un pequeño impulso a nuestro amor propio, pero ellos no pueden evitarlo y meten el punto violeta, la normalización lingüística y deciden que esos mismos adolescentes que se tajan como monos todos los sábados en el "cenicero" del Cantón no van a beber porque la policía los va a controlar, porque ya han decidido que ese es el problema de las fiestas.
Y lo voy a volver a decir: Si seguimos así, VOX va a dejar de estar a la derecha del todo, o como ha dicho algún ilustrado mentecato del PP que quiere que en las comunidades autónomas donde no ganan, Ciudadanos y VOX le presten sus votos: Los que están a la derecha de la izquierda.
Y ahora dicen que en noviembre hay elecciones, y digo yo: ¿Y qué importa que las haya, si se sigue votando a un personaje que se dedica a posar como JFK desde hace un año sin haber logrado nunca ser investido salvo cuando todos los extremistas del país se unieron para echar a un atónito Rajoy con la total aquiescencia de un Rivera ensoberbecido por los aduladores que creyeron que era el nuevo Adolfo Suárez?
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