Lo bueno y malo de escribir en un blog es que, al no tener la inmediatez de las redes sociales, las opiniones son más personales, más trabajadas y normalmente no tan efímeras. En este momento en que mis circunstancias me permiten tomarme mucho más tiempo para mí, he releído varias de mis entradas; como dicen los anticuados, algunas son descacharrantes. Porque yo no podía imaginar hace dos años lo que iba a pasar en Cataluña, ni hace cuatro meses que Sánchez iba a ser presidente del gobierno... y en esas estamos todos los que escribimos de política, agarrándonos a evanescentes declaraciones, a encuestas infalibles que siempre fallan, a sesudos análisis que dicen una cosa y la contraria dependiendo de las simpatías o de las ideas del genio que las ha escrito y a otras zarandajas que en poco arreglan la vida de aquellos pacientes lectores que nos siguen. Pero no creo que el diálogo entro los que escribimos y los que nos leen sea inútil, sino todo lo contrario. Yo llevo años opinand...
Llega un momento en la vida en que empiezas a creer que la palabra es importante. Estas son mis armas para luchar por y para tratar de mejorar el mundo.