Al final tenía que pasar; comentaba con un apreciado compañero lo de mis blogs, lo de mis poemas, lo de mi necesidad de perpetuar mi pensamiento para el futuro y esas cosas que nos preocupan a los que escribimos. Sus palabras cayeron como un mazazo: - ¿Por qué eres tan soberbio? Han pasado unos días de aquello, y el insistente eco de sus palabras en una noche de estrellas y de humedad aun no me abandona. Sigo pensando que nunca fue mi intención auto-proclamarme gurú de ningún grupo ni idea, para al final he de acabar aceptando que participo como todos del pecado primigenio que ha originado todos los demás: "Comed del fruto del árbol prohibido y seréis como Dios", y en eso seguimos, por lo que se ve... Menudo puyazo, y eso que el hombre parecía majo, se confesó poeta y me consta que es músico. ¿Es la soberbia el centro desde el que crecen el resto de los pecados? Desde ese momento no puedo dejar de pensar que a veces no sabemos explicar las cosas y que por eso ...
Llega un momento en la vida en que empiezas a creer que la palabra es importante. Estas son mis armas para luchar por y para tratar de mejorar el mundo.